Es necesario analizar el profundo significado político de los cantos de repudio al presidente, en distintos espacios las canchas de fútbol; una cancha de básquet; el subte; la Ballena Azul del CCK, antes de que la cantante norteamericana Patti Smith comenzara a cantar; el Teatro Nacional Cervantes…
Estos cantos tienen un alto significado político, son un antes y un después aunque no se pueda afirmar que sea el prolegómeno de una rebelión generalizada contra el gobierno, como en el 2001. Que pasará de ahora en más, es difícil de pronosticar. Lo seguro es que se trata de un salto en la conciencia de la población, pues la repetición del canto en distintos ámbitos, masivamente, al punto de que los que podrían estar en desacuerdo se tuvieron que callar, afecta a la mayoría de la población. Si no existiera esa masividad el diagnóstico sería distinto.
Estamos en presencia de un salto de cantidad en calidad de la conciencia del pueblo. No es fácil cantar contra un presidente de la manera en que se lo hace. ¿Qué otro ejemplo hay en la historia del país? Se puede nombrar al 2001, pero es probable que si existieron cantos abiertamente contra el gobierno comenzaran poco después que se inició la represión.
Otro recuerdo es la gran movilización obrera a Plaza de Mayo, desbordada totalmente por la cantidad de manifestantes, en el marco de un paro decretado por la CGT burocrática de entonces. Durante toda la tarde y en toda la plaza se cantó: “López Re…, López Re…, López Regaa…, la p. que te p.”. Poco después López Rega renuncia y se va del país para nunca más volver.
Era el 27 de junio de 1975. Pero no hubo insultos contra Isabel. La protesta era contra ministros del gobierno, pero no contra la Presidenta. El salto en la conciencia era menor que ahora. No es fácil repudiar en esos términos a un Presidente. Para eso es imprescindible dejar de lado muchos prejuicios y falsas ideologías, impulsados por la necesidad de enfrentar de alguna manera el saqueo y la represión que sufre la población.
De alguna forma aumenta la conciencia de que este gobierno actúa en contra del bienestar de la población.
Otro dato que ratifica lo dicho hasta aquí son muchas declaraciones de conductores de programas de TV de una manera drástica como no lo habían hecho hasta ahora.
Se puede pensar que en la conciencia del pueblo ya no se trata de una lucha meramente sindical, ni de que si la CGT fuera combativa en lugar de ser burocrática todo se solucionaría. Ahora se comienza a apuntar contra el gobierno, se toma conciencia de que el problema es político. Que la población encuentre la forma de salir victoriosa frente a esta política es otra cuestión. No se puede predecir.
Otro elemento que se percibe en el ambiente es que ha cambiado la relación ideológica de fuerzas entre los distintos sectores de la población. En los primeros tiempos era difícil hablar críticamente del gobierno en la vida cotidiana, existía mucha gente que enseguida reaccionaba. Ahora comienza a ser distinto. Lo que es difícil es hablar a favor del gobierno. Por lo menos los que lo votaron, arrepentidos o no tanto, incluso su núcleo duro que coincide concientemente con la política del gobierno, tienen dificultades para apoyarlo en la vida diaria.
También hay que referirse a Durán Barba. Para esto no parece contar con un contradiscurso. Circula la versión de que está, junto con otros, buscando la manera de ridiculizar los cantos contra Macri. No parece ser una tarea fácil, y en todo caso se corren serios riesgos de que este intento se transforme en boomerang, y en lugar de disminuirlo, generalice aún más el repudio.
Entre los intelectuales opositores al gobierno, políticos, opinólogos, desde el primer día, o aún antes de las elecciones, existía una búsqueda infructuosa para encontrar un contradiscurso que pudiera neutralizar las falsas y engañosas ideas difundidas por Durán Barba y Cía, como aquello de que “se robaron todo”.
Tanto Marx, como Engels, como Lenin, afirmaban que había que estar atentos a las enseñanzas de las masas, aprender de ellas, y elaborar políticas en base a ese aprendizaje.
Marx decía a los obreros que no intentaran “tomar el cielo por asalto”, antes de la Comuna de París, pero una vez producida, la reivindicó totalmente y extrajo conclusiones políticas estratégicas de esa experiencia.
Lenin había previsto y exhortado que en la Rusia zarista se produjera una verdadera revolución democrática. Pero no sabía cuál era la forma concreta en que ésta se iba a producir. Apenas surgieron los soviets (consejos) en 1905 los desestimó, no tomó conciencia inmediata de su importancia fundamental. Pero como siempre hacía se puso a estudiar nuevamente a Marx y Engels, entre otros, para encontrar la clave que explicara el nuevo fenómeno. Y llegó a la conclusión de que los soviets eran una versión rusa de la Comuna de París, eran su continuación histórica, a tal punto que los defendió e impulsó como nadie a partir de ese momento.
Hay que estar atento a las masas, porque ellas suelen encontrar el camino que muchas veces los intelectuales revolucionarios no encuentran.
Los cantos contra Macri dejaron sin respuesta a Durán Barba y Cía. Por su masividad y su contexto son inatacables. Incluso la parte de la población que sigue defendiendo a Macri no puede evitar tomar nota de que el repudio al gobierno es masivo. Es una prueba irrefutable, que se extiende día a día a todo tipo de ámbitos, muy distintos a la canchas de fútbol. Comienza a circular en la opinión pública lo que realmente significa la política de este gobierno.
Obviamente citar a la Comuna de París o los soviets sólo tienen un punto en común con los cantos contra Macri, que fueron una iniciativa de masas, que nadie previó, pero que tiene significados políticos muy importantes, y de los cuales se puede aprender.
Las masas abrieron la brecha en el discurso del gobierno, rompieron la protección y el silencio de los medios de comunicación. Lo que sucederá de ahora en más es impredecible. La brecha está abierta, y su significado político, en cuanto a una elevación generalizada de la conciencia es muy importante.
Carlos A. Larriera
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