sábado, 10 de octubre de 2020

Nicolás Trotta y la apertura: señales reveladoras

Las declaraciones del ministro de Educación, Nicolás Trotta, y su reunión con los ministros de Educación de las provincias, sobre la reapertura de actividades escolares, con todo lo que tienen todavía de imprecisas, no condicen con la situación epidemiológica determinada por la expansión del Covid-19. Sean cuales fueren las medidas que se terminen tomando, implicarán una aumento de la circulación del virus entre alumnos, docentes y familiares y por ende, un agravamiento de los contagios, en una fase de la pandemia que registra un promedio de 12.000 contagios y 400 fallecidos diarios y va en aumento. Por lo contradictorias, son declaraciones muy reveladoras 

 Mutis por el foro

 Trotta ha tomado el recaudo de plantear que las características y alcance de dicha apertura dependerán de la iniciativa de cada gobernador, ya que su ministerio y el de Salud se limitarán a armar una escala de riesgo epidemiológico –leve, moderado o grave– que cada provincia adecuará a su propia situación. Con lo que el anuncio, en el aspecto educativo en este caso, forma parte de la estrategia del conjunto del gobierno central, que consiste, en pocas palabras, en “la cuarentena no existe y arreglate como puedas”. Las conferencias de prensa a toda orquesta de Alberto y Cía, donde se ufanaban de liderar el combate mundial a la pandemia, se han cambiado a partir de que Argentina comparte el top ten internacional de contagios y muertes por el silencio total de radio en medio del flagelo sanitario más grave de la historia del país.
 No se trata del respeto al federalismo y a las autonomías provinciales. Sino de la inexistencia de un elemental plan nacional, tanto en materia de una coordinación de confinamientos y aperturas, como de rastreos, detección de casos y testeos, con el propósito de frenar los focos de expansión del virus. Baste para muestra la ausencia de una estadística centralizada y confiable de datos sanitarios, que hace que el recálculo de muertes en la provincia de Bs As. aumente de golpe en 3.500 fallecimientos no consignados. El dream team de infectólogos que supo monopolizar los medios fue barrido de los pedestales que ocupaban; y ahora solo alcanzan a difundir, preocupados, una alerta sobre la gravedad de la situación y la necesidad de establecer confinamientos dirigidos y multiplicar los operativos de detección. Estos operativos, que internacionalmente son definidos como el arma principal contra la expansión del virus, comenzaron tardíamente y nunca han bajado de una positividad de 30% a 40%, lo que indica su insuficiencia. Alberto se borró porque la pandemia ya “no garpa”, el operativo “Detectar Federal” impresiona más como una medida de propaganda que una verdadera movilización general de recursos, que exigiría para ser eficaz, decenas de miles de agentes y un presupuesto acorde.

 Señales bolsonaroides 

Más allá de las dudosas consecuencias prácticas de los anuncios de Trotta -el derechoso Massa lo precedió en los mismos términos- la señal del ministro a la población va más allá del ámbito educativo. Invadiendo incluso competencias de epidemiología se atrevió a adelantar “no hace falta vacuna para la vuelta a clases» y «vamos a tener que convivir con el covid-19”. La señal clara: estamos mejor y por lo tanto podemos flexibilizar. Como los runners o las mesitas en la vereda de Larreta, son el camuflaje de una apertura vastísima de comercios e industrias, a medida de la presión de las cámaras empresarias y al gusto de una parte del electorado “anticuarentena”. Se inscriben, objetivamente, en una corriente internacional que, con Bolsonaro y Trump, considera que los centenares de miles de enfermos con sus secuelas y sus muertos, son un daño colateral de la marcha imparable del capitalismo. Así, las provincias que se abrieron a fase 4 o 5 hoy están a la cabeza del aumento de contagios y tienen colapsado el sistema de salud. De ocho provincias que reiniciaron las clases, seis dieron marcha atrás.

 Precarización de la cuarentena

 El “cansancio social” con que se justifican fue una profecía autocumplida, construida con la miseria del sostén a los desocupados, cuentapropistas, pequeños comerciantes y barriadas pobres –¡5.000 pesos por mes!-; con el desfinanciamiento de la salud pública en todos los rubros -insumos, testeos, sueldos, nombramientos y jerarquizaciones. Es cierto que no se pueden improvisar médicos, kinesiólogos y enfermeras intensivistas, pero con mejores sueldos se evitaría el pluriempleo con su secuela de fatiga, contagios y ausentismo de equipos enteros de salud por esa causa. Se optimizaría varias veces el rendimiento. Tampoco se invirtió lo necesario para programas masivos de rastreo y testeo, que fueron, como dijimos, tardíos e insuficientes. Todos ellos recursos críticos que solo pueden distribuirse racionalmente dentro de un plan nacional único y con comando central de todos los sistemas de salud, al que se opusieron tenazmente para no tocar a la medicina privada. En lugar de todo esto, millones de dólares salen todos los días hacia las arcas de los bonistas y del FMI. Una semejante precarización de la cuarentena solo podía hacerla insoportable. 

 Fracaso 

Las trasnochadas y empíricas declaraciones de Trotta son un reconocimiento más general del fracaso del gobierno. El día 11, fin de la actual fase de “aislamiento”, se volverá a armar la mesa del tira y afloje de gobernadores para vehiculizar los intereses capitalistas de las diferentes regiones. En nombre del “amesetamiento” del Amba, que nunca termina de convertirse en descenso, se abrirán más actividades y circulará más el virus. Un aspecto central, los transportes, fuente de contagios, estarán bajo más presión y los lugares de trabajo agravarán su papel de focos de infección, con los bloqueos patronales fuera de control sanitario estatal. La relativa leve mejora en la disponibilidad de camas que parece haber en el sistema público del Amba (el privado sigue siendo territorio impenetrable) puede revertirse en pocos días si la “reapertura” provoca nuevos picos. El Interior está en curva ascendente y no están claras las medidas que se toman para mitigarla. La marcha de la pandemia evoluciona al compás de su evolución natural y de la lucha denodada, en la trinchera y cuerpo a cuerpo, de los heroicos trabajadores de la salud. La cobardía política de estos gobernantes no tiene retorno. 

 Sí, hay salida

 La conducta de la clase trabajadora es decisiva para frenar este descontrol. Hay que reclamar y organizar el control obrero sobre los protocolos y su cumplimiento, en los lugares de trabajo y los transportes, como lo hacen los del gremio del Neumático, los del Inti, los del Subte y los de supermercados. Apoyar a fondo la lucha de los trabajadores de Salud y sus reclamos. Y exigir con fuerza desde la base de las organizaciones obreras y las barriadas, el seguro de 30.000 pesos a los trabajadores sin ingresos, un verdadero impuesto a las grandes fortunas y el cese inmediato del pago de la deuda externa, para volcar fuertes recursos a la lucha por la salud y la vida del pueblo.

 Sergio Villamil

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