martes, 17 de febrero de 2015
Están envenenando a los argentinitos y argentinitas
En el discurso de Cristina Kirchner del Miércoles 11 de Febrero en la Casa Rosada entre muchos otros puntos se mencionaron dos que implican a los niños del país.
Por un lado la presidenta anuncio la inclusión de “argentinitos y argentinitas de 4 años” como beneficiarios de la ayuda escolar. Por otro lado, la inauguración en la fábrica Transcolor SA de Pilar de una línea de producción de potasa cáustica, insumo básico para la producción de glifosato. Este agrotóxico, es de los más denunciados por familiares y organizaciones que vienen reclamando que se “Pare de fumigar” y se “Pare de enfermar” a los pueblos que padecen el modelo extractivo de agricultura intensiva, así como también minería a cielo abierto y fracking.
Desde la Izquierda Diario entrevistamos a Mercedes Mendez, enfermera del sector de cuidados paliativos del Hospital Garrahan quien nos cuenta que gran parte de los afectados son niñas y niños que enferman y en muchos casos mueren por las consecuencias del envenenamiento con productos como el glifosato.
¿Cuál fue tu primer reacción ante los anuncios?
MM: Indignación. No se puede anunciar como algo positivo la promoción de una empresa que envenena gente. Además, pasa mal la información porque el glifosato no es un fertilizante como ella dice sino que es un herbicida, es decir mata plantas y así como mata plantas enferma, envenena y mata al perro, al gato, al chancho, la persona y todo lo que se cruce por ahí. Pero lo más importante es que con esto queda claro una vez más que es mentira que el gobierno se ve presionado hacia algunas políticas que favorezcan a estos sectores. Es un gobierno que comparte la entrega de recursos naturales como una manera de generar divisas y favorece el enriquecimiento de multinacionales como Monsanto. Comparte el modelo productivo de la agricultura intensiva, la minería a cielo abierto y el fracking. Lo que está ocurriendo es como si en una gran avenida no colocamos semáforos, pero ponemos un hospital de emergencias y trauma enfrente, para asistir a los que enferman y mueren atropellados, en vez de poner el semáforo. En ese sentido el Dr. Damián Verzeñas si un investigador del tema, es muy claro cuando dice que con la plata de la soja construimos hospitales para atender los enfermos que el mismo modelo produce. Es decir, se habla de las ganancias que genera pero ¿se tiene en cuenta todo lo que se tiene que invertir en salud, por los "efectos colaterales" que el mismo va dejando? Por supuesto hay que aclarar que las víctimas principales son los más pobres. Cristina menciono a los argentinitos y argentinitas que van a recibir el subsidio pero se olvido de mencionarlos también como envenados por las mismas empresas que ella auspicia.
¿Cuáles son las consecuencias de este tipo de producción?
MM: Por un lado los recursos naturales son agotables. Si vos contaminas el agua, no tenes más agua para tus hijos, tus nietos. La tierra queda envenenada por años.
Es plata para hoy y muerte para mañana. También es mentira que da trabajo. El tipo que realmente laburaba y vivía del campo fue expulsado, también los pueblos originarios. Grandes extensiones de campo se explota solo con dos o tres personas nada más. En cuanto a enfermedades por una parte hay envenenamiento agudo. En el hospital -que yo conozco al menos- tuvimos dos casos de tomateras de Corrientes, uno de ellos José Rivero que falleció. Pero peor aún es el envenenamiento a largo plazo. Porque las víctimas son de los pueblos más pobres y -está contemplado así- son los que menos acceso a los servicios de salud tienen, por lo tanto es más difícil de comprobarlo. No es casual que no haya estudios ni políticas de estado serios que investigue qué está pasando en la salud a casi veinte años de instalado este modelo tóxico que derrama millones de litros de venenos sobre la población. Lo que se ve en los pueblos mas afectados es un aumento de distintos tipos de cáncer, malformaciones, enfermedades respiratorias y endocrinológicas, cardiopatías, abortos espontáneos, infertilidad que en general aumentan con la cercanía a las áreas de fumigación. Estamos hablando de 12 millones de personas aproximadamente sobre las que, de manera periódica se derraman venenos. Hay un principio precautorio sobre todo en lo que es cuestión ambiental que indica que ante una acción que produce riesgo al medio ambiente, la falta de certeza científica no es impedimento para solicitar la suspensión de la misma. Es decir, que si las sustancias que están utilizando en estos casos, tienen altas chances de contaminar el ambiente y enfermar a la población, eso no se debería continuar realizando. Pero claro, es un sistema que necesita de la impunidad si o sí para continuar funcionando, por lo tanto no es que fallen los controles, sino, que no tolera ningún control, por eso mismo no se llevan a cabo.
Sin embargo, hay estudios realizados que demuestran estas consecuencias para la salud
MM: Sí, los hay. Pero al haber tanta plata de por medio cada vez que se publica una investigación, la intentan desprestigiar. Lo primero que dicen es que no hay certeza científica, sobre todo en el caso del aumento de tipos de cáncer cuestionan que la causa del mismo es multifactorial, que no hay nada comprobado. Pero no es cierto hay muchos estudios muy serios. Por nombrar uno está el del Dr.Carrasco que investigó, con pensamiento crítico, a partir de las denuncias de las madres de B° Ituzaingo – Córdoba. Ahí el relevamiento sanitario lo hicieron las madres cuando se dieron cuenta que veían mayor cantidad de vecinos con barbijos y pañuelos en la cabeza por las quimioterapias, entonces empezaron a preguntar a uno y a otro y se dieron cuenta que habían cientos de casos de cáncer. Cuando hicieron el mapeo, los casos de cáncer y otras patologias aumentaban a medida que se acercaban a la zona fumigada. Eso es gráfico, vos miras el mapa y es así. También en Córdoba otro relevamiento en un pueblo llamado Monte Maíz, se obtuvieron resultados similares.
El Dr. Andrés Carrasco comprobó, investigando el efecto del glifosato en su laboratorio, lo que las Madres de Ituzaingo estaban denunciando que pasaba con la gente y por eso lo quisieron desprestigiar durante muchos años y aún hoy, ya fallecido, intentan denostarlo. Los médicos del interior comenzaron a preguntarse, hace más de una década, qué pasaba que el patrón de enfermedades de las familias que asistían y comenzaron a ver malformaciones, abortos, cánceres, dermatitis etc. y llegan a la conclusión que lo que se había modificado era que en todos los casos cerca de la casa pasaba el camión fumigador y que se encontraban rodeados de cultivos. Las escuelas rurales son fumigadas. También hay estudios de poblaciones de trabajadores expuestos a los agrotóxicos. Las hierbas se hacen cada vez mas resistentes por lo tanto cada vez tienen que tirar mayor cantidad de veneno.
Por supuesto hay una decisión política de no investigar estas causas, ni recolectar evidencias; por lo tanto no se realizan dosajes de estas sustancias en los pacientes expuestos, ni hay lugares accesibles para realizarlos, el costo es de $2.000 aproximadamente, lo cual también es utilizado como excusa para ni siquiera indicarlo.
¿Qué es lo que se hace desde el hospital ante esta situación?
MM: En mi caso humildemente hace tiempo asumí un compromiso y es buscar las formas de darle un espacio a los médicos del interior para que vengan a contar al Hospital Garrahan qué está pasando con los niños y sus familias, antes que terminen siendo pacientes nuestros. En general siempre es al revés, vienen a escuchar a los médicos del Garrahan. Pienso que una parte importante del problema es el desconocimiento de los profesionales sobre todo médicos que son los que diagnostican y que a esta altura deberían tener en cuenta la zona de donde vienen los pacientes como zona de riesgo. Y esto hoy en día no se realiza. En el hospital hicimos una charla con la Asociación de Profesionales y tres charlas con la Junta Interna ATE. También solicité por escrito a la dirección del hospital se tenga en cuenta esta problemática y ofrezca a profesionales del interior, espacios de difusión, pero lamentablemente no lo hicieron. Me parece imprescindible seguir haciendo este tipo de charlas como parte de aportar a la denuncia y difusión de este experimento masivo con severas consecuencias en la salud de la población.
Bárbara Acevedo
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