El dictamen pierde estado parlamentario en menos de 10 días. Se impone reforzar la movilización
La Cámara de Diputados protagonizó un nuevo bochorno con el bloqueo al tratamiento de la reforma de la ley nacional de educación sexual. El mismo día de la sesión especial, en que los medios empezaron a recoger la posibilidad de que se discuta en Diputados, se instaló en el Congreso un impresionante lobby clerical para impedirlo. El tema llegó a ser sometido a consideración bajo la enorme repercusión del reclamo por #ESIYA en redes sociales, luego de que Romina Del Plá denunciara el acuerdo entre Cambiemos y el Frente de Todos para excluirlo del temario, buscando que pierda estado parlamentario.
La inclusión sobre tablas requería de 3/4 de los votos emitidos –y luego para su aprobación hubiera bastado con una mayoría simple por contar con dictamen de comisión. Tras muchas idas y venidas, llegada la noche se produjo la votación que rechazó su tratamiento con votos en contra de todos los bloques políticos (71 votos negativos) y un importante ausentismo de 74 diputados.
El dictamen había sido aprobado en un plenario de comisiones bajo la enorme movilización de la marea verde, y especialmente de la juventud y el movimiento secundario, en septiembre del año pasado, y pierde estado parlamentario este 30 de noviembre –en apenas 10 días. La sesión de este miércoles 20 está anunciada como la última antes del recambio parlamentario, lo que significa que -salvo que se convoque a una sesión especial (que debe ser requerida con la firma de 10 diputados)- para poder modificar la ley actual será necesario volver a empezar de cero todo el trámite parlamentario.
Resulta irónico en este cuadro la propaganda que se ha hecho sobre leyes aprobadas con “perspectiva de género” en la misma sesión donde se impuso de manera fenomenal el lobby de las iglesias contra los derechos de la juventud, las mujeres y las disidencias.
El alcance de las modificaciones
La reforma de la ESI busca remover las trabas a su implementación que se incluyeron en el texto original de la ley como concesión del gobierno de Néstor Kirchner a la Iglesia Católica, que impuso en el artículo 5° la subordinación de su dictado al “ideario institucional” de cada colegio –entregando a ONGs y grupos confesionales la posibilidad de impartir educación sexual bajo conceptos pre-científicos y prejuicios religiosos. La reforma, que está inspirada en numerosos aspectos en el proyecto de la banca del Partido Obrero, no sólo elimina esa figura, sino que incorpora en el mismo articulado que la educación sexual debe ser “laica, científica, respetuosa de la diversidad sexual y de género” (textual), y obligatoria en todos los niveles educativos, de orden público, con contenidos curriculares específicos y transversales.
Con su rechazo no sólo se evidencia el enorme peso del lobby clerical sobre todos los partidos mayoritarios sino que vuelve a ponerse sobre la mesa la imperiosa necesidad de luchar por la separación de la Iglesia del Estado para poder conquistar nuestras reivindicaciones más urgentes.
A reforzar la movilización
Nuestra diputada Romina Del Plá ya comenzó una campaña para reclamar que se convoque a una sesión especial por la reforma de la ESI antes del 30 de noviembre. Pero hasta el momento ningún diputado/a de los que se proclaman “sórores” ha recogido el planteo. Ni Cambiemos ni el Frente de Todos tienen ninguna intención política de avanzar en un terreno que lleva a fuertes choques con la Iglesia que tiene colonizada buena parte del sistema educativo.
En vísperas de una jornada de lucha de Latinoamérica y el Caribe contra todas las formas de violencia hacia la mujer este 25 de noviembre, llamamos a reforzar el reclamo por el derecho una educación sexual laica y científica, libre de prejuicios religiosos -que forma parte de la lucha popular por terminar con todo tipo de opresión, violencia y discriminación en lo que hace a las relaciones entre las personas, entre las que se destaca la propia sexualidad, que es una actividad humana por excelencia. No es casual que quienes han tenido el principal protagonismo en esta lucha sean el movimiento de mujeres y los colectivos de diversidad sexual y de género, quienes de una manera más directa son el receptáculo de la descomposición general de la sociedad capitalista y de sus relaciones sociales basadas en la explotación y la enajenación.
Las posibilidades de que avancemos en esta materia están enteramente en el campo de la movilización popular.
Juliana Cabrera
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