domingo, 9 de marzo de 2014

A 40 años del Villazo, una gesta obrera.

El triunfo de los metalúrgicos de Villa Constitución en marzo de 1974, contra la burocracia sindical de la UOM que lideraba Lorenzo Miguel, contra la patronal de Acindar y contra el gobierno de Juan Domingo Perón es una de las grandes luchas que dio el proletariado de nuestro país y que merece ser conocida por las nuevas generaciones.

Antecedentes

El país y la región sur de Santa Fe vivía una situación de gran agitación y actividad, que abrieron los dos Rosariazos de 1969. Las tendencias a la acción directa, huelgas salvajes y enfrentamientos contra la burocracia traidora, se extendía en medio de una lucha obrera y popular contra la dictadura de Ongania y después de Lanusse.
Sin embargo, aprovechando la derrota de un conflicto en Acindar en 1970, la burocracia sindical intervino la seccional Villa de la UOM. Lenta pero persistentemente se fue organizando la vanguardia metalúrgica contra los traidores, con el GOCA (Grupo de Obreros Combativos de Acindar) al principio en forma clandestina.
Cuando a comienzos de 1974 los combativos ganaron la Comisión Interna de Acindar, la UOM decide suspender las elecciones en la seccional Villa con excusas increíbles. La bronca aumenta. Lorenzo Miguel cambia de interventor y manda a dos provocadores, que el 7 de marzo van a Acindar a decir que hay que echar a la CI “comunista”, y los delegados los apuran. Al otro día la CI de Acindar había sido expulsada del gremio y la patronal dice que ya no los reconoce como delegados. Desconcierto primero y bronca después. Los delegados deliberan y deciden resistir. Convocan a asamblea de los 2 turnos a la salida de la mañana. Las asambleas y la democracia sindical son características de este proceso. Se pone en marcha el histórico Villazo.

Ocupan las fábricas

“El 8 de marzo comenzó la toma de la fábrica Acindar, en donde más de 2500 obreros demandaban el levantamiento de la sanción a los miembros de la CI y delegados, así como la inmediata convocatoria a elecciones. Al día siguiente fue ocupada Marathón, mientras que los obreros de Metcon realizaban una huelga de brazos caídos. En Acindar, los portones fueron cerrados y controlados por piquetes de obreros. El personal jerárquico no pudo abandonar la fábrica y se lo retuvo en las oficinas de relaciones industriales. Ante la posibilidad de una intervención policial, en las calles internas se hicieron barricadas para que no circularan vehículos, se utilizaron vagones para cruzarlos donde la distribución de las vías lo permitían y se construyeron barricadas con tanques conteniendo solventes preparados para prenderlos fuego en caso de ser necesario.
La huelga se extendió rápidamente a las ciudades vecinas, se adhirieron las fábricas Villber y Cilsa, los portuarios, los transportistas, los aceiteros, la Asociación del Magisterio de la provincia de Santa Fe, la Asociación Bancaria y el Centro Comercial e Industrial; llegando adhesiones de organizaciones y sindicatos de todo el país.” (1)
El sábado 16 de marzo la huelga triunfa en todos sus puntos. La dureza de los métodos de lucha (ocupación con rehenes, etc) y la solidaridad efectiva del resto de los gremios y sectores populares derrotaron el plan reaccionario de Perón, la burocracia y la patronal de Acindar que tenía a Alfredo Martínez de Hoz como uno de sus gerentes.
El festejo fue en la Plaza central de Villa, se calcula que mas de 12.000 personas participaron del mismo.

El marco nacional

El Villazo se da en una situación política especial. Perón había asumido la presidencia por 3° vez, a fines de setiembre de 1973. Su objetivo era desviar el potente ascenso obrero y popular que se daba en Argentina, que era parte de un fenómeno en toda la región (Chile, Bolivia, Uruguay, etc). En noviembre del ’73 se aprueba la ley de asociaciones profesionales, que le garantizaba a la burocracia atornillarse a los sillones. A principios de 1974 la guerrilla del ERP copa el cuartel de Azul. Perón responde con energía, responsabiliza al gobernador Bidegain (con buena relación con la izquierda peronista) y este presenta su renuncia el 24 de enero. Asume su vice Victorio Calabró, un burócrata de la UOM y ala derecha del PJ. Perón, a su vez manda a modificar el Código Penal, que con la excusa de reprimir las acciones terroristas prohíbe las ocupaciones de fábricas. Ocho diputados de la Tendencia (ligados a Montoneros) renuncian. A fines de febrero, el jefe de la policía de Córdoba da un golpe y destituye al gobierno peronista de izquierda que encabezaba el Dr. Obregón Cano y el sindicalista Atilio López. Perón avala el golpe de Navarro e interviene la provincia. La Córdoba insurrecta del ’69 sufre una derrota. Los sindicatos combativos son intervenidos y/o allanados sus locales. La policía y los grupos parapoliciales, tipo AAA, son dueños de la ciudad capital. En plena “democracia” se vive un clima de estado de sitio. El gobierno de Perón arranca el año 1974 con mano dura contra la vanguardia obrera y popular.
En Villa Constitución, la UOM intenta un golpe de mano para barrer a los sectores combativos. Pero estos, apoyados en la base, le propina una dura derrota. El triunfante Villazo abría la posibilidad de revertir la derrota de Córdoba, cuna del clasismo. Pero a condición de reorganizar a la vanguardia democrática y combativa que existía en todo el país.

El Plenario en el Club Riberas del Paraná

El 20 de abril se convoca a un gran plenario antiburocrático en la cancha de fútbol del club villense. Miles de delegados y activistas de todo el país, desde Neuquén hasta Salta, llegan esperanzados a juntarse con los metalúrgicos que derrotaron a Lorenzo Miguel. Destacados dirigentes sindicales, los más reconocidos del sindicalismo combativo se dan cita ahí. El anfitrión Alberto Piccinini, Agustín Tosco de Luz y Fuerza Córdoba, René Salamanca del SMATA Córdoba, Ferraresi de Farmacia, Jaime de la CGT Salta, entre otros. El gran ausente fue la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) orientada por Montoneros, que pocos días antes había llenado el estadio de Atlanta al cumplirse el 11 de marzo un año de la asunción de Cámpora. Pero como no querían enfrentarse con Perón ni al Pacto Social que el líder había impuesto, boicotearon el Plenario. Su cautela no les sirvió de nada. Diez días después, el 1° de mayo, Perón los expulsa de la Plaza de Mayo y amenaza con que “todavía no sonó el escarmiento”.
Pero el Plenario no tomaría ninguna resolución contra el Pacto Social. Había sido convocado para apoyar a los metalúrgicos villenses y que se cumplieran las promesas de elecciones democráticas antes de fin de año. Pero hoy podemos decir claramente que fue una tragedia que ahí no se avanzara en una coordinación nacional. Salvo el PST y otros grupos menores ninguna de las corrientes y dirigentes allí presentes apoyó la formación de una Coordinadora. Los Montos porque no querían enfrentar a Perón, el PC y Tosco porque no querían romper con los Montos igual que Piccinini y el resto de los sindicalistas. Hasta el día de hoy, Piccinini dice que no estaban dadas las condiciones. ¡Qué más se necesitaba viendo el giro a la derecha de Perón y su apoyo descarado a la patota sindical, los ataques de la Triple A, el golpe en Córdoba! Con sangre de muchos luchadores pagaron este descomunal error. Incluso en la misma Villa, cuando solo un año después detienen a todos los dirigentes y derrotan la huelga de 59 días con su secuela de muertos.
El histórico triunfo de marzo del ’74 para consolidarse, debía extenderse y coordinar con otros sectores combativos y antiburocráticos. Al no hacerlo selló su suerte.
Cuando en diciembre del ’74 asume la flamante directiva de la UOM Villa con Piccinini a la cabeza, el gobierno y el régimen (ya había estado de sitio nacional con Isabel y las 3A) preparaban su derrocamiento por métodos violentos que se concretaría 3 meses después.

Titin Moreira

(1) “El Villazo” Prof. Ernesto Jorge Rodríguez

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