La Izquierda Diario conversó con Claudio Katz (economista, investigador, profesor y miembro del EDI -Economistas de Izquierda-) para conocer su opinión sobre la marcha del 18F.
Es evidente que esta marcha no apunta a la búsqueda real de justicia ni al esclarecimiento de la muerte de Nisman. Es una marcha conservadora, dirigida por fiscales altamente cuestionados, con probados lazos con gente de la dictadura y del narcopoder. Es una hipocresía la demanda de que se deje actuar a la justicia o que nadie interfiera, justamente cuando este tipo de fiscales son los que han garantizado la impunidad. Es una marcha en contra de la justicia.
Me parece que uno de los objetivos es incluso bloquear el próximo juicio a Galeano, Beraja, y todos los que han estado involucrados más directamente en el encubrimiento de lo ocurrido en la AMIA. También apunta a continuar favoreciendo que la CIA, el Mossad, los servicios de inteligencia internacionales operen en estos procesos. Es decir que busca impedir que se reabra una investigación en serio, y promueve que se siga apuntando a la pista iraní y se deje de lado otras como la investigación de la conexión local.
Lo más significativo no es tanto esto de lo cual ya se habló bastante, sino que hay un hecho positivo esta vez: ninguna corriente de izquierda participa en la marcha. Esto que parece natural en realidad es un cambio importante porque en otras marchas de este tipo había discusiones en la izquierda. Esta vez ha sido unánime. La izquierda y el progresismo genuino se ha opuesto, salvo algunas excepciones que es importante discutirlas.
Por ejemplo Gargarella o Victoria Donda. Al principio coquetearon con la idea de que la marcha no era política sino que era una marcha ciudadana, que es una forma de encubrir su contenido. Después, presentaron argumentos para participar de la marcha que son insostenibles. Por ejemplo dicen que es positivo marchar y ganar las calles porque de esta forma se está presente y se participa, como si no importara el contenido de las marchas en las que uno está participando. Ser parte de una marcha reaccionaria es más contraproducente que no participar en nada.
La otra tesis que yo escuché es que cada uno le pone el contenido que quiere. Los fiscales marchan por Nisman, y Donda-Gargarella marchan por la apertura de los archivos o el fin de la impunidad. Y esto me parece que es un argumento ridículo, porque uno no puede ir a cualquier marcha con sus propias banderas omitiendo el contenido rector de la marcha que le ponen los que la convocan. Por ejemplo, uno no podría ir a una marcha Blumberg demandando el castigo a los genocidas, o ir a un cacerolazo en defensa de la revolución cubana, o ir a un acto de la Sociedad Rural en favor de la nacionalización de la renta agraria. Incluso Gargarella hizo una comparación con las marchas de María Soledad que me parece equivocada, porque ahí había una demanda justa: se pedía la investigación de un crimen encubierto por el Estado. Aquí es al revés, porque acá Nisman era el encubridor; y no hay nada de progresivo en homenajear a un fiscal muerto haciendo abstracción de quién era Nisman y para quién trabajaba.
Me parece importante la crítica de la marcha, y la crítica de quienes han justificado su participación en la marcha con argumentos progresistas. Pero subrayando el hecho que me parece que es clave para el cambio que se está registrando en el escenario político, que es que la izquierda en su totalidad se ha opuesto a esta marcha derechista.
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