El MST acaba de dirigir una carta a los partidos del Frente de Izquierda que, aunque repite insistentemente la necesidad de unidad de la izquierda, formula una política divisionista. Esto es así porque en vez de proponer un acuerdo simple que comprometa a nuestros partidos y frentes a votar en los distritos que no pasamos las Paso o que no tenemos presencia organizada por la lista de izquierda que se presente, el MST condiciona este hecho a una serie de acuerdos de programa y de iniciativas posteriores a las elecciones de imposible cumplimiento, pues son incompatibles con las divergencias políticas existentes. Nadie puede pasar por alto que si venimos de presentaciones electorales separadas es porque el tenor de las divergencias presentes así lo justifican y que sería poco serio pretender zanjarlas en los pocos días que quedan hasta el 22 de octubre. En este cuadro, condicionar el voto a la izquierda a que se zanjen estas divergencias es una maniobra política para justificar el voto en blanco o la abstención.
La carta no aclara un punto importante. Aunque propone un acuerdo entre el Frente de Izquierda e Izquierda al Frente, el texto cuenta sólo con la firma del MST. ¿La propuesta es de Izquierda al Frente o sólo del MST? ¿El MAS sostiene la misma posición o llama a votar genéricamente a la izquierda, colocando al Frente de Izquierda y a Zamora en el mismo plano, siendo que uno es un frente de partidos con militancia el movimiento de los trabajadores, la juventud y la mujer que reclaman la defensa del gobierno de los trabajadores, mientras la lista zamorista no pasa de una expresión unipersonal opuesta a la estrategia de poder de la clase obrera?
Por nuestra parte, el tema lo entendemos mucho más simple: el voto a la izquierda debe ser incondicional, es decir, no debe estar supeditado a ningún otro acuerdo que no sea votarnos mutuamente en las elecciones de octubre. La incondicionalidad del voto por la izquierda es una cuestión de principios, debido a que no podemos declararnos neutrales allí donde hay una disputa entre partidos de la clase capitalista y partidos que se reclaman de la clase obrera, por más divergencias que tengamos con ellos. Para los objetivos estratégicos que nuestros partidos dicen defender no es igual una creciente elección de la lista de izquierda presente en determinado distrito, que los votos los concentre en su totalidad las fuerzas patronales. La incondicionalidad del voto, además, no compromete a nuestras fuerzas en acuerdos confusionistas, sellados bajo la presión de un calendario electoral, sino que permite que cada uno llame a votar la lista del otro partido desde su propia perspectiva. Este es el único método correcto y principista.
El PO está dispuesto a llevar hasta el final el carácter incondicional del voto a la izquierda. Por eso anunciamos que allí donde no hemos pasado las Paso o no tenemos lista por carecer de personería electoral, votaremos a la lista de izquierda que se presente, sin poner como condición que ellos lo hagan en los distritos donde sólo el FIT, alguno de sus partidos o el PO está presente.
Gabriel Solano
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