jueves, 5 de febrero de 2009

HECTOR P. AGOSTI


Algunos datos biográficos

Escritor y político, Hector P. Agosti nació el 20 de agosto de 1911 en Buenos Aires, en el barrio de Balbanera. Su padre, pintor y dirigente barrial de la UCR, su madre, calificada obrera corbatera, conformaron una familia de muy modestos recursos económicos pero de elevada sensibilidad social, con acendrado habito por la lectura y los conceptos renovadores, todo lo cual fue caldo de cultivo para albergar un sentimiento humanístico que Agosti hizo suyo y desplegó a lo largo de su larga y fecunda trayectoria.
En una sociedad conmocionada por la Primera Guerra Mundial, el triunfo presidencial de Hipólito Irigoyen y los ecos aun confusos de la Revolución Leninista, cursa sus estudios primarios y secundarios –éstos, gracias a una beca concedida por una precursora mutual medica de la que era socia la familia- culminándolos con su ingreso en 1929 a la Facultad de Filosofía y Letras, donde se destacó como impulsor de movimientos estudiantiles de avanzada – como el revolucionario Insurrexit- y uno de los principales teóricos de las corrientes universitarias de izquierda. Como resultado de esa experiencia escribió Critica de la Reforma Universitaria, publicada durante 1932-33 en cinco números sucesivos de Cursos y Conferencias , revista del mítico Colegio Libre de Estudios Superiores encabezado por Aníbal Ponce.
Afiliado en 1928 a la Federación Juvenil Comunista, dirige su periódico Juventud Comunista y empiezas a colaborar en publicaciones políticas y culturales como Claridad y Nosotros. El estallido del golpe Urivurista de 1930 acentúa el compromiso militante de Agosti, y sufre la primera de sus prisiones. En 1932, con Rodolfo Ghioldi, Leonidas Barletta y Roberto Arlt funda y dirige el diario obrero Bandera Roja, es detenido y se le inicia proceso por “incitación a la rebelión”, y liberado “bajo caución juratoria” debe exiliarse en Montevideo. Al regresar un año después, asume la dirección de la Internacional, órgano del PCA de aparición clandestina hasta que en diciembre de 1934 es encarcelado, torturado y condenado a 4 años de cárcel en virtud a aquel proceso. Esta tremenda arbitrariedad político-jurídica dio lugar a un basto movimiento nacional y continental impulsado por las principales figuras políticas, sociales, gremiales y culturales de la época, que a través de numerosos mítines, reclamos, protestas, visitas masivas a la prisión y otras manifestaciones de solidaridad consiguieron su libertad en noviembre de 1937. en esas penosas circunstancias escribió El Hombre Prisionero, su primer libro editado un año después, coincidiendo con el inicio del periodo fundamental de su acción revolucionaria, teórica y practica, en su doble vertiente política y cultural.
De impresionante vastedad, enumerar minuciosamente las muchas tareas desplegadas desde entonces seria abrumador. Pero cabe resaltar, entre ellas, que fue director de Orientación, semanario del PCA; secretario de la agrupación de intelectuales artistas, periodistas y escritores (AIAPE) y director de su órgano Nueva Gaceta; secretario de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). El golpe militar de 1943 lo obliga a un nuevo exilio en Montevideo, donde es principal redactor del periódico opositor Pueblo Argentino. A su regreso, y tras el triunfo electoral de4 Perón , impulsa la creación de la Casa de la Cultura Argentina, la realización del Congreso Argentino de la Cultura y del Congreso Continental de la Cultura, de la Alianza Nacional de Intelectuales, al tiempo que se gana la vida como periodista profesional en El Sol, Critica y Clarín.
Designado candidato a diputado por el PCA para los comicios de 1946 –lo que se repitió en diversas contiendas electorales posteriores-, dirige las revistas Expresión y Cuadernos de Cultura y el órgano partidario Nuestra Palabra, integra el consejo de redacción de la revista revolucionaria francesa Recherches Internationales, participa de diversos congresos antifascistas, dicta conferencias y cursos políticos y culturales en el país y el extranjero, es por dos veces jurado del Premio Casa de las Ameritas en Cuba. Y va publicando libros – algunos con varias ediciones y traducciones- que con Emilio Zola (1941);
Defensa del Realismo (1945); Ingenieros Ciudadano de la Juventud (1945); Cuaderno de Bitácora (1949); Echeverría (1951); Para Una Política de la Cultura ( 1956); Nación y Cultura (1959); Tántalo Recobrado 1964); La milicia Literaria (1969); Aníbal Ponce. Memoria Y Presencia (1974); Prosa Política (1975); Ideología y Cultura (1979), entre otros destacan al lado del tema estrictamente literario los del realismo, el humanismo, la identidad nacional, que en conjunto hacen a la militancia del escritor y su ideología, a través de lo cual en Agosti se cumple cabalmente el postulado Marxista de la conjunción de pensamiento y acción revolucionarios. Y de allí que en plena identificación y complementación de su trabajo teórico, sobresale su consecuente militancia política en el Partido Comunista, de cuyo Comité Central y Comité Ejecutivo fue elegido miembro desde 1963 hasta su muerte, y su participación dirigente de movimientos trascendentales como el Encuentro Nacional de los Argentinos (1970) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (1976), que marcaron hitos en las luchas por la unidad de la ciudadanía contra las dictaduras militares, por la libertad y los derechos humanos.
Ejerció la representación fraternal del PCA en congresos partidarios celebrados en la URSS, Rumania, RDA, Francia, Perú y participo en diversos coloquios sobre la problemática social y cultural en Francia, Bulgaria, China Popular, Brasil, Uruguay, Ecuador, Venezuela y Chile, pero no todas son rosas; la militancia política llevará nuevamente a Agosti a la cárcel en 1945, 1954 y 1957, mientras la vida lo somete a dolorosas circunstancias: el fallecimiento en 1969 de su esposa Sofía Bavitzky, compañera y apoyo desde mediados de los años 30 y madre de sus dos hijas; un trágico accidente (1970) en que pierde a su yerno y sus dos pequeñas nietas; la muerte de su hija mayor Judith (1972) tras haber sobrevivido dos años a aquella catástrofe.
Soporto estas durísimas contingencias con gran entereza, esforzándose por no dejar traslucir un dolor que dejo hondas huellas en su interioridad y no dejo de influir en el mal que ya venia aquejándolo. Aun así, no deserto un ápice de su voluntad y sus responsabilidades: pronuncio discursos medulares con reflexiones creadoras sobre el futuro de nuestra sociedad al recibir en 1978 el Premio Aníbal Ponce y en 1983 el Gran Premio de Honor de la SADE en reconocimiento a la calidad y trascendencia de su obra y a su coherencia de ciudadano y escritor, ejerció la dirección de la revista teórico-política partidaria Nueva Era, y aun participó de debates sobre cultura y nación en el Teatro San Martín y en la Feria del Libro. Empero, su enfermedad se agudiza, soporta dos internaciones y fallece el 29 de julio de 1984 en vísperas de cumplir 73 años de edad. Había dejado listo en la imprenta, aunque no llego a editarse, su ultimo libro Los Infortunios de la Realidad, intercambio de reflexiones con su gran amigo, el escritor uruguayo Enrique Amorim, en torno a la aventura de la creación humana y la condición del artista en una sociedad en conflicto.

Carlos Agosti

Noviembre 2008

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