sábado, 8 de marzo de 2014
“De los noventa venimos, a los noventa vamos”
El discurso derechista de un gobierno sin rumbo
Dicen que Cristina Kirchner les pidió compostura a las barras de La Cámpora y del Movimiento Evita que coparon las gradas del Congreso, en su sesión inaugural. A la luz del discurso posterior, podría haberles pedido que se quedaran en sus casas. El aplauso más sonoro y entusiasta en el Congreso se lo prodigó la derechista Laura Alonso, del PRO, cuando anunció la ‘regulación’ de la protesta social o el presentismo a los docentes. La misma ‘sintonía’ se advirtió cuando la Presidenta pidió ‘celeridad’ a la Justicia para proceder al desalojo de tierras en Lugano, ocupadas por vecinos sin techo.
Con Menem y Cavallo
Uno de los pasajes más sorprendentes del discurso fue la reivindicación integral de la privatización petrolera de los años ’90. YPF fue convertida en sociedad anónima con la finalidad de vender sus acciones en los mercados internacionales, invertir en otros países, asociarla a capitales extranjeros y subordinar el abastecimiento interno a las exportaciones. Las provincias fueron convertidas en accionistas. A finales de la década, la privatización siguió otro rumbo: YPF fue vendida a Repsol, que la compró con deuda externa. Ahora, YPF vuelve al esquema original: una sociedad anónima que ya cotiza (49%) en Londres y Nueva York, pero que ha quedado reducida a un tercio del mercado nacional, que ahora comparte con numerosos pulpos extranjeros. Cuando presentó a la privatización de los ’90 como “un muy buen negocio para las provincias”, se olvidó de decir adónde fueron a parar los casi 1.000 millones de dólares que la camarilla K recibió por las acciones de Santa Cruz en YPF. Así, la Presidenta le recordó al capital internacional, al cual reclama ahora créditos de rescate, ‘de dónde venimos los Kirchner’. CFK reivindicó la indemnización a Repsol, una exigencia de esos capitales para autorizar al gobierno a endeudarse en el exterior.
De Maduro a Milani
Para subrayar la retirada estratégica del relato oficial, Cristina Kirchner se desmarcó de Maduro (ver recuadro) y hasta denunció el acuerdo con Irán por la Amia, que reclaman el sionismo y la derecha norteamericana. Obama, por su lado, está reforzando una línea de convivencia con el régimen iraní, en función de las crisis políticas y rebeliones populares en Medio Oriente.
Aún más significativa fue la reivindicación del ‘nuevo rol’ de las Fuerzas Armadas. Con ese propósito, el represor Milani fue confirmado al frente del Ejército.
CFK no dijo ni ‘a’ de los piquetes gigantescos y extendidos a causa de los cortes de luz, la falta de agua o los despidos. Cristina Kirchner pretende, en cambio, imponer un Metrobus de la protesta. Insinuó que los medios deberían ignorar los piquetes: de la fracasada pluralidad de voces, los “nacionales y populares” han pasado a proponerle a Magnetto, Vila-Manzano y otros el ejercicio general de la censura.
Improvisación ‘plural’
La Presidenta aprovechó el discurso para presentar al nombramiento del ex radical, sojero represor, Gerardo Zamora, al frente del Senado, y ensalzó a varios de los ex destituyentes de la oposición. ¿Los K insinúan un gobierno de coalición? ¿Por eso se ha desatado el apoyo furioso del macrismo a los K? La Presidenta ha debido desprenderse de una Alperovich, cuyo gobierno se desmorona en un mar de denuncias de criminalidad.
El aparato estatal movilizó a decenas de miles de personas. El mensaje que les mandó, aplaudido con entusiasmo por los aparatos, fue que hay que arreglar con el capital financiero internacional.
El beneplácito de la oposición con ese rumbo sólo ha servido para mostrar la catadura antinacional y antipopular de los K y de quienes se presentan como alternativa al kirchnerismo.
Marcelo Ramal
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario