martes, 12 de noviembre de 2019

La resistencia en El Alto y el exilio de Evo Morales



Este lunes las FF.AA. anunciaron que se sumaban a patrullar con la Policía en los lugares donde se resiste el golpe. Por la noche, el presidente derrocado viajó hacia México, donde recibió asilo por parte del Gobierno.

En la noche de este lunes Evo Morales partió hacia México. El presidente boliviano, derrocado este domingo por un golpe de la derecha y la Policía -avalado por las FF.AA.- había solicitado asilo en ese país. Este le fue concedido por el gobierno de López Obrador.
Sin embargo, la partida se da en el momento en que se empieza a desarrollar una dura resistencia popular contra el golpe -que también recibió el aval de Donald Trump-. Una resistencia que este lunes se pudo ver claramente en la región de El Alto, muy cercana a La Paz.
Allí sectores de trabajadores y el pueblo pobre se movilizaron contra el levantamiento de la derecha al tiempo que enfrentan una dura represión, que se cobró heridos por armas de fuego y muertos.
Ante esa resistencia, en horas de la tarde el Jefe de las FF. AA. anunció que éstas realizarían operaciones conjuntas con la Policía en los lugares donde se estaban produciendo las manifestaciones. Es decir, se anunció un endurecimiento de los operativos represivos en la región de El Alto.
La decisión de Evo Morales de viajar en este momento implica, objetivamente, debilitar esa resistencia al golpe. La brutal ofensiva de la derecha -que no se detuvo en ningún momento en las últimas semanas- solo puede ser derrotada con la movilización en las calles y la organización activa de la clase trabajadora y los sectores populares. Esa perspectiva es la que se debilita con la salida de Morales hacia México. Este lunes, en uno de los tuits que publicó en su cuenta, el mandatario derrocado planteó “no podemos enfrentarnos entre hermanos bolivianos. Hago un llamado urgente a resolver cualquier diferencia con el diálogo y la concertación”.
Esta decisión y este discurso son continuidad de una política que se vino desplegando desde el golpe. Evo Morales optó por intentar un diálogo con los golpistas, en lugar de apostar a la más amplia movilización de la clase trabajadora, los campesinos y los pueblos indígenas.
Contrariamente a esto, la derecha desarrolló una brutal ofensiva desde el pasado 20/10, apostando desde la semana pasada al derrocamiento presidencial, impulsando un brutal revanchismo social contra los sectores obreros, campesinos e indígenas.
Esta política de Evo Morales es parte de una orientación más estructural que se desarrolló durante los años de gobierno del MAS. Morales llegó al poder en 2006, expresando el enorme rechazo social a las políticas neoliberales implementadas en Bolivia. Sin embargo, una vez en el poder del Estado desplegó una fuerte cooptación y estatización de las organizaciones de masas. Eso debilitó su capacidad de resistencia y las desarmó ante los eventuales ataques de la derecha. Una derecha que mantuvo su poder económico, político y social, en función de los acuerdos celebrados con el gobierno de Evo Morales en 2008, a instancias de todos los gobiernos “progresistas” sudamericanos.
Como señaló Javo Ferreira en La Izquierda Diario de Bolivia: “Durante estos años Evo Morales y el MAS han desplegado una política de cooptación de las organizaciones obreras y campesinas, y sobre la base de la corrupción de las capas dirigentes, estableció un férreo control político del movimiento obrero y campesino. La burocracia sindical se transformó en la policía política al interior de los sindicatos colaborando en la persecución y judicialización de los sindicatos independientes. La crisis política actual encuentra a los trabajadores con sus organizaciones completamente estatizadas, sin capacidad de acción y de organización independiente”.
Desde las organizaciones que impulsamos la Red Internacional La Izquierda Diario, seguiremos apoyando toda resistencia de los trabajadores y el pueblo boliviano para enfrentar al golpe.

Redacción La Izquierda Diario
Martes 12 de noviembre | 02:03

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