Resumen de la jornada
A las 11 horas comenzaron a llegar los primeros manifestantes para pintar de rojo la estatua de un militar chileno del siglo XIX ubicado en el epicentro de la Plaza de la Dignidad, como disputa simbólica entre los manifestantes y las fuerzas represivas que lo custodian.
A las 13 horas comenzaron a llegar las primeras organizaciones sociales y comandos por el “apruebo”. Y desde las 16 horas se registraron los principales enfrentamientos con la policía y los saqueos e incendios que dieron vuelta al mundo: La Iglesia de San Francisco de Borja, iglesia institucional de carabineros y la iglesia de la Asunción, cuya cúpula y estructura colapsó. También se registraron asaltos contra comisarías de las comunas de Peñalolén y Puente Alto, y el servicio del subte se suspendió para evitar ser incendiado como el año pasado.
Aborto del discurso presidencial
Hasta el día anterior, Sebastián Piñera tenía previsto un discurso presidencial alusivo al 18O por cadena Nacional. Sin embargo, durante la tarde del domingo la prensa oficial informó que Piñera no daría ningún discurso y que sería el ministro del Interior junto al Director General de Carabineros quienes harían un balance de la jornada.
Como es lógico, el ministro del Interior rechazó “la violencia” de los manifestantes y declaró que “a la violencia la vamos a enfrentar con las armas de la democracia”. Advirtió también que hechos semejantes durante el próximo fin de semana de plebiscito puede traer consecuencias institucionales.
El aborto del discurso de Piñera se enmarca en un nuevo retroceso de su popularidad, según registra la encuesta oficial CADEM. La caída fue de 8 puntos en sólo dos semanas, llegando sólo al 16% de aprobación de la población. Las principales causas de reprobación aludidas en la encuesta son la desigualdad social y los bajos salarios que, junto a la desigualdad de pensiones, educación y salud, son consideradas también por los encuestados los motivos de la insurrección popular de octubre del año pasado. Y el 97% de los encuestados le atribuye la responsabilidad de la crisis social a los políticos.
Pandemia, pobreza y plebiscito
En este domingo 18O se registraron 1.759 nuevos casos de Covid, llegando a 491.760 personas contagiadas en total, de los cuales 18 mil corresponden a muertos confirmados.
Durante la pandemia y producto de las olas de desempleo y el alza los precios de los alquileres y la oferta inmobiliaria, y el alza de los productos que conforman 10 de las 12 categorías que tiene la canasta básica familiar, el máximo histórico de endeudamiento de los hogares según el Banco Central llegó en octubre a un 76,4%.
La voluntad de la rebelión frente a esta crisis acabó por aprobar el retiro del 10% de las jubilaciones en el parlamento, y la implementación de un plan económico de emergencia por parte del ejecutivo - al que los economistas del gobierno atribuyen el aumento de 5,2 puntos de la deuda pública adquirida en el último trimestre. Y ahora, en vísperas del aniversario de octubre, el gobierno volvió a lanzar un nuevo paquete de asistencia social: Subsidio para PyMEs, Fondo Solidario de Elección de Vivienda y Préstamo Solidario del Estado para trabajadores en blanco que hayan registrado una baja de ingresos en el Servicio de Impuestos Internos, entre otros.
La inversión en estos programas es inédita para la restringida asistencia social del Estado de Chile, aunque no dejan de ser también una inversión a la propaganda oficial toda vez que poseen múltiples y estrictos requisitos para su acceso. Por esto, en el Parlamento ya se está discutiendo un segundo retiro del 10% de las pensiones, aunque los sectores derechistas que dieron su aprobación la primera vez ahora proponen volver a dar su voto con la condición de que las jubilaciones se retrasen un año.
En este contexto, sin duda que el plebiscito genera expectativas en la población, que promete aprobarse con más de un 60% de los votos este próximo domingo 25 de octubre.
Pero, como es natural, ni la asistencia del Estado, así como tampoco el embrionario frente popular que nació para contener el ánimo de la rebelión a través de un plebiscito maniatado y una posible nueva constitución muy por debajo de las expectativas de las reivindicaciones populares, pueden darles una salida a los trabajadores chilenos; mucho menos cuando la crisis económica y social es internacional.
La lucha no termina con el plebiscito. Viva el aniversario de la rebelión chilena.
Javiera Sarraz
19/10/2020
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