El endurecimiento del toque de queda no va a significar una mejora en la situación sanitaria y solo busca una regimentación de la vida social en un contexto donde las condiciones de vida de las y los chilenos solo ha empeorado y las protestas, paros y movilizaciones se han desarrollado incluso durante la cuarentena, muchas de ellas en forma masiva. Sin confinamiento ni implementación de los protocolos necesarios para evitar los contagios queda en evidencia que nos encontramos ante un reforzamiento de la política represiva frente a un eventual alza en la lucha del pueblo chileno por sus reivindicaciones urgentes.
La razón esgrimida por el ministro para justificar la decisión del gobierno fue el aumento de contagios en las últimas semanas que llegaría a un 19%. En sus declaraciones ante la prensa Paris atribuyó el alza en los índices de contagio a la irresponsabilidad de la población y en particular a los más jóvenes que organizan fiestas clandestinas. Es decir, el gobierno no tendría responsabilidad alguna en el rebrote de la pandemia en el país, sino que sería la propia población afectada. Esto es falso por donde se lo mire ya que es el gobierno el responsable de habilitar el conjunto de la actividad comercial e industrial sin velar por la implementación en regla de los protocolos de higiene y seguridad, lo cual va en contra de los intereses patronales por sus costos, intereses que tiene como principal defensor al gobierno de Piñera antes que a nadie. La clase trabajadora se ve así expuesta al contagio tanto en el transporte público como el metro, donde no se respeta ningún protocolo, como en los propios lugares de trabajo.
Por otra parte, un importante sector de la población no cuenta con trabajo formal y tiene que salir a ganarse el mango día a día. El propio ministro Paris se refirió a ellos al declarar que no es posible volver a una cuarentena estricta porque hay muchas personas cuya subsistencia diaria depende de lo que genera en la “economía informal”. En este cuadro, hablar de las responsabilidades individuales y fiestas clandestinas solo busca ocultar la responsabilidad del estado.
Resulta evidente que el aumento de los contagios no se va a resolver con el toque de queda más estricto. Nos encontramos ante la negativa del gobierno a hacer que se implementen los protocolos de seguridad e higiene en el transporte público y los lugares de trabajo para no afectar la rentabilidad de las empresas y, sin embargo, recurre al endurecimiento de la más represiva de las medidas cuando a todas luces ello no va a redundar en una disminución de los contagios.
Frente a este nuevo avance en las políticas represivas del gobierno de Piñera y la consolidación de un Estado policial se impone la necesidad organizarnos para enfrentarlo y poner en pie un plan de lucha por la libertad de lxs presxs políticos y todas nuestras demandas. Por una constituyente libre y soberana, Fuera Piñera.
Olga Aguirre
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