Periódico clandestino de lucha contra la dictadura
El Partido Obrero mantuvo, de manera sistemática e ininterrumpida, una prensa política bajo la dictadura. Desde abril de 1976 hasta mayo de 1978 con el nombre de Adelante, y luego con el de siempre, Política Obrera. El periódico venía cubierto con hojas que lo hacían parecer un apunte universitario. Uno de los primeros decretos de la dictadura había “disuelto” al periódico y al partido.
En la primera quincena de abril de 1976, apenas quince días después del golpe, apareció el Nº 1. En su primer número, Política Obrera presentó una completa caracterización del golpe, en la que se destacaba el señalamiento de que la situación contrarrevolucionaria que se había creado era “inacabada”, con lo que hacía referencia a las fenomenales contradicciones que enfrentaba la dictadura y a la resistencia popular que no había exterminado. Por eso, Política Obrera podía presentar una reseña acabada de la lucha huelguística contra el golpe.
La prensa aparecía con una regularidad quincenal. La edición y distribución de una prensa clandestina era una tarea extremadamente compleja. El periódico iba “envuelto” en paquetes de cigarrillos, de galletitas, de fideos, de jabón en polvo. Incluso, algunos años, el periódico traía una “cubierta” que consistía en varias páginas de una publicación cultural. En esas condiciones, no sólo se lo distribuía en fábricas, barrios y universidades: Política Obrera entraba a las cárceles donde se encontraban detenidos nuestros compañeros.
En esa prensa clandestina, bullía la vida y la resistencia obrera: en el Nº 11 (noviembre de 1977) se presentan informes de Peugeot, portuarios, Alpargatas, Yelmo, Siam San Justo, Chrysler y un sinnúmero de talleres gráficos; la siguiente edición traía información de Fiat Palomar, Squibb, Ivasa, Fate, Codees, Cattáneo, Resero, Carpenter, Eximia, Siam electrodomésticos, Cibe e Ika Renault. En noviembre de 1977, la tapa de Política Obrera señala la primera victoria obrera contra la dictadura, con las huelgas de los estatales.
Bullía también la lucha democrática. En la denuncia de las desapariciones, asesinatos y la situación de los presos, Política Obrera fue una tribuna permanente. Número tras número reclamó la aparición con vida de nuestros compañeros Fernando Sánchez, Marcelo Grassi y Marcelo Arias y de todos los secuestrados por la dictadura. En octubre de 1977, Política Obrera da cuenta de la primera movilización por la aparición por vida de los desaparecidos, en la que participan 2.000 compañeros (respaldados por 20.000 firmas).
El Informe de Actividades al II Congreso de Política Obrera, celebrado en la clandestinidad en 1977, informaba que la venta de la prensa alcanzaba los 2.000 ejemplares quincenales, una verdadera hazaña política y militante.
En mayo de 1978, asentada plenamente en su trabajo clandestino, Política Obrera volvió a su antiguo nombre. Retornó con el número 284 (incorporando como propias las 25 ediciones de Adelante y Tribuna).
De una manera sistemática, Política Obrera señalaba su intervención en las luchas obreras y democráticas y presentaba balances políticos de la situación nacional e internacional. Temas de relevancia histórica como la revolución sandinista de 1979 o la rebelión polaca de 1980/1 fueron abordados extensamente en Política Obrera. En 1981, Política Obrera realizó movilizaciones públicas en Buenos Aires en defensa de la lucha de los obreros polacos.
La historia de la lucha contra la dictadura está en las páginas del periódico. En agosto de 1979, se publica una declaración de Política Obrera con relación a la llegada de la misión de la OEA, distribuida en fábricas, colegios y barrios, que reclama la aparición con vida de los detenidos-desparecidos. Con posterioridad, Política Obrera publicó como una “separata” especial el informe de la OEA sobre los detenidos-desaparecidos, algo que no hizo ninguna otra publicación en el país (Política Obrera publicó también el libro de Jacobo Timmerman “Preso sin nombre, celda sin número”, la primera denuncia publicada por un sobreviviente de los chupaderos de la dictadura).
Política Obrera era el periódico de una organización que luchaba y que crecía en la lucha. En abril de 1980, el periódico informaba acerca de la realización de una escuela de cuadros (¡en la clandestinidad!) con 300 asistentes. Un año más tarde, la escuela de cuadros recibía 400 compañeros, ¡un crecimiento del 30%! Política Obrera estaba reagrupando a una vanguardia obrera, juvenil y democrática que se movilizaba contra la dictadura y que llegaba a una periferia de enorme amplitud (el periódico informaba en 1981 sobre el éxito de la campaña financiera, que había logrado recaudar 90.000 dólares).
Cada número de Política Obrera tiene su importancia. En todos estaban presentes las luchas, las denuncias y la elaboración política. Pero, quizás, el periódico más importante es el que apareció el 10 de marzo de 1981. Titulaba “Bajo el signo de la catástrofe” y caracterizaba que, con la devaluación de la moneda y la fuga de capitales, comenzaba el derrumbe del régimen militar, y afirmaba que la crisis “pone a la orden del día el fin de la dictadura”.
Comenzaba una nueva etapa de luchas, cada vez más osadas de la clase obrera, de la juventud y del movimiento de los familiares, como las grandes manifestaciones de la CGT a San Cayetano o la primera Marcha de la Resistencia. El 2 de marzo de 1982, la tapa de Política Obrera planteaba “manifestaciones de masas y huelgas activas para acabar con la miseria y la dictadura”. Tres semanas después, el 30 de marzo de 1982, una gigantesca huelga general activa sacudió a la dictadura. La resistencia obrera, popular y democrática estaba acabando con el régimen militar.
Política Obrera luchó por la derrota de la flota imperialista en Malvinas y denunció la miserable capitulación de la dictadura frente al imperialismo.
Después de la derrota de Malvinas, el imperialismo y la burguesía organizan la retirada de la dictadura y el “retorno a la democracia”. En su edición del 6 de noviembre de 1982, Política Obrera plantea en su tapa que “es necesario un partido obrero”. Eran las conclusiones del III Congreso de Política Obrera, realizado también en la clandestinidad.
En ese Congreso, Política Obrera resolvió intervenir en las elecciones, para lo cual debía conquistar su legalidad. Pero no podía hacerlo con su nombre porque había sido ilegalizada por la dictadura. Así, la organización Política Obrera que publicaba el periódico Política Obrera se transformó en el Partido Obrero que publica Prensa Obrera.
Una misma organización, un mismo periódico; siempre PO. Esta es la tradición de lucha y de organización que reivindicamos.
Prensa Obrera
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