miércoles, 11 de febrero de 2015

Sigue la “guerra de los servicios”



Mientras oficialismo y oposición se siguen lanzando dardos envenenados alrededor del cadáver de Nisman, ayer Clarín denunció que el oficial de Prefectura que entró a robar en la casa de Sergio Massa en 2013, además hacía inteligencia para el gobierno. El Ministerio de Seguridad enseguida desmintió que su empleado fuera espía. La campaña electoral surfea en un océano de operaciones donde la verdad está cada día más hundida.

Pocas son las certezas que hasta el momento arrojó la investigación oficial de la muerte de Alberto Nisman, a cargo de la fiscal Viviana Fein. Mientras tanto, las mil y una informaciones que tanto desde el oficialismo como de la oposición se lanzan y hacen circular por los medios siguen llenando la agenda política, cada vez más fusionada con la sección “policiales”. Y, lógicamente, entremedio de los discursos que apelan a la “verdad” y la “justicia” asoma la más variada serie de operaciones político-periodísticas buscando influir en la opinión pública en este inicio del año electoral.

El duelo kirchnerista

Ayer el secretario general de la presidencia, Aníbal Fernández, insistió en la hipótesis del suicidio de Nisman y en que tras esa decisión estuvo la mano en las sombras del exespía de la SIDE Antonio “Jaime” Stiuso.
Sobre la muerte del fiscal, Fernández dijo que "se nos está presentando un suicidio, provocado por ese bodoque que le dieron para presentar como denuncia, se dio cuenta que un hombre de su talla no podía firmar eso". Y decidido a mostrar que Nisman carecía de fundamentos al denunciar a la presidente, al canciller Timerman y a otros miembros del kirchnerismo, dijo que la “carpeta” que recibió el fiscal para que denuncie públicamente provino de quien hasta diciembre fue el hombre fuerte del área operativa de la Secretaría de Inteligencia. "Stiuso era el comandante y Nisman el comandado", sentenció quien conoce al dedillo y desde hace años el submundo de los espías a sueldo del Estado.
En la misma conferencia de prensa, y casi como en un duelo de matones, el funcionario le pidió públicamente a Stiuso que "cuente que fue lo que habló" con Nisman el día antes de la muerte del fiscal federal.
Así, desde un sector importante del oficialismo se sigue abonando la idea de que la muerte de Nisman le corresponde al propio Nisman y que, a lo sumo, fue inducida por quienes desde su mismo entorno lo colocaron en una posición sin retorno. Pero pese a todos los esfuerzos oficiales por colocar a Nisman y Stiuso en la vereda de enfrente, el gobierno no puede ocultar que tanto el fiscal como el espía actuaron bajo las órdenes del gobierno entre 2003 y 2014. Y eso no hay “operación” que pueda solucionarlo.
Ese entramado de relaciones tejido en las alturas del poder durante años, explica en parte el nivel de secretismo e histeria que hoy rodea la investigación del fallecimiento violento de Nisman. Lo que pueda decir o callar Stiuso frente a la fiscal Fein en su declaración “testimonial” genera miedos e intrigas en muchos despachos y oficinas. Por eso tanta prevención y cuidados. Y por eso, quizás, tanta dilación.
Y como si fuera poco, el canillita Gonzalo Espíndola afirmó ayer ante el juez federal Luis Rodríguez que el ejemplar de la revista Noticias en el que el fallecido fiscal Alberto Nisman apareció con un punto negro en la frente no fue el que él envío a la casa de su ex esposa a través de su repartidor.

El robo renovador

Cuando casi toda la agenda mediática está inundada por el caso del fiscal Nisman, Clarín y el resto de los medios opositores se las ingenian para seguir esmerilando a un gobierno nacional cada vez más en falsa escuadra. Ayer la “corpo” denunció que Alcides Díaz Gorgonio, el oficial de la Prefectura que en 2013 (en plena campaña electoral) ingresó por la noche en la casa de Sergio Massa y se robó una caja fuerte con plata y papeles, cumplía además tareas en la Dirección de Inteligencia Criminal que depende del Ministerio de Seguridad de la Nación. Así la oposición mediática le tiraba un nuevo “carpetazo” a Cristina Fernández y a uno de sus máximos alfiles, Sergio Berni.
La denuncia está sostenida en escuchas aparentemente realizadas al mismo Gorgonio, algunas de las cuales reprodujo Clarín en su portal web. Allí el prefecto, hablando con su esposa, afirmaría que era empleado de la Dirección de Inteligencia Criminal, que trabajaba en el segundo piso de esa dependencia y que los cambios que hoy quiere implementar el gobierno con la Agencia Federal de Inteligencia serían buenos si se tratara de un “gobierno sano”.
La denuncia no tardó en expandirse como mancha de aceite y el mismo Massa, afilándose los colmillos, no paró de dar entrevistas. Evidentemente contó para ello con el asesoramiento inestimable de Juan José Álvarez, ex intendente duhaldista de Hurlingham y, sobre todo, ex miembro de la SIDE durante la dictadura.
A las pocas horas desde el Ministerio de Seguridad salieron a desmentir la denuncia de Massa y Clarín, negando que Alcides Gorgonio haya revistado en esa dependencia de inteligencia. Es más, en el comunicado de prensa la cartera manejada por Berni vincula al agente de Prefectura con el jefe del Frente Renovador. Incluso llega a pedir que se esclarezca “cuál es la relación existente entre la familia Massa y Díaz Gorgonio, quien solía visitar con frecuencia su domicilio, según lo declaró la empleada doméstica María Ester Martínez en una entrevista periodística al canal TN el 6 de agosto de 2013”.
Este cruce de versiones y denuncias muestra, una vez más, que tanto desde el gobierno como desde la oposición político-mediática están dispuestos a escalar día a día con nuevas operaciones en pos de anular las operaciones anteriores.
Como viene repitiendo la abogada del CeProDH y el PTS Myriam Bregman en los medios nacionales, dejando sin argumentos a periodistas y políticos oficialistas y opositores, “la cancha está bastante embarrada y así no se va a llegar a la verdad, porque estamos en un conjunto de operaciones cruzadas, de un lado y del otro”.
Cuando Bregman, Christian Castillo o Nicolás del Caño plantean públicamente la necesidad de poner en pie una comisión investigadora independiente que saque a la luz la verdad sobre el atentado a la AMIA y toda la trama de encubrimiento que le siguió, también los periodistas de las diferentes “corpos” suelen responder con silencio o cambiando de tema. Será que en la propuesta radica la posibilidad cierta de acabar con las operaciones, los “carpetazos” y la mentira.
Esa comisión investigadora, claro está, debería tener plenos poderes y un acceso irrestricto a todos los archivos y documentos que obran en poder de las oficinas de inteligencia y de "seguridad" del Estado, donde constan todas y cada una de las maniobras realizadas para ocultar la verdad y cimentar la impunidad. Sin dudas que para alcanzar la concreción de esa instancia investigativa independiente será indispensable la más amplia movilización popular. Una movilización ubicada en las antípodas, por cierto, de la marcha de los fiscales y líderes de la oposición "republicana" que está siendo convocada para el miércoles 18 y a la que el Frente de Izquierda ya anunció que no asistirá.

Daniel Satur
@saturnetroc

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