En Entre Ríos, mientras la gurisada se queda sin estudiar, un puñado de empresarios hace fortuna con la explotación de los recursos naturales.
Por un lado las unidades educativas cierran y, por el otro, las infraestrucuras para almacenar, distribuir y comercializar los granos y oleaginosas, decoran cada vez más el paisaje de nuestros campos. Entonces, existe una relación inversamente proporcional: sube la producción/ desaparecen escuelas. Veamos entonces cuáles son las inversiones que mantuvo la agroindustria y cuales los problemas que se generan en la educación.
Entre Ríos, desde la década del 90, se convirtió en el punto clave en la cadena de producción capitalista. Las tasas de ganancias que genera la agroindustria, introduciendo la explotación de soja transgénica apoyada en la semilla RR y el glifosato de Monsanto, junto a los bajos costos de producción y posibilidad de utilización de recursos naturales, son factores determinantes en la conformación de los espacios socioculturales.
Las tendencias del capitalismo de concentrar y polarizar al mismo tiempo, hace que las ganancias se dirijan a los países de mayor desarrollo económico (EE.UU., China, UE, Japón, Brasil), mientras tanto, simultáneamente, las diferencias sociales y económicas entre países ricos y pobres son más notables.
Y en las provincias, las diferencias se agravan aún más dada la incoherente coparticipación que la Nación hace con éstas, de los impuestos que recauda. Estudios sobre lo sucedido entre los años 1991 y 2001 (vigencia de la convertibilidad) estiman entre 1.700 millones y 2.000 millones de pesos/dólares la suma que la provincia dejó de percibir en ese período a favor del tesoro nacional. Esta cifra superaba ampliamente el monto en que estaba endeudado el Estado provincial a finales de 1999 (885 millones de pesos) cuando concluyó la segunda gestión de Busti en la gobernación.
Acerquemos un poco más el ojo hacia algunos puntos de la provincia. Veamos Diamante, un departamento compuesto por Diamante, General Ramírez, Libertador San Martín y Valle Maria. Ubicado a 533Km del Río Paraná, el departamento tiene su puerto privatizado. Cargill, empresa estadounidense, maneja el 100% de la exportación de Diamante.
Pasemos a otros puntos de la provincia; desde el 2006 se suma, como decía el periodista Daniel Tirso Fiorotto "el centro logístico del grupo franco-brasileño Agrenco", emplazado en Basavilbaso, el cual "comenzaría a recibir soja, y tenía previsto acopiar en la zona unas 80 mil toneladas en tres meses". La inversión sólo generó 11 puestos de trabajo para la población. La empresa Agrenco, que además invirtió en silos para 10 mil toneladas en la zona de Villaguay, bajó los granos y oleaginosas desde Paraguay y Bolivia hasta el puerto entrerriano de Del Guazú, en Ibicuy, donde se pretendería exportar 1 millón de toneladas, el doble que Cargill en Diamante.
A todo esto, pensando en algunos de los factores que podrían influir en el malestar social, la educación no se replantea. Por ejemplo; existen varias divisiones dentro del ciclo común, exactamente seis: inicial; EGB1 y 2; EGB3; Medio; Polimodal y Superior No Universitario. Dicha estructura se mantiene a pesar de que sabemos, los que vivimos por estos lares, que en muchos casos los chicos del campo quedan varados en sus estudios escolares. Esto se debe a que no se garantizan establecimientos educativos que contengan todas las divisiones. Por ejemplo: existen 144 unidades de EGB 3 y, sin embargo, solo 50 de nivel Medio. Es decir, cuando el estudiante tiene que pasar a cursar de un 3º EGB 3 (sexto grado de antes) a un 1º Medio (séptimo) no lo puede hacer porque no existen profesores, ni compañeros.
Mientras las fronteras de la agroindustria se extienden y, a su vez, se concentran en menos manos, la política económica de nuestros gobernantes mantiene en la dependencia a nuestras economías, y se lleva al aniquilamiento de la cultura del trabajo y del estudio; haciendo vista gorda a aquellos casos en que los maestros tienen que atender a alumnos de todas las edades.
En torno a la educación, en los últimos años, las disidencias perduran en el plano reivindicativo, de lo salarial. Mientras tanto, las escuelas se cierran tirando todo por la borda, ignorando a aquellos que, en algún momento de su vida, revolucionando el statu quo, hicieron de la educación un derecho necesario para conseguir la felicidad de hombres y mujeres.
Daniel Villagra
Red Eco
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