Ia operación inescrupulosa de los grandes medios de comunicación capitalistas, con Clarín y La Nación ‘in testa’, ha logrado disimular la derrota política que ha sufrido el gobierno en el ‘affaire’ De Vido. Luego de haberlo mantenido en el ‘aguantadero’ del Congreso durante dos años, la inminencia de un rotundo revés en las Paso lo llevó a cuestionar su presencia en esa ‘guarida’. Fue acompañado por el massismo, su perro faldero desde la peregrinación al ‘antro’ de Davos, hace dos años, la llamada ‘cumbre’ anual de los grupos más poderosos del capital financiero internacional.
Macri tomó como pretexto las imputaciones y procesos que afectan al ‘cajero’ del gobierno K, para desarrollar un ataque político a los derechos parlamentarios. No fue un cambio de ruta o medida circunstancial sino la misma línea de acción que lo llevó a designar por decreto a dos jueces de la Corte, nombrar a un procesado (Sturzenegger) en la presidencia del Banco Central y designar allí a directores ‘en comisión’, con la finalidad de evitar que fueran examinados en el Senado y mantenerlos, además, bajo la tutela del Poder Ejecutivo. Ayer echó el BCRA al único director designado de acuerdo a la Constitución, con el pretexto de que critica en forma pública la política financiera actual, algo que, si fuera cierto, debería merecer una medalla de mérito por servicio público.
En esta misma línea, el gobierno sigue ocultando el pacto YPF-Chevron, a pesar del fallo de la Corte, y fue el impulsor del 2x1 para los genocidas. El ex Gómez Centurión ya había dicho que la dictadura no había ejecutado “un plan de exterminio”, ni tuvo la intención de hacerlo. El macrismo ha vuelto a revelar, en el episodio De Vido, la intención de establecer un régimen político de excepción. Es decir, gobernar, o sea endeudar al Estado y barrer con la legislación de protección del trabajo y el retiro jubilatorio, por medio de decretos, resoluciones y medidas provisionales. En esto reside el contenido político de todo el ‘affaire’.
El macrismo comenzó la maniobra por medio de un pedido de desafuero del ‘cajero’ K, que enseguida canjeó (nunca mejor dicho) por una imputación de ‘indignidad’. La escapatoria se la sopló la tribunalicia Carrió. Ni Macri ni Carrió advirtieron que el nuevo cargo equivalía a otra vulneración de derechos, pues los Códigos Penales no ponen límites a las astucias de los imputados para justificar su inocencia u obtener una absolución. Este cambio de ‘carátula’ (del desafuero a la indignidad) marcó un recule espectacular del despropósito oficialista. Demostró, asimismo, la indignidad de los ‘acusadores’, pues querían convertirse en jueces y partes. All mismo tiempo pretendían obtener para si mismos un certificado de dignidad o buena conducta, convirtiendo al parlamento en una comisaría, aunque privando del acceso a sus prontuarios.
El Congreso no se ganó el mote de ‘aguantadero’ solamente por culpa de De Vido. Los asientos parlamentarios han visto los traseros de Menem, Barrionuevo, Aguad (aliado de la dictadura), numerosos burócratas sindicales, otros tantos aficionados al cambio de camiseta y varios especuladores de divisas. Los legisladores están abonados a jugosas dietas, que superan quince veces el salario medio de Argentina. El candidato ‘number one’ del macrismo, Esteban Bullrich, será ‘recordado’ como el diputado defensor del asesino Patti.
Vamos Temer, todavía
Esta caracterización política del sainete que tuvieron que aguantar los argentinos de a pie en los últimos días, explica el vigor con que el Partido Obrero combatió el desafuero extemporáneo y los alardes indignantes de los ‘dignatarios’. El propósito del gobierno es obtener los medios de excepción adecuados a la necesidad de imponer una orientación económica y social que es resistida con una fuerza creciente por parte de los trabajadores. La condena real de Julio De Vido, por estafas, coimas y responsabilidad de tragedias ferroviarias solamente será impuesta por la movilización y la lucha, como ocurrió con Pedraza y la mafia de la burocracia de la Unión Ferroviaria. Schiavi y Cirigliano, condenados por Once (pero ni siquiera imputados por complicidad en el asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra), siguen libres a fuerza de apelaciones. Este es el estado de derecho que defienden macristas, massistas, kirchneristas, socialistas…y Carrió.
La derrota del macrismo en este episodio debe entenderse en relación a ese señalado objetivo estratégico; las tapas de Clarín no la revierten ni sirven de consuelo. Las declaraciones posteriores de Macri, “si ganamos en Octubre”, de sumar un pedido de desafuero de CFK, sin previo reclamo judicial, demuestra que lo iniciado con De Vido se va de madre. También lo planteó su ladero, Eduardo Amadeo. Después de dos años de gobernar con la complicidad de las dos cámaras del Congreso, el macrismo anuncia una guerra de exclusiones parlamentarias ‘a la brasileña’. La ‘coalición a la carta’ del macrismo, el massismo, el pejotismo, el socialismo, y la complacencia del kirchnerismo, está bajo la amenaza de un estallido. Varios aliados del macrismo, entre massistas, el Evita y cinco gobernadores pejotistas pro-macristas se colocaron enfrente de la exclusión de De Vido.
En este marco parió la abuela – nunca mejor dicho: el dólar volvió a subir. Los fondos de cobertura, ante el giro, desarmaron sus tenencias en Lebac para convertirlas en divisas, lo que llevó el dólar a 18 pesos – una desvalorización que se acerca al 10% mensual. De acuerdo a Ámbito Financiero, la ‘tolerancia’ del Banco Central con la devaluación “Generó malestar entre los que estaban posicionados en pesos”.
Los especuladores están cabreros – perdieron lo que habían ganado. Es el mismo ‘humor’ financiero que provocó en febrero de 1989 la corrida cambiaria y la caída de Alfonsin, y en 2001 la de De la Rua-Chacho-Cavallo. La deuda externa, unos u$s300 mil millones, ha aumentado, en pesos, en más de 30 mil millones. Los hechos le dan razón a las agencias de calificación internacionales, cuando advirtieron que ni un gobierno Macri mejora la calidad de la deuda internacional de Argentina. Entre devaluaciones y tarifazos, los precios vuelven a escalar.
Una disputa de poder
El trajín De Vido ha dejado al desnudo las grietas crecientes del régimen político con el que Macri ha venido gobernado en estos dos años. Para más ajuste, se necesitarán medidas políticas de excepción, con el resultado de una mayor crisis de régimen. La larga campaña electoral que resta hasta Octubre tiene asegurada un contexto convulsivo, incluidas movilizaciones populares de mayor envergadura.
estas condiciones, más que nunca, las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores se vinculan todavía más al tema del poder. Ni el gobierno actual ni las fuerzas capitalistas en presencia pueden satisfacer esos reclamos urgentes. Solo puede hacerlo un gobierno de trabajadores; hacer abstracción de esta conclusión es caer en el palabrerío. Solamente cuando expone, incansablemente, la cuestión de poder que se anida en toda reivindicación social significativa, la izquierda se presenta como un instrumento de lucha por el poder. El trabajo preparatorio que permita poner el tema del poder en el orden de lo inmediato, tiene como condición que aparezca planteado como estrategia en todas las etapas de esta crisis.
La campaña electoral en curso se encuentra fuertemente afectada por las crisis de régimen en el conjunto de América Latina – especialmente Venezuela y Brasil. No es un problema nacional, es internacional. El macrismo busca convertir en central la bancarrota del chavismo, que ha pasado de una gloria plebiscitaria al precipicio de un régimen de facto. Una campaña electoral consistente, desde un punto de vista obrero y socialista, exige que se ilustre a los trabajadores acerca de esta crisis mundial y, en especial, acerca de la insuficiencia con que las fuerzas de izquierda plantean esta cuestión, para decirlo en forma amable (en Venezuela hace frente común con la derecha).
Las elecciones, por si mismas, y el ejercicio del voto, apelan en principio al trabajador atomizado, no en su carácter de clase. Para superar esta fuerte limitación es necesario poner de manifiesto la cuestión de poder, en primer lugar a través de una crítica al carácter del poder existente. Es necesario desarrollar, además, las crisis de esta dominación política, que no es más que la expresión del agotamiento histórico del capitalismo y de la resistencia infatigable de los explotados contra salidas que implican más sufrimiento y propia su vida (esclavitud social, guerras imperialistas).
intervención del Partido Obrero y de sus bancas parlamentarias en la ‘crisis De Vido’ se ha destacado por su fime carácter político, allí donde la burguesía quería convertirla, sin medir recursos de hipocresía, en un asunto moral. Es necesario profundizar este camino y machacar la conclusión de la lucha por un gobierno obrero, un gobierno de trabajadores, un régimen de transición hacia el socialismo internacional.
Jorge Altamira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario