domingo, 3 de noviembre de 2019

Naftazo y remarcaciones, así se preparan los empresarios para el congelamiento de precios



Luego de dos meses de saltos inflacionarios, noviembre se perfila como el mes récord en las remarcaciones de precios. Es que luego de las elecciones los proveedores empezaron a entregar las listas de productos con aumentos de entre el 10 y el 15%. Hasta los Precios Esenciales, que el gobierno de Macri lanzó luego de la devaluación post Paso, registra un promedio de 13% de aumento. A ello se suma el precio de las carnes, ya que por subas desde el mercado de Liniers ya se venden cortes un 18% más caros en las carnicerías. Otro caso de fuerte impacto es la especulación con el precio de las harinas, que podría repercutir en incrementos del 30% en el pan, según los propietarios de panaderías.
A este paquete de aumentos, que impacta de lleno en las familias trabajadoras, se suman otros. Las empresas de telefonía celular Movistar, Claro y Personal anunciaron que los planes sufrirán subas de 20%. Las empresas de medicina prepaga incrementarán sus prestaciones un 4% en noviembre y un 12% en diciembre. Así se preparan los empresarios para sentarse a la mesa del pacto social a negociar un posible congelamiento de precios con el próximo gobierno, siempre partiendo de un cepo a los salarios. Esto cuando, según los datos oficiales del Indec, los sueldos percibieron durante los últimos doce meses una variación del 26,5% contra una inflación del 54,5%, un verdadero mazazo.
Con todo, falta contabilizar en estas remarcaciones la cuestión de los tarifazos, el más explosivo de los problemas luego de la reestructuración de la deuda. Resulta que por haber pateado los aumentos en la tarifa del gas para enero del año que viene, se estima que el sacudón podría superar el 60%. En el caso de la electricidad, la gobernadora Vidal viene de habilitar un tarifazo del 25%, que probablemente sea la antesala de aumentos en el resto de las jurisdicciones. Todo esto, a su vez, está supeditado al precio del dólar (que dependerá de cómo Alberto Fernández remueva el cepo) y al precio de los combustibles, que repercute en los costos de generación de energía.
Los combustibles aumentaron a partir de hoy un 5%. El deshielo del congelamiento del precio de naftas y gasoil, dispuesto por Macri desde mediados de agosto, ya había empezado tempranamente en septiembre con una suba del 4%. Las petroleras, descontentas de todos modos, presionan para que a partir del 14 de noviembre -fecha en que vence la resolución- se concrete un cronograma de naftazos que totalice al menos un 17% más. En ese caso, tendríamos que al cabo de dos años de dispuesta la dolarización del precio de los combustibles el surtidor marcaría un 100% de aumento.
La inviabilidad de este esquema ha mostrado uno de los más rotundos fracasos de la política económica del macrismo. Alberto Fernández, tomando nota de ello, prometió avanzar en una desdolarización ofreciendo a cambio garantías extraordinarias a las petroleras, para lo cual presentaría luego de asumir un proyecto de ley que asegure libertad para girar dividendos y utilidades al exterior, además de otras concesiones.
El pacto social que se encuentra tejiendo Alberto Fernández parte de cristalizar esta enorme confiscación a las masas con un congelamiento de los salarios y la suspensión de las paritarias. Esta hoja de ruta va sumando los avales de la burocracia sindical, no solo de los ‘gordos’ de la CGT sino también de los Yasky y Baradel. El rol de la burocracia es criminal, porque mientras negocian esta entrega la ofensiva patronal sigue su ritmo, con miles de despidos y nuevos cierres de fábrica que ya se cobraron desde marzo de 2018 una pérdida de 250.000 puestos de trabajo registrados.
Contra este pacto social antiobrero, emerge la necesidad de una intervención de los trabajadores hasta derrotar esta confiscación. Que la crisis la paguen los capitalistas.

Iván Hirsch

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