martes, 5 de noviembre de 2019

Carlos Slim, el magnate explotador con acceso exclusivo a Alberto Fernández



En su visita a México, el presidente electo de Argentina se reunió con el hombre más rico del mundo y alguno de sus “colegas”. El dueño de Claro y accionista de YPF huele nuevos negocios desde el 10 de diciembre.

En su gira por el gigante latinoamericano, el presidente electo de Argentina Alberto Fernández se reservó un buen espacio para reunirse, primero en soledad y luego en una cena lujosa con otros empresarios mexicanos, con Carlos Slim. Se trata del hombre a quien muchos sindican como el más rico del mundo.
El argumento de Fernández para mantener junto a su comitiva un encuentro exclusivo con Slim y una decena de afortunados “colegas”, es demostrarles que Argentina es tierra más que fértil para que hagan (y en muchos casos sigan haciendo) sus negocios. Vale recordar, entonces, quién es Carlos Slim y qué podría esperarse de él teniendo en cuenta su prontuario.

Un emprendedor, diría Macri

Slim nació en 1940 en Ciudad de México. Su historia oficial (la que él decidió contarle al mundo) dice que a los doce años y gracias a un regalo de su padre (comerciante) compró acciones del Banco Nacional de México y ahí empezó a tener sus propios “ahorros”.
En 1966, con 26 años y tras estudiar ingeniería civil, fundó la Inmobiliaria Carso que poco después convertiría en Grupo Carso (nombre armado con las primeras sílabas de su nombre y el de su esposa Soumaya), del que forman parte el Grupo Condumex, Carso Infraestructura y Construcción y Carso Energy.
En 1990, con el proceso privatizador encarado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, Slim se asoció con la estadounidense SBC y la francesa France Telecom para quedarse con la compañía Telmex (Teléfonos de México). Esa adquisición le hizo dar un salto exponencial en su carrera empresarial transformándose en un magnate de uno de los sectores estratégicos de la economía a nivel mundial.
Luego creó América Móvil (Telcel), la empresa de telefonía celular móvil, fija, internet y televisión paga que con el correr de los años se extendió por casi todo el continente y también en varios países de Europa. Obviamente, Telcel es líder en telefonía móvil en México.
Otro de los rubros en los que Slim supo hacer fortunas es en el del comercio, especialmente a través del Grupo Sanborns que maneja una red de tiendas como Sears, restaurantes y cafeterías, negocios de música como MixUp, tecnológicos como iShop, boutiques como Dax y Saks Fifth Avenue, entre otros.
Además controla las compañías Inbursa, Ideal, Frisco, Telekom Austria, el museo Soumaya (el nombre de su esposa) y por si fuera poco tiene el 16.8 % de las acciones de The New York Times.
Según las revistas que ranquean a las personas más ricas del mundo, Slim llegó a la cima de esos charts anuales en tres oportunidades. En el caso del ranking de Forbes, se mantuvo entre los diez primeros puestos por más de una década. Según cálculos de varios analistas, su fortuna actual se calcula entre U$S 61.000 y U$S 70.000 millones.

Un superexplotador

Como relató un trabajador en este diario, en las tiendas Sanborn’s de México “la explotación de Slim es descarada. Sólo recibes el salario mínimo, que está muy por debajo del costo de los alimentos básicos para que un trabajador pueda subsistir. La empresa se excusa con que tu vida se puede resolver con las comisiones o propinas (…) Pero en Sanborn’s los trabajadores no duran más de cuatro meses laborando, debido a las raquíticas quincenas que reciben”.
En el caso de Telmex, desde que Slim la compró en los 90 sus trabajadoras y trabajadores sufren fuertes ataques en derechos y condiciones laborales. Manteniendo bajos salarios, perdiendo prestaciones y siendo contratados por filiales, la empresa garantiza bajos costos y altas ganancias a costa de la calidad de vida de quienes la mantienen.
Valer recordar que en junio pasado, el propio presidente mexicano López Obrador, casi en un acto de súplica, le pidió a Slim que por favor “no cierre” la mina San Francisco del Oro (propiedad del Grupo Carso, porque “están dejando sin trabajo a la gente”. El mandatario le hizo “un llamado respetuoso y afectuoso” al multimillonario “para que no la cierren” y “siga habiendo empleo en toda esa región”. Por el momento Slim no cerró la mina, pero ya despidió a casi un centenar de obreros con el aval del gobierno mexicano.
Estos pocos ejemplos pintan de cuerpo entero al magnate con el que Alberto Fernández se encontró este lunes y a quien le propuso confiar en Argentina para “invertir” y hace nuevos negocios.

Con “inversores” así…

En Argentina Carlos Slim hace años que ya tiene muchos intereses. Tal vez alcance con decir que quienes tienen un celular Claro cada vez que pagan su factura o cargan una tarjeta le estás haciendo crecer su fortuna un poco más.
El magnate mexicano se hizo de la empresa de telefonía móvil en 2003, durante el gobierno de Néstor Kirchner, cuando con Alberto Fernández como jefe de Gabinete se habilitó su llegada al país para adquirir, con muchas facilidades, la entonces Compañía de Teléfonos del Interior (CTI). Desde entonces Slim opera en Argentina una de las empresas que oligopolizan el muy rentable negocio de los celulares, con tarifas abusivas y manejando a gusto y sin control los “planes” de un universo cautivo de usuarios.
Hay que destacar que existe una puja histórica entre Slim y el Grupo Clarín. El emporio de Héctor Magnetto, gracias a los favores de Mauricio Macri, logró la fusión de Telecom y Cablevisión y, con ella, se transformó en el mayor competidor de Telefónica en la oferta de telefonía fija, telefonía móvil, televisión paga e Internet. Claro hace años que quiere meterse en ese negocio múltiple per aún no logra obtener los permisos.
¿Habrán hablado en su reunión Fernández y Slim sobre esa posibilidad? ¿Se animará el nuevo presidente, que ya le prometió a Magnetto cerrar “la grieta”, a permitir que el mexicano avance más casilleros en el rubro?
Pero los intereses de Slim en Argentina son más amplios aún. En 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el magnate compró el 8,2 % de las acciones de YPF. Dos años después, mientras el kirchnerismo cerraba un acuerdo secreto con la petrolera yanqui Chevron para la explotación de Vaca Muerta, el mexicano redujo su participación accionaria en la empresa argentina al 5,6 %.
Aún con una participación minoritaria en la empresa, Slim obtiene muy buenos dividendos, a través de YPF, de la explotación de recursos naturales argentinos mientras enormes franjas de la población se encuentran sumergidas en la pobreza y deben pagar tarifas exorbitantes por un combustible que se extrae de debajo de sus propios pies.
Según algunos analistas, la charla entre Fernández y Slim podría estar centrada en las posibilidades de ampliar los negocios por parte del mexicano en este rubro estratégico. ¿Qué le ofrecerá el presidente electo? ¿Qué pedirá a cambio el dueño de parte de las riquezas de los mexicanos, de los latinoamericanos y de varios habitantes más del planeta?
En su conferencia de prensa, después de reunirse con López Obrador y antes de hacerlo con Slim, Fernández dijo que “la Argentina es un país que ofrece muchas posibilidades, porque es un país que está en una situación económica compleja y necesita inversiones para explotar sus riquezas”. E insistió en que el objetivo de su gobierno será “darle tranquilidad y garantías al que invierte de que puede invertir con confianza”.
El prontuario de Slim habla por sí solo. Con inversores así…

Daniel Satur
@saturnetroc
Lunes 4 de noviembre | 23:30

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