viernes, 14 de julio de 2017
PepsiCo: primeras reflexiones sobre la primera etapa de una gran lucha
Apuntes sobre un conflicto en curso que ya es emblemático. Macrismo, kirchnerismo e izquierda. La resistencia y organización que transformó a PepsiCo en una lucha testigo.
La lucha de los obreros y obreras de PepsiCo por sus puestos de trabajo se ha transformado ya, sin ningún lugar a dudas, en una pelea emblemática de esta etapa contra los planes de ajuste, los ataques de las patronales y las traiciones de la burocracia sindical.
La voluntad de pelea de los obreros resalta, en parte, porque contrasta enormemente con la actitud de las cúpulas de las centrales sindicales, que en un año y medio han dejado pasar más de 200.000 despidos, una escalada inflacionaria, tarifazos, represiones y planes de flexibilización laboral como el de Vaca Muerta. Ayer el triunvirato de la CGT confirmó su tregua, disimulándola bastante mal con el llamado a una movilización sin paro para dentro de 40 días, el 22 de agosto, después de las PASO.
En este marco, la resistencia en PepsiCo a la represión fue seguida ayer por todo el país a través de los medios de comunicación, y se transformó en un gran hecho político. La simpatía de millones estuvo del lado de los obreros, dándoles nuevas fuerzas para los siguientes pasos del plan de lucha que anunciarán hoy, en conferencia de prensa.
Los hechos cumplieron asimismo el rol de subrayar, una vez más, que el macrismo es un gobierno para ricos y que María Eugenia Vidal no es la de la imagen que de ella quieren vender. Ellos, junto al Poder Judicial, enviaron a las fuerzas represivas a desalojar con violencia al servicio del gran capital, contra los trabajadores.
También dentro de los sindicatos se clarificó nuevamente quién es quién: de un lado, los trabajadores, sus delegados combativos de la agrupación Bordó (PTS e independientes), la izquierda (especialmente cientos de militantes y figuras públicas del PTS participaron toda la noche y hasta el mediodía) y las organizaciones solidarias apoyaron la lucha y enfrentaron la represión; del otro lado, Rodolfo Daer, Secretario General del sindicato de la Alimentación, justificó el desalojo e hizo honor a su tradición, que tiene entre sus “hitos” su nefasto rol al frente de la CGT en la década menemista.
Por otro lado, la represión generó fricción dentro del kirchnerismo. Hebe de Bonafini, por la tarde, dijo "estoy dolida, veía que éramos pocos”. Se refería a la escasa presencia de dirigentes kirchneristas, que no le pusieron el cuerpo a la lucha. Quizás le hacían caso a Cristina Kirchner, que viene de pedirle a la Corriente Federal de la CGT que levante una movilización. Tampoco fue feliz dentro de este espacio la intervención de Gabriela Cerruti, que desde su cuenta de twitter, muy lejos de los hechos, se dedicó a atacar a la izquierda que se encontraba enfrentando la represión junto a los obreros. De la “resistencia con aguante”, ni noticias.
Una fábrica con una larga historia de lucha y organización
Una lucha que cobra tal magnitud no cae del cielo. Hace casi 20 años, Leonardo Norniella, junto a Catalina Balaguer y otros compañeros, se transformaron en los principales organizadores de una Comisión Interna democrática y combativa para defender los derechos de los trabajadores, tradición de lucha que hoy continúan otros delegados, militantes y activistas de la agrupación Bordó que es la oposición en el gremio.
Ellos y ellas forjaron una tradición de lucha por la unidad entre efectivos y contratados (contra el trabajo precario), contra la discriminación a las mujeres trabajadoras a quienes les dan las peores categorías, de confluencia con otros sectores en lucha y de defensa de las condiciones laborales, en una empresa donde, lejos de las hipócritas imágenes que muestran sus publicidades, son moneda corriente las enfermedades como la tendinitis, bursitis, cervicalgia, hernia de disco, escoliosis, rectificación de columna, entre muchas otras. Las ganancias de la multinacional se construyen arruinando la salud de los trabajadores, y encima ahora van por más.
En estos largos años también fueron múltiples las maniobras de la patronal y la burocracia del sindicato de la alimentación (STIA) para intentar derrotar la organización combativa de los trabajadores, desde el despido de Norniella y Balaguer (esta última reincorporada mediante un fallo histórico que se estudia en las universidades, que la consideró delegada “de hecho” a pesar de no tener fueros sindicales), hasta el fraude en elecciones gremiales, pasando por innumerables episodios en el medio. También el activista Alejandro Morelli fue reincorporado en 2011 por fallo judicial, considerando que su despido había sido discriminatorio y antisindical.
Los pasos que llevaron a que PepsiCo sea una lucha testigo
Desde esta tradición de lucha y organización partieron los trabajadores de Pepsico para prepararse para la lucha actual. Desde hace años vienen denunciando el vaciamiento de la empresa (con cierre de líneas de producción, retiros voluntarios y maniobras antisindicales), y llevando adelante medidas de lucha como bloqueos y actos para enfrentarlo. Señalaron tempranamente el objetivo de la patronal de trasladar la producción a otra planta de la misma firma en Mar del Plata, donde las condiciones de trabajo son más precarias.
De este modo, cuando el 20 de junio la multinacional norteamericana comunicó el cierre de su sede de Florida mediante un cartelito en la puerta de la planta, los obreros rápidamente salieron a explicar que no había ninguna crisis que justificara semejante decisión: durante 2016 Pepsico facturó $ 4.800 millones en nuestro país, según datos que surgen de la Revista Mercado que elabora un ranking de las mil principales empresas que operan en Argentina. Se trataba claramente entonces de un ataque antisindical para producir en Mar del Plata.
Desde el primer momento los obreros, con su Comisión Interna al frente, le exigieron al STIA, conducido por Rodolfo Daer, que se pusiera al frente de la lucha. En un plenario en el sindicato el 23 de junio, tres días después del cierre, fueron a plantear la necesidad de un plan de lucha de todo el gremio. El Secretario General del sindicato negó de plano esa posibilidad, diciendo que no se podía luchar sino que había que aceptar indemnizaciones, perdiendo los puestos de trabajo, y darle un mensaje al macrismo “en las urnas” (llamando de hecho a votar a Florencio Randazzo, con quien está alineado Daer). Al día siguiente, para que no quedaran dudas, el jefe del sindicato participó junto a otros burócratas sindicales y empresarios de una cena junto a Mauricio Macri.
Una vez consumada la traición de Daer, los obreros resolvieron en asamblea, el 26 de junio, ingresar a la fábrica para hacer una permanencia en defensa de sus puestos de trabajo y resguardar las máquinas, que se encuentran en perfectas condiciones para producir.
Desde entonces la fábrica se convirtió en un centro de organización de la lucha. Innumerables delegaciones de trabajadores, estudiantes, artistas, figuras de derechos humanos e intelectuales pasaron por la planta a llevar su solidaridad. Los pronunciamientos de apoyo crecieron día a día hasta convertir la lucha de PepsiCo en una causa popular.
En reclamo por sus puestos de trabajo los obreros llevaron adelante las más variadas formas de lucha: cortes sorpresivos de la Panamericana, bloqueo junto con camioneros a un centro de distribución de la empresa, movilizaciones a la municipalidad de Vicente López, una jornada nacional de lucha con cortes en el Obelisco y el interior del país, una gran reunión de solidaridad el 30 de junio en ATE, un bloqueo a la planta de PepsiCo en Mar del Plata, así como el impulso a una gran campaña contra la marca, llamando a no comprar los productos de la empresa. Su voluntad de luchar hasta el final quedó clara.
Al mismo tiempo, los trabajadores junto a sus abogados denunciaron la completa ilegalidad del accionar de la patronal, que presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis que sus ganancias millonarias desmienten, y procedió a un lock out ofensivo, que está penado por el artículo 158 del Código Penal. Tan falso es el proceder de la empresa que incluso, en los últimos días, se conoció que está importando productos desde Chile.
A todo esto, el ministerio de Trabajo, al servicio del gran capital, convalidó todo el procedimiento ilegal de la multinacional norteamericana. Reiteradamente, funcionarios como Marcos Peña o Jorge Triaca “explicaron” que no podían hacer nada ante la decisión empresarial. El Gobierno de los CEO entiende de qué se trata.
Insólitos fueron también los argumentos del fiscal Gastón Larramendi, quien pidió el desalojo basándose en un ridículo y supuesto riesgo de “peligro contaminante” de una fábrica…que no estaba en funcionamiento. La “solución” fue mandar la represión para devolver la fábrica a los empresarios contaminadores.
Aun en estas circunstancias, la jueza Andrea Rodríguez Mentasty, ex esposa del diputado provincial de Cambiemos Walter Carusso, ordenó el desalojo, avalando incluso que el gigantesco operativo de Gendarmería y Policía Bonaerense comenzara, de forma ilegal, en horario nocturno.
Una jornada de lucha ejemplar y un plan de lucha que continúa
La persistencia de los obreros de un lado, y un Gobierno y una jueza amigos del gran capital, del otro, llevaron entonces a un enfrentamiento decisivo, que derivó en la ejemplar jornada de lucha de ayer contra la represión y los despidos.
Frente al operativo de las fuerzas represivas que comenzó a las 3:30 de la madrugada, los obreros junto a organizaciones solidarias que se habían acercado frente a los rumores de desalojo, respondieron con piquetes en las esquinas, luego enfrentando la embestida de la Bonaerense en la puerta de la planta y finalmente resistiendo desde los techos. La Izquierda Diario transmitió en vivo y en directo toda la jornada de lucha, que continuó más tarde con acciones solidarias en la Ciudad de Buenos Aires y el interior del país.
El día de hoy los trabajadores, en conferencia de prensa, anunciarán nuevas medidas de lucha. Los próximos pasos contarán con enemigos poderosísimos como el Gobierno, la multinacional y la burocracia sindical, pero también con una enorme simpatía popular a su favor y un respeto ganado con su enorme valentía para la lucha.
Frente al rol de la burocracia sindical y de los partidos patronales, está planteado impulsar la más amplia solidaridad con la lucha para pelear hasta el final, así como seguir desarrollando en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios fuertes agrupaciones democráticas y combativas, y una gran campaña militante del PTS-Frente de Izquierda en todo el país, desarrollando una gran fuerza militante y una alternativa política de los trabajadores con peso político, bajo un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.
Fernando Scolnik
@FernandoScolnik
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