miércoles, 5 de julio de 2017

De la ocupación de AGR a Pepsico



El cierre de Pepsico dejó 690 familias en la calle y una asamblea de trabajadores resolvió ocupar la planta como centro de la lucha por la continuidad de la empresa en Florida. Un recurso de crisis de la patronal fue rechazado porque se trata de una relocalización hacia su planta de Mar del Plata, con nueva tecnología y planes de precarización, flexibilización laboral y desarticulación de la organización fabril antiburocrática.
Varios meses pasaron desde el 16 de enero, en que los obreros gráficos de AGR Clarín ocuparon la planta cerrada por el poderoso monopolio con fines similares a los de la patronal de Pepsico, una ocupación que duró 80 días hasta el desalojo por parte de un enorme operativo policial.
Es claro que en la memoria de la clase obrera no cayó en saco roto la experiencia de los gráficos. Son dos experiencias conectadas, porque no se trata de cierres por quiebra, lo que por supuesto también justifica la ocupación de fábrica, sino de cierres con indemnización para los trabajadores, quienes deben decidir una lucha desde otro escalón de conciencia. Y así lo ha hecho todo un sector de trabajadores de Pepsico, como antes lo hicieron los gráficos de AGR. En ambos casos, la burocracia de los sindicatos, una kirchnerista y la otra pejotista clásica, se han opuesto a la ocupación con matices, y aíslan la lucha de la acción del gremio en su conjunto.

Despidos masivos

Ambos cierres son apenas botones de muestra de un proceso muy vasto de liquidación de activos, cierre de líneas de producción, achicamiento de planteles y flexibilización laboral con el objetivo de desconocer convenios, precarizar mano de obra y bajar salarios incluso de manera nominal. Con la industria al 40% de capacidad ociosa y ante un panorama de extensión de la recesión económica, las patronales iniciaron el año con planes de despidos masivos que han sido motivo de intentos de luchas elementales de la clase obrera sistemáticamente frenadas y desarticuladas por la burocracia sindical.
Fue el caso de miles de despidos en la Patagonia, desde Neuquén hasta Tierra del Fuego, donde se produjeron bloqueos de pozos por parte de los despedidos, movimiento que fue enfrentado incluso por patotas de la burocracia de Pereyra y otras. También en la UOM: recordemos que los despidos masivos en Tierra del Fuego y Banghó se conocieron en simultáneo a la ocupación de AGR-Clarín y hubo presión obrera para ocupar esa planta, algo que la UOM diluyó mediante movilizaciones que se fueron apagando.
En Ingredion, los trabajadores organizados en el sindicato de empresa de refinerías de maíz, fueron a la huelga contra 200 despidos durante 35 días, al cabo de los cuales lograron reincorporar un pequeño núcleo de 13 compañeros en las dos plantas de Baradero y Chacabuco. Pero se trató de una huelga que conmovió a todo el movimiento obrero y la población de Baradero hasta hace pocos días. El viernes 30/6 se produjo una movilización, en esa localidad, de la Mesa de Unidad Sindical por los despidos masivos en Atucha de obreros de la construcción. Antes cerraron dos plantas de Atanor.
En Zárate, el Concejo Deliberante ha decretado la “emergencia laboral” por el nivel de despidos, lo cual es meramente declarativo, porque el Estado no obliga a ninguna patronal a garantizar la continuidad laboral. Al contrario, el Ministerio de Trabajo no existe en estos conflictos, es una oficina de aplicación del despotismo patronal. Hasta allí se había movilizado la CGT regional con ese reclamo, una política para evitar luchas decisivas como son las ocupaciones de fábrica. De hecho, en estos días se anuncia el cierre de dos nuevas químicas en esa localidad: Dak Americas y Lanxes.
En estos días, ha cerrado la fábrica del caucho Hutchinson y en la localidad de Las Flores, provincia de Buenos Aires, cerró su planta Gotelli, dejando a 300 compañeros sin salario y en la incertidumbre. Los trabajadores de Gotelli cortaron rutas, pero ahora la burocracia sindical los tiene paralizados a la espera de una reactivación mediante subsidios del Estado. En esa misma rama, zapatillas, el gigante de 2000 obreros de Coronel Suárez, Dass, anunció suspensiones masivas hasta fin de año. En Salto, cerca de Pergamino, cerró sin anestesia Brandmix, fabricante de alfajores.
Como se aprecia, el proceso de cierres de plantas y despidos masivos es directamente pavoroso. A esto hay que sumar los despidos masivos antisindicales en el transporte cordobés, como represalia por la gran huelga de bases, motorizada por sus cuerpos de delegados contra la paritaria firmada por la patronal, el gobierno y la burocracia sindical de Roberto Fernández. Este tipo de despidos busca disciplinar a los trabajadores para imponer la parálisis ante la ofensiva antisalarial y antilaboral.

Reservas de lucha

No obstante, el movimiento obrero sigue y sigue intentando. El viernes 30/6, una asamblea general de Acindar rechazó la paritaria de la UOM y reclama su pago inmediato y no en cuotas. Antes, Aluar la rechazó también y logró imponer una paritaria muy superior, del 31%, lucha en la que también está empeñado el Sutna, a partir de una masiva asamblea general que votó el pliego paritario. Todos conocemos las enormes huelgas docentes y la lucha de los trabajadores de Santa Cruz.
El proceso por abajo indica enormes reservas de la clase obrera. En los casos de AGR y Pepsico se llega a la ocupación de fábrica como resultado de cuerpos de delegados que abrieron esa posibilidad ante los compañeros. La importancia de estas luchas, como marcamos en una nota anterior de Prensa Obrera, va más allá del resultado inmediato que puedan producir, sin descartar victorias parciales o atenuaciones de las ofensivas antiobreras.
De conjunto, la clase obrera, como en el período previo al Cordobazo, con grandes huelgas, aún derrotadas, como ocurrió también en el período previo a la huelga general de junio/julio de 1975 y en los tiempos previos al Argentinazo, prepara grandes batallas futuras.
El plan de guerra post electoral que se ha conocido estos días, en función de un “pacto de la Moncloa” argentino, del gobierno, las fracciones de la oposición y la burocracia sindical, para una nueva reforma (anti)laboral y (anti)jubilatoria, al tiempo que una reforma impositiva contra las cargas sociales, nos plantea la perspectiva de grandes enfrentamientos de clases. En el mismo sentido, apunta el reforzamiento del ajuste para afrontar la crisis de deuda que inevitablemente llegará como resultado del ritmo insustentable –y parasitario- del endeudamiento actual.
Rodear de acciones de lucha y de una política de apoyo a Pepsico y a cada lucha obrera es función del Partido Obrero y es función de la campaña electoral del FIT. Hemos sido atacados por esto. Ladran Sancho, señal que cabalgamos en la dirección correcta.

Néstor Pitrola

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