lunes, 11 de noviembre de 2019

Camacho, Mesa, Añez: quién es quién en el escenario golpista de Bolivia



La renuncia de Evo Morales tras los sucesos desatados a partir de los resultados electorales del pasado 20 de octubre ha colocado en la primera plana a una serie de personajes desconocidos para un gran público que ahora sigue la evolución de los acontecimientos.
Entre ellos se encuentra el principal contrincante de Evo en la contienda electoral, Carlos Mesa; el emergente dirigente golpista cruceño Luis Fernando Camacho; y quien asumiría la presidencia de la Nación, la segunda vicepresidenta de Senadores, Jeanine Añez.

El privatista Carlos Mesa

Mesa es quizás de los personajes más conocidos de esta historia, debido a que su actividad política data ya de algunos años.
Le tocó asumir la presidencia de Bolivia en el 2003 cuando el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada se vio obligado a renunciar acorralado por la escalada de protestas y acciones del pueblo boliviano, periodo al que se lo conoce como “la guerra del gas”.
En ese entonces, Mesa acepta integrar la fórmula presidencial junto a Sánchez de Lozada en una Bolivia convulsionada por las reformas privatistas impulsadas por el Banco Mundial y la apertura económica a los capitales extranjeros. El antecedente más inmediato de esta política es la privatización del agua potable municipal de Cochabamba durante el gobierno de Hugo Banzer que llevó al aumento indiscriminado de las tarifas del agua y a fuerte protestas en la zona.
Sánchez de Lozada y Mesa continúan esta política privatista que se acentuó en su gobierno con el intento de dilapidar el principal recurso natural del país, fuente de subsistencia de la economía boliviana, a precios de remate hacia Estados Unidos y México, sin garantizar incluso el abastecimiento del mercado interno. Esto despertó nuevamente la reacción del pueblo boliviano que se fue multiplicando por todo el país. Los hechos conocidos como la “Masacre de Octubre” donde el ejército boliviano disparó contra la población del Alto precipitaron la caída de Sánchez de Lozada. Mesa se aparta del entonces presidente pero sin renunciar al cargo de vicepresidente. Unos días después los mineros irrumpen en el centro de La Paz abastecidos de dinamita y el presidente se ve obligado a renunciar.
Durante su presidencia, bajo la presión de las movilizaciones de masas, intentó salvar el esquema hidrocarburífero boliviano con una ley que en esencia aplicaba un impuesto del 32% a la producción de las empresas extranjeras pero que mantenía el control de la renta en manos del sector privado.
Mesa terminó dimitiendo asediado por una huelga general de la COB y las fuertes movilizaciones del Alto hacia La Paz con el reclamo de la inmediata nacionalización de los hidrocarburos.
El regreso de Mesa al escenario político vino a ofrecer una nueva tentativa de la derecha oligárquica de Bolivia de derrotar al nacionalismo burgués de Evo Morales (que llegó al poder tras ganar las elecciones presidenciales de 2005) y retomar así las riendas del país.

El “macho” Camacho

Oriundo del Departamento de Santa Cruz, y procedente de una familia acomodada, Luis Fernando Camacho ha escalado en popularidad debido a ubicarse dentro del sector más duro e intransigente de la derecha contra el gobierno de Evo Morales. Pese a su oposición al gobierno de Evo, nunca se ha presentado hasta el momento a cargos electivos.
Mientras la oposición a Morales, encabezada por Mesa, denunciaba el fraude en las elecciones y reclamaba la segunda vuelta, Camacho marcaba el rumbo de los futuros acontecimientos exigiendo la renuncia de Evo. Incluso llegó a redactar una carta dirigida al entonces presidente para que este suscribiera su renuncia, la cual a falta de respuesta llevó hasta la Casa de Gobierno en donde colocó el escrito sobre una Biblia con la bandera boliviana de fondo, en una foto que circuló por los medios de todo el mundo.
Apodado el “macho” por sus seguidores debido a su supuesto arrojo en la cruzada contra Morales, el apodo también sirve para manifestar el carácter reaccionario, misógino y conservador del líder golpista. Devoto del catolicismo protagoniza varias de sus apariciones junto a la imagen de la Virgen y son reiteradas las menciones a Dios, y el regreso de los valores religiosos a Bolivia, en sus discursos. Recientemente le dijo a sus seguidores que debían "sacar la agenda como lo hacía Pablo Escobar" para anotar "los nombres de los traicioneros" del pueblo boliviano. De allí que se lo identifique como el “Bolsonaro Boliviano”.
A los 23 años ocupaba la vicepresidencia de la Unión Cívica Cruceñista, un grupo reconocido por ser una fuerza de choque protofascista contra las comunidades indígenas de la zona. Ya más recientemente integró el Comité Cívico Pro Santa Cruz, el cual preside desde febrero de este año, y que consiste en una organización corporativa que ha encabezado la oposición más virulenta contra el gobierno de Evo. También integra la logia de los “Los Caballeros del Oriente”, grupo derechista que defiende la supremacía cruceña y de descendencia europea contra los pueblos originarios.
Los negocios de Camacho se centran en los seguros, el gas y los servicios. El nombre de su familia figura entre los propietarios de sociedades “off shore” que salieron a la luz con el escándalo de los Panamá Papers.
A Camacho se lo vincula con el accionar del fugitivo Branko Marinkovic, implicado en acusaciones de sedición y separatismo de los departamentos que integran la Media Luna Oriental de Bolivia (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), donde se concentran los sectores más pudientes del país y el fuerte de la reacción golpista.

Jeanine Áñez

Tras la dimisión de Evo Morales, y las consecutivas renuncias del vicepresidente Álvaro García, la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, del senador Rubén Medinaceli y del presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, Jeanine Áñez, vicepresidenta segunda del Senado (Unidad Demócrata) plantea estar dispuesta a asumir provisoriamente la presidencia.
Se coloca, en tal sentido, como una pieza del operativo golpista. Advierte que su principal tarea será conformar un gobierno de transición, en la línea del reclamo de Camacho, que planteó un gobierno de esas características con la participación de las Fuerzas Armadas y policiales.

Marcelo Mache

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