domingo, 30 de junio de 2013

Katz: A 10 años de gobierno kirchnerista, ¿tuvimos una década ganada o desaprovechada?



Entrevistamos a Claudio Katz, economista de izquierda :: "La respuesta hay que encararla desde una mirada social, quién ganó y quién perdió en la década"

Mario Hernández (MH): Hemos presentado la I Asamblea de los Movimientos Sociales hacia el ALBA “Hugo Chávez Frías” y ahora vamos a conversar con uno de sus participantes, Claudio Katz [ http://katz.lahaine.org ],de Economistas de Izquierda (EDI). ¿Qué nos podés comentar, vos que estuviste presente, de esta asamblea?
Claudio Katz (CK): Fue una reunión muy importante, hubo 200 delegados, decenas de movimientos sociales, 22 países representados, se hizo en la escuela “Florestán Fernández” del Movimiento Sin Tierra de Brasil (MST) y todos convocados por la afinidad con el proyecto de integración del ALBA, de unidad latinoamericana, basado en la solidaridad y la cooperación, opuesto a los TLCs y diferenciado del Mercosur.
La novedad esta vez no fue una discusión técnica sobre iniciativas del ALBA como, por ejemplo, la moneda común, el sucre, sino un análisis de cómo avanzar por abajo en la integración de los movimientos sociales con una agenda propia. Fue una reunión muy fructífera porque se contrastaron experiencias nacionales, los mismos debates que hay aquí sobre el extractivismo se desarrollan en otros países y vamos aprendiendo de las distintas experiencias superando la mirada puramente local.
Hubo fuertes reflexiones sobre los gobiernos denominados progresistas, que en algunos casos profundizan inesperadamente lo imaginado y en otros defraudan las esperanzas que se habían depositado en ellos.

En esta asamblea hubo una clara comprensión que la lucha social tiene que proyectarse en el plano político

Creo que hay una nueva generación de militantes que se ha forjado en estas prácticas y exhibe un nivel de conciencia y politización muy superior a otros foros. Ya nadie hace el contraste entre movimientos sociales y partidos políticos, hay una clara comprensión que la lucha social tiene que proyectarse al plano político y además hay una convicción de que la batalla es contra el capitalismo, no solo contra el neo-liberalismo y, por eso, el retorno de la problemática por el socialismo estuvo presente.
Además se discutieron campañas, cómo avanzar en el plano económico, en el plano de la soberanía de los recursos naturales, conquistar la soberanía financiera, alimentaria y priorizar la batalla por Malvinas, la salida al mar de Bolivia, la exigencia que se vayan las tropas de Haití como una campaña continental. Te diría que el 2013 estará muy centrado en dos problemas: el proceso de paz en Colombia para que culmine positivamente y las elecciones en Honduras, donde hay que garantizar comicios libres porque hay posibilidades bastante interesantes para una coalición progresista.
Esta vez se discutió no solo hacer declaraciones, hay muchas ideas de participar con brigadas, una actitud mucho más militante. Por lo tanto, fue una reunión muy motivante, bastante dominada por el impacto emotivo y el recuerdo de Chávez que es un poco la referencia de todos los presentes y la centralidad del ámbito brindado por el MST que no solo aportó instalaciones sino experiencia, una cultura, una mística de cómo construir procesos de movimientos sociales en América Latina.
MH: Te había convocado hace un par de semanas pero no pudimos concretar la entrevista porque precisamente estabas participando de este encuentro. La idea era dialogar acerca de estos 10 años de kirchnerismo que se cumplieron el pasado 25 de mayo en una Plaza de Mayo multitudinaria en la que no me gustó la foto del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, escoltando a Cristina. Creo que lo debería haber mandado al “corralito”. La idea sería trabajar sobre un balance de los 10 años en los cuales el crecimiento anual promedio de nuestro país fue de un 7.2%, el doble de Brasil y 50% por encima de Colombia y Venezuela. Otro dato: es el único país sudamericano que tiene un stock de deuda inferior a 2003, 30% más baja. Se ha reducido el desempleo, ha disminuido el empleo en negro, entre 2001 y 2010 la cantidad de ocupados paso de casi 11 millones a 18.5. El empleo no registrado, que era del 50% en 2003, se ha reducido al 34.6%. Son cifras positivas. ¿Cuál es tu opinión?
CK: Creo que estamos en un debate económico dominado por la pregunta de si tuvimos una década ganada o desaprovechada. La respuesta hay que encararla desde una mirada social, quién ganó y quién perdió en la década. Ahí diferenciaría tres sectores. Para los grupos concentrados indudablemente fue una década favorable, con beneficios récords, especialmente las multinacionales que giraron al exterior más utilidades que en toda la década anterior o para los grandes propietarios de tierras que valorizaron como nunca sus activos o el sector financiero con balances muy florecientes.
En cambio, para los asalariados y el grueso de la clase media fue una década de recuperación moderada a los niveles previos al colapso del 2001. En general, el salario formal acompañó la inflación, corriendo por atrás.
Hay un tercer sector que sería la población más sumergida que soportó una década de continuados sufrimientos, con un trabajo en negro que se ha reducido un poco pero sin modificar su peso. No hay que olvidar que la AUH [Asignación Universal por Hijo] solo alivia una situación de pobreza extrema y las brechas sociales continúan, basta mirar, por ejemplo, los niveles de desigualdad que se perciben en ámbitos como la salud o la educación. En el balance de la época diferenciaría estos tres sectores.
Hay otra forma de encarar el tema, que es la más común para los economistas, que suelen plantear que la época hay que dividirla porque en realidad tenemos un período 2003-7 de alto crecimiento, baja inflación y creación de empleo y ahí influyó el “viento de cola”, la recuperación de la rentabilidad y el impulso oficial al consumo. Después hubo un segundo período, 2008-10 donde hubo menos crecimiento, empezó la inflación y poca generación de empleo. Ahí hubo una política defensiva del gobierno para sostener el consumo, por ejemplo, la nacionalización de las AFJP.
El tercer período de 2010 hasta acá donde ya tenemos alta inflación, bajo crecimiento y nula creación de empleo, con medidas oficiales que siguen buscando sostener la demanda, por ejemplo, el control de cambios, la pesificación, con emisión monetaria, pero ya en un escenario mucho más complicado.

Este modelo no modifica los pilares de una economía dependiente

Te diría que en todos los períodos ha operado el mismo modelo que es neo-desarrollista pero enfrentando desequilibrios cada vez mayores porque no modifica los pilares de una economía dependiente de la agro-exportación, con desigualdad social, de frágil industrialización.
Hay también otras tres formas de encarar el balance. Los neo-liberales suelen decir que tenemos la década desaprovechada porque Argentina ha perdido una oportunidad, que hay mucho intervencionismo. Como ya se les pasó la moda de elogiar a España o Italia y la privatización no está tan en boga, ahora elogian a Chile o Perú, ocultando que allí hay un ingreso perverso de capitalismo especulativo y alta primarización de la economía. Es un balance tramposo, como siempre, que busca disfrazar la ambición de volver al ajuste.
Luego está el balance oficialista que oscila porque por momentos es el de una década ganada, de un imaginario de felicidad colectiva que son un poco los índices del Indec. Todo magnífico, baja inflación, pero que se divorcia de los problemas reales que tiene la economía. En otros momentos gira de esta mirada tan ingenua a una especie de pragmatismo sin explicaciones, o sea, antes era maravillosa la presencia de Repsol y luego fue correcto nacionalizarla, antes era acertado el libre ingreso y salida de capitales y ahora está bien el control, antes había que ponerle un traje a rayas a los evasores y ahora hay que facilitarles el blanqueo del dinero en negro. Está este pragmatismo que suele tender a un amoldamiento a presiones de no avanzar en un proyecto transformador.
Afortunadamente, existe una tercera posición, una postura progresista, de izquierda, de los que nos oponemos frontalmente a la derecha pero remarcando todas estas contradicciones de un gobierno que interviene tarde, mal y, en general, favoreciendo más a los grupos concentrados que a los sectores populares.

Hay una clase dominante en Argentina que está acostumbrada a tener altos beneficios, invirtiendo poco

MH: Mencionaste la Asignación Universal por Hijo que ofrece una cobertura a 3.500.000 chicos hasta los 17 años, un 28% del total de menores de edad, yo agregaría la población de jubilados y pensionados de 65 años y más que creció de un 70% a 93% entre 2001-10. Leyendo una entrevista que le hicieron a Beatriz Sarlo sostenía que estos dos eran los más claros ejemplos de clientelismo ya que el Frente para la Victoria (FPV) tenía por un lado un núcleo setentista al que le sumaba otro de tránsfugas.
CK: Hay una especie de mareo en estas evaluaciones de gente que en algún momento fue progresista y ahora se han sumado a la campaña neo-liberal contra el gobierno y presentan conquistas sociales y populares como dádivas populistas del estado. Se han desconectado tanto de los movimientos sociales que no pueden diferenciar cuándo hay un derecho conquistado de una manipulación por arriba.
Prácticamente, miran el mundo al revés, están enceguecidos, por ejemplo, cuando dicen que estamos próximos a los inicios de 1933 con el hitlerismo. Hay niveles que han perdido cualquier grado de contacto con la realidad. Básicamente, uno tiene que refutar este tipo de argumentos sin sentido como los percibe la mayoría de la población, como argumentos dictados por las necesidades de los medios hegemónicos y no como parte de un proyecto popular. Junto con la crítica que tiene que ser muy contundente a estas posturas, tampoco tenemos que ocultarnos los reales problemas económicos que tiene el modelo, disfrazándolos o suponiendo que son insignificantes.
Hay por lo menos tres problemas inmediatos que son bastante serios: la inflación, el tipo de cambio y el déficit fiscal que está creciendo a un ritmo bastante peligroso, además pasa el tiempo y no se corrigen. La inflación viene avanzando y los grandes grupos económicos siguen remarcando precios, te diría que con tolerancia oficial, con una negociación de controles de precios que son completamente inoperantes.
Un tipo de devaluación de la moneda que está desajustando todo el equilibrio macroeconómico y un déficit fiscal que crece y si sigue así va a empujar al gobierno a volver al endeudamiento externo que vos correctamente señalaste que está en niveles muy bajos.
Lo que no se ve son caminos de soluciones progresistas. Te doy la más evidente, la más discutida, la más incuestionable, la reforma tributaria. En lugar de una reforma progresista lo que hay son impuestos al trabajo, que tributa como ganancia, mientras que la reforma impositiva tan discutida y conocida a la renta financiera, al juego, a la actividad minero-extractiva, reimplantando los aportes patronales, de todo eso no se habla, en cambio, sí se ha instaurado un blanqueo que es, como mínimo, inadmisible, en la mejor designación. No olvidemos que a este tipo de blanqueo se lo aplica con los argumentos más típicos del neo-liberalismo.
Creo que el problema de fondo es que hay una clase dominante en Argentina que está acostumbrada a tener altos beneficios, invirtiendo poco. Esto no pasa en la última década sino históricamente y esta clase dominante, que está acostumbrada a ganar mucha plata, con subsidios del estado y sin inversión, cuando el modelo ya no le brinda esa tasa de rentabilidad recurre a la fuga de capitales, a la remarcación de precios y a la presión devaluatoria. Esto es lo que estamos viendo en este momento en Argentina.
Frente a esto un gobierno que negocia, maniobra, busca soluciones de corto plazo, pero creando una situación bastante problemática y sin abordar los problemas estructurales de una economía que tiene un sistema ferroviario, como mínimo, vergonzoso, que ha nacionalizado parcialmente YPF, pero cuyo futuro es una incógnita. YPF comenzó a retomar la exploración con recursos propios pero está todo en veremos, nadie sabe si se indemnizará o no a Repsol, hay una apuesta al shale-oil que en EE. UU. mismo genera grandes cuestionamientos, no sabemos si la negociación con Chevron culminará con la libre disponibilidad del crudo, el giro de utilidades y el aumento de precio que piden las grandes empresas.
Seguimos con un problema estructural en agro donde hubo inicialmente un intento transformador importante por parte del gobierno con el aumento de las retenciones, pero después del 2008 se abandonó y se terminó avalando la ampliación de la frontera de la soja destruyendo la ganadería, anulando cultivos alternativos y no poniendo nunca en la agenda la prioridad de nacionalizar el comercio exterior. Son temas estructurales sin resolver.
MH: Quiero retomar el tema de la soja porque en 2008 vivimos un conflicto muy importante, recuerdo a Néstor Kirchner hablando que el campo era la oligarquía, haciendo mención a su participación en los comandos civiles del ’55, pero ese país sojero el kirchnerismo lo ayudó a construir. Digo esto porque ha sido uno de los elementos centrales que ha posibilitado el éxito de nuestro comercio exterior, que había venido mostrando un superávit importante por lo menos hasta el año pasado.
CK: Acá el gran problema es que estamos construyendo un perfil agro-exportador básico, que primeriza la economía y como decís muy bien, es una construcción que viene desde hace rato con grandes grupos, especialmente los pool de siembra muy asociados al gobierno, al kirchnerismo, partícipes, no hay que olvidar el discurso presidencial de principios de año donde se convocó a reforzar el modelo agropecuario actual. El problema es que se trata de un modelo extractivista, que amplía la frontera sojera, destruyendo al pequeño productor rural, al campesino del nordeste, del Mocase, no al pequeño productor sojero que en realidad es un contratista capitalista.
Este tipo de proyecto sofoca cualquier posibilidad de construir un país integrado, con una industria primaria mínimamente sólida y constante, porque los recursos que están concentrados en la agro-exportación son los que necesitamos hoy para reconstruir una industria que asegure la ampliación del empleo, el desarrollo de la productividad y la construcción de un modelo productivo con mayor igualdad.
Lo que está ocurriendo con la industria contrasta con lo que sucede con la agro-exportación. Una industria más extranjerizada, más dependiente de insumos importados, más controlada por empresas transnacionales que no transfieren ningún desarrollo tecnológico y, paralelamente a la soja, una expansión de la actividad minera que es totalmente injustificable para el caso argentino. Argentina no necesita recurrir a la minería para contar con un excedente en su comercio exterior.
Todos los problemas estructurales del transporte, de la energía, del agro, de las finanzas que no se transforman, salen a flote en cualquier situación crítica, por ejemplo, para tomar un caso reciente, en las inundaciones. Aparece un tema crítico y ahí se ve que el país no está invirtiendo en dónde debería hacerlo, por eso tuvimos un colapso, acompañado por urbanizaciones capitalistas completamente alocadas, con el mercado fijando las reglas y ausencia del Estado en la regulación del suelo, con los pobres empujados hacia las orillas. Estos son los grandes problemas de Argentina que requieren una respuesta progresista, de izquierda, un modelo de otro tipo.

No miremos solo la corrupción de los socios del gobierno sino también la de los críticos

MH: Te voy a traer a la coyuntura. Se ha venido informando sobre hechos de corrupción que se conocían desde hace varios años basta leer, por ejemplo, Hablen con Julio, uno de los tantos libros que han salido a lo largo de estos años sobre el tema. Sin embargo, actualmente se ha instalado fuertemente en la opinión pública, intensificando un clima adverso al gobierno que por otro lado no tiene grandes candidatos para el 2015, salvo la imagen de Cristina como garantía de gobernabilidad frente a una oposición sin grandes rivales.
CK: El tema de la corrupción es estructural, pero que aparece cada vez que una oposición necesita confrontar con un gobierno y no tiene un proyecto alternativo. Me hace acordar mucho a la época de la Alianza, al final del menemismo, cuando su única bandera era vamos a erradicar la corrupción menemista y una vez que lo hagamos, con ese dinero, levantaremos la Argentina. Ganaron las elecciones, asumió De la Rúa y el país explotó en 2001.
La corrupción tiene que ver con los negocios capitalistas y éstos con el sistema social, es un flagelo que corta transversalmente a todos los gobiernos, a todas las administraciones provinciales y sobre el cual cada uno va haciendo demagogia sobre lo que le conviene en el momento, por ejemplo, ahora estamos todo el día con el caso Báez, una y otra vez, que es uno de los tantos, porque también podríamos mencionar a otros de los socios del gobierno como Eurnekian, Eskenazi o Cristóbal López, pero no miremos solo la corrupción de los socios sino también la de los críticos del gobierno.
Hay un informe de la banca Morgan, el famoso informe de Arbizu, con un listado de los 500 principales clientes del Banco Morgan que sacaron del país U$S 400 millones entre 2006 y 2008. Ahí vamos a ver a muchos grupos mediáticos y económicos que ahora están en plena campaña contra el gobierno.
Hay que mirar todo el panorama. Nosotros tenemos una fuga de capital, por lo tanto un delito, de dinero no declarado.
MH: El segundo país en el mundo, detrás de Rusia.
CK: Hay como mínimo U$S 140.000 millones en el exterior, pero de los cuales, entre 70 y 80.000 se fugaron en este decenio. Eso es lo más llamativo, no importa si el período es de vacas gordas o flacas, en una etapa de gran crecimiento o no, hay una costumbre estructural de la clase dominante, de proteger sus fondos fuera del país y esta fuga de capital se hace, obviamente, con la complicidad de los grupos oficiales que deberían controlarlos. Tenemos corrupción ahora como la tuvimos con la Banelco.
MH: Y cuando sacaban las valijas llenas de dólares por Ezeiza en el 2001.
CK: los que levantan tanto la voz indignados que miren hacia aquellos años cómo ponderaban al gobierno de la Banelco.
MH: Patricia Bullrich fue Ministra de Trabajo en el gobierno de De la Rúa, entre otros cargos, para mencionar solo un caso.
CK: Te invito a hacer una biografía de los que están más enfadados con el caso Báez y vas a ver que todos votaron por la Alianza.
MH: Tengo la sensación, aunque creo que va a ser la primera vez que lo voy a decir al aire, que el progresismo argentino es de derecha.
CK: Yo diferenciaría un progresismo puramente demagógico de otro genuino. Te doy un caso. Una persona como Binner que considera que el fascista Capriles merece su admiración o, por lo menos, su solidaridad, ahí no hay un gramo de progresismo. Es imposible. Pero sí ubico en el campo progresista a todos los sectores que se distancian tanto del gobierno como de la centro-izquierda anti K, que toman una actitud digna y levantan la voz.
MH: ¿A quién rescatás?
CK: A la actitud que ha tenido Claudio Lozano frente a la decisión de Pino Solanas de asociarse a una candidatura vergonzosa con la Sra. Carrió.
MH: Prácticamente es el único, porque fijate que todo el “progresismo” de Binner, Libres del Sur, el GEN, todos, se han corrido hacia la derecha.
CK: Precisamente por esa razón, cuando se producen distanciamientos hay que subrayarlos. No hay que tener una mirada sectaria.
MH: No hay que meter a todos los gatos en la misma bolsa.
CK: Exacto, porque me parece que las miradas que no ven cuando se producen distanciamientos, cuando se levanta la voz, y lo mismo digo cuando sectores de Carta Abierta se enfadaron con Cristina cuando en el aniversario del 24 de marzo, en Plaza de Mayo, hizo un contraste entre banderas rojas y celestes y blancas, o cuando critican la veneración que existe con el Papa, como el caso de Verbitski. Es ponderable, no tenemos que tener una mirada cerrada sino ver cuando se produce una erosión en el discurso oficial o en el opositor de derecha y subrayarlo para avanzar en la construcción de una verdadera alternativa popular.
MH: ¿Te quedó algo por decir?
CK: No, creo que hemos dado vueltas por el mundo y sus alrededores.

Mario Hernández
La Haine

La masacre de Ezeiza



El poder, ya en manos de Perón, estaba enviando un lúgubre mensaje sobre el diverso camino político que a partir de entonces iba a seguir

Capitulo 50 del libro 'La política armada (1959-1976). Una historia de los movimientos revolucionarios'. Editorial Quipu.

El 20 de junio de 1973 el general Juan D. Perón regresó por segunda vez la Argentina. Esta segunda vuelta tendría un contenido político diferente.
En 1972 Perón todavía presentaba una actitud combativa, con reivindicaciones del Che Guevara y estímulos públicos a la guerrilla de Montoneros. En ese contexto había consagrado la fórmula presidencial Héctor Cámpora - Vicente Solano Lima. Hasta la victoria en las elecciones [del 23 de marzo de 1973] la plataforma electoral giraba sobre el concepto "Liberación o Dependencia", reivindicaba la libertad de los presos políticos de la guerrilla y prometía “socialismo".
En este periodo, eran frecuentes las veleidades tercermundistas y las lisonjas para los "muchachos de las formaciones especiales"(FAR-FAP-Montoneros). El líder había llegado a escribirle una carta a Fidel Castro, con motivo de un aniversario de la muerte del Che, donde le decía que ambos perseguían los mismos objetivos.

A partir de Ezeiza todo sería diferente

Este retorno apuntaba a desplazar a Cámpora y a la izquierda, expresada dentro de su movimiento por la Juventud Peronista [JP], los Montoneros y varios gobernadores de izquierda: Obregón Cano en Córdoba, Martínez Baca en Mendoza, Oscar Bidegain en Buenos Aires, Ragone en Salta. Menem era también "revolucionario"... pero no tanto. Mostrando precozmente sus habilidades travestis, pronto se volvería un "peronista ortodoxo".
Perón "aceptó la sugerencia" de López Rega en el sentido de ser recibido en Ezeiza por una "Comisión" formada exclusivamente por la derecha peronista. La integraban el general retirado Miguel Ángel Iñiguez, el teniente coronel Jorge Osinde, el capitán Ciro Ahumada (ex jefe de los Guerrilleros Andinos), Norma Kennedy, Alberto Brito Lima (del siniestro Comando de Organización-CdO). Y los burócratas sindicales del SMATA, la UOM, la UOCRA y la Carne.
Este puñado de fascistas había organizado ya la masacre en las dependencias de Bienestar Social, los campings sindicales y hasta el hotel Internacional de Ezeiza, en cuyas habitaciones torturaron posteriormente a detenidos. [Finalmente Perón aterrizaría en un aeropuerto militar lejos de Ezeiza, y en su discurso de esa noche echaría la culpa de la violencia a la izquierda].
El aparato de "seguridad" estuvo nutrido por "la pesada" sindical, policías y militares retirados. Hasta un grupo de mercenarios franceses,torturadores en Argelia, intervino en los tiroteos. El palco y los puestos de sanidad estaban repletos de armas largas, algunas de las cuales eran escopetas con cartuchos 'brenneke' para cazar elefantes.
El sentido de la matanza que había preparado el peronismo fascistoide era demostrarle a Perón [lo que él ya sabía:] que el Justicialismo estaba controlado por la derecha. Los millones de jóvenes que en todo el país se pronunciaban junto a la JP por la Patria Socialista eran pura espuma... como tal, serían aniquilados.
Por su parte, el general retornaba con la idea de un gobierno moderado. Quería extender una mano hacia la oligarquía, mostrando su vocación renegociadora de una dependencia "mitigada". Con tal propósito había permitido que se "filtrara" un supuesto acuerdo con varios países europeos, para sustituir al capitalismo yanqui por otro que otorgaría mayores concesiones a la Argentina.
Perón [ahora que ya no lo necesitaba] quería poner punto final al proceso revolucionario inaugurado por el Cordobazo y la guerrilla. En vez de "Liberación o Dependencia" venía a decir que "para un argentino no había nada mejor que otro argentino". En otras palabras: "basta ya de luchas".
Ratificaba ahora que el programa del peronismo eran "Las 20 verdades justicialistas" -sin socialismo de ningún tipo. Y desautorizaba la ola de ocupaciones obreras de empresas y dependencias estatales, ocurrida luego del 25 de mayo de 1973 [cuando asumió como presidente Cámpora].
Perón desconfiaba profundamente de Montoneros. Estimulado por López Rega -o no-, había tomado ya una fatídica decisión. La de "meterlos" en caja... o, de no ser esto aceptado por ellos, aniquilarlos.
La masacre comenzó a las 14 de aquel 20 de junio, cuando la Columna Sur de la Juventud Peronista y Montoneros-FAR, compuesta por unas 50.000 personas, quiso acercarse al palco. Allí mismo fue tiroteada por los fascistas, comandados en el terreno por el ex militar y guerrillero Ciro Ahumada, quien por ese tiempo anudaba sus contactos iniciales para la formación de las AAA.
Montoneros y jóvenes de las FAR, ingenuamente, habían atendido las recomendaciones de los líderes históricos del peronismo: sólo tenían palos y armas cortas. Concurrían con ánimo conciliador y otra idea sobre lo que podría ser la disputa por acercarse al palco, para que los viera "el General": suponían que, a lo sumo, sería una cinchada de palos y empujones.
Por eso llevaron la peor parte. Desde el palco los fascistas tiraban con poderosas escopetas y fusiles, no sólo a los montoneros sino también a todos los que se cruzaban en sus miras. Especialmente a quienes se habían subido a los árboles, para ver mejor el acto.
Uno de los primeros en caer fue quien marchaba delante de la Columna Sur, Horacio Simona, herido de bala y rematado a cadenazos por los fascistas. Una vez provocado el choque, varios detenidos fueron arrastrados brutalmente, para ser torturados en la habitación 108 del Hotel Internacional, según declaró Leonardo Favio, locutor oficial del frustrado acto.
Favio sufrió un ataque de desesperación, pero aun así, llorando, poniéndose de rodillas ante los fachos e implorando el apaciguamiento por micrófono, logró salvar a varios jóvenes de ambos sexos que estaban siendo torturados.
Como una ironía sangrienta, la consigna que los jóvenes habían venido voceando hasta el momento había sido: "Atención, atención, ha llegado un montonero que se llama Juan Perón".
Montoneros denunció a los integrantes ya citados de la Comisión Organizadora, en "El Descamisado" Nº 6, del 26 de junio de 1973. Pero en dicha nota [por increíble que parezca] no cuestionaban a Perón que, según escribían, habría sido totalmente ajeno a los hechos. Toda la responsabilidad recaía sobre el dúo fascista Osinde-Norma Kennedy, según el editorial firmado por su director, Dardo Cabo (quien durante la posterior dictadura militar sería asesinado durante un "traslado" de presos).
La tragedia de Ezeiza tuvo, además de su ominoso resultado en sangre derramada, un simbolismo político. El poder, ya en manos de Perón, estaba enviando un lúgubre mensaje sobre el diverso camino político que a partir de entonces iba a seguir.
Se había terminado la Primavera "socialista" de Cámpora. El presidente constitucional fue obligado por Perón a renunciar el 13 de julio de ese mismo año. Al día siguiente iba a asumir la presidencia un inepto, ignorante y grosero político fascistoide: Raúl Lastiri, diputado, yerno del ultrafascista ministro de Bienestar Social, José López Rega.
En septiembre se votó por la fórmula Perón-Perón (Isabel Martínez). Lo cual consolidó el curso derechista y antipopular que había adoptado, definitivamente, el gobierno peronista.
En este periodo nació la Triple A (AAA, Alianza Anticomunista Argentina), que comenzó a matar militantes populares. Pero no de cualquier modo: se los asesinaba luego de torturarlos salvajemente, sus cadáveres comenzaron a aparecer por doquier, con treinta o cuarenta balazos en los cuerpos.
El 12 de octubre de 1973, Perón asume la presidencia, con su mujer como vicepresidente. Otro símbolo ominoso: lo hace protegido por un cristal antibalas, colocado en el balcón de la Casa Rosada. Su figura apenas se ve tras el vidrio blindado.

Julio Carreras

"Ser parte de esa realidad que vamos cambiando..."



Entrevista con Darío Santillán, líder piquetero asesinado en la masacre de Avellaneda, el 26 de junio de 2002

“…Los piqueteros fueron los primeros que salieron a poner el cuerpo en la ruta. Hoy por hoy no nos encontramos ya solos, sino que hay un amplio marco de sectores que están en lucha peleando con nosotros y en otros lugares. Creemos que cortar ruta es un símbolo de enfrentamiento directamente con el poder, el mismo poder que todos los días nos esta cagando de hambre, que todos los días hace que se mueran los pibes, que todos los días hace que en los hospitales no hayan remedios, que hace que todos los días la educación sea mas baja porque sabe que educándonos podemos hacerle frente con conocimientos y ellos pretenden que no los tengamos. Creemos que cortar rutas es hacer un esfuerzo y una acción para poder cambiar la situación en la que estamos viviendo, cambiarla de fondo, nosotros no nos vamos tranquilos a nuestras casas porque tenemos el plan de 160 o 200 pesos. Hay un montón de cosas para cambiar acá en la argentina y creemos que cortando rutas, y utilizando otros métodos de lucha, es de la única forma que se pueden cambiar las cosas acá en Argentina…”
“…Creemos que atacando al capitales donde realmente afectamos a los intereses de poder y es donde realmente se genera presión de alguna forma, y le hacemos cobrar los que ellos no nos dan por derecho…”
“… La única forma de poder salir adelante creo que es esto que se esta tratando de hacer, la coordinación entre las luchas que esta habiendo, no tan sectorizada como fue en la década de los 90 y principios del 2000. Pero creemos necesaria una unidad real entre los movimientos que luchan con un objetivo en común que es confrontar con el gobierno no para que siga dando migajas, sino nosotros ser parte de esa realidad que vamos cambiando…”
“… La realidad de los países latinoamericanos es muy similar a la Argentina, vemos condiciones muy similares. En el plano mas global es mas efectiva la lucha porque los mismos intereses extranjeros que atacan hoy por hoy los intereses de nuestro país son los mismos que atacan los intereses en Brasil o en Venezuela, en Perú, en Chile, en Uruguay. Necesitamos de una coordinación más global…”

Hay un esfuerzo muy fuerte del kirchnerismo por borrar el 2002


Entrevista con los compiladores del nuevo libro "Argentina después de la convertibilidad (2002-2011)". La reconstitución del orden burgués

Mario Hernández (MH): Vamos a estar hablando de 'Argentina después de la convertibilidad (2002-2011'), editado por Imago Mundi. Uno de los autores de este libro ya es conocido por nuestros oyentes. Se trata de Matías Eskenazi, a quien teníamos de columnista en “Fe de erratas” los miércoles a la mañana y por razones laborales lo hemos perdido. Hoy lo recuperamos para participar de la presentación de este libro que tiene como compilador a Juan Grigera, que también está con nosotros. Juan, ¿de qué trata este libro?
Juan Grigera (JG): Básicamente intenta discutir qué pasó después de la convertibilidad, después del 2001. Había mucho escrito sobre la crisis del 2001, los ’90, la resistencia al menemismo, el neoliberalismo, pero cuando uno pasa, por lo menos en el terreno académico, a ver qué cosas hay escritas sobre la llamada post-convertibilidad, a partir del 2002, sobre el duhaldismo y el kirchnerismo, se encuentra con un terreno más desierto. No estamos hablando de una época reciente, lo hacemos de un período que tiene más de diez años sobre el que se conoce poco. Hay una creencia que el menemismo duró un montón y el kirchnerismo, la post-convertibilidad, duró poco, cuando en realidad ha superado temporalmente a aquél.
Por nuestra parte, hicimos distintos encuentros para discutir los contenidos y, finalmente, salió esta compilación que abarca distintos aspectos, en varios artículos trabajamos diferentes temas, sobre el Estado, el conflicto obrero, la economía, no todos con las mismas perspectivas, pero tratando de dar cuenta de un conjunto de problemas.
MH: Mencionaste al duhaldismo como al pasar. Me parece que sobre el kirchnerismo se ha escrito más, pero sobre la presidencia de Duhalde, prácticamente, no se ha escrito nada.
JG: Es una especie de elefante en el bazar. Hay un esfuerzo muy fuerte de la actual administración por borrar el 2002, de la estadística, del discurso público, la idea es construir un modelo que comienza con Néstor Kirchner. En realidad, si uno se pone más escéptico con ese relato, encuentra que muchas cosas cruciales para lo que después fue el período kirchnerista, sucedieron con Lavagna en el Ministerio de Economía, durante la presidencia de Duhalde.
MH: Y que mantuvo continuidad durante el primer gabinete de Néstor Kirchner.
JG: Y sigue teniéndola, por ejemplo, el manejo de subsidios, las retenciones, la relación con distintos grupos sociales, si bien hay cambios importantes, hay una actitud reiterada de olvidarlo. Hace unos días se cumplieron diez años de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia, y si uno fue al acto de la Plaza de Mayo, vio una especie de maping sobre el Cabildo que mostraba grandes hitos de la historia argentina y allí se pasaba de la crisis del 2001, que era solo el país en llamas, borrando la resistencia al neoliberalismo, a la asunción de Néstor, representando ese imaginario donde el 2002 nunca aparece. Por eso, el libro no toma el nombre del kirchnerismo, sino el de posconvertibilidad, intentando incluir el período de Duhalde.
MH: Recuerdo haber conocido a Matías en un galpón de San Francisco Solano, en el conurbano bonaerense, era muy joven, yo no tanto, habíamos ido a conocer y dar una conferencia a la Coordinadora Aníbal Verón con James Petras, en abril del 2001. Al poco tiempo, habrían pasado un par de años, lo convoqué para escribir un artículo en la revista La Maza. Ese artículo, redactado en co-autoría, planteaba algo bastante novedoso para el momento y era que el kirchnerismo venía a cerrar la etapa abierta por el levantamiento popular de diciembre de 2001. Había otro artículo de Néstor Kohan que planteaba algo parecido. En este libro vos escribís de economía pero me gustaría volver atrás, no solo en el tiempo, sino respecto de 'Argentina después de la convertibilidad' y analizar ese momento. ¿Por qué pensabas que Néstor Kirchner venía a cerrar ese proceso, que como bien dice Juan, había abierto la crisis del 2001?
Matías Eskenazi (ME): Son artículos diferentes, con el énfasis puesto en otro lugar y momento, pero lejos de contradecirse, se complementan.
En este libro, que hoy estamos presentando, hay muchos más elementos, por ejemplo, un artículo de Alberto Bonnet y Adrián Piva que retoma algunos aspectos políticos en relación al Estado como mencionaba recién Juan. En un relato oficialista actualizado, orientado sobre todo a un sector de la juventud que tal vez no vivió la parte final de la resistencia dentro de la convertibilidad, ni tampoco el 2001, tiende a borrarse toda esa etapa de resistencia social, la crisis catastrófica que nos trajo aparejado no solo el estallido de la convertibilidad sino también sus resoluciones: la devaluación asimétrica, la fuerte carga represiva con la que tuvo que ser impuesta, su consecuencia en el retraso de los salarios reales, el salto hacia adelante que pegó la ya por entonces alta desocupación que llega después de la devaluación, no antes, al 23,6%, y que junto con la subocupación llego a trepar al 42,2% en 2002.
Esa etapa es la que de alguna manera se está eliminando en el “relato” y Juan lo planteaba claramente, se pasa de una foto donde está el país en crisis, pero todavía no resuelta, a una posterior donde se presupone que rige la armonía, podríamos decir que “la casa está en orden”, apelando a otro acontecimiento histórico.
MH: Por favor no traigas a esta mesa uno de los momentos más negros de nuestra historia reciente.
ME: Lo digo porque hay alguna relación en el sentido que volvemos a una Argentina donde se sale de la crisis pero con un orden ya planteado de antemano, que después no tiene más que desplegarse, es decir, el relato se estructura hoy de adelante hacia atrás. En el momento que asume Néstor Kichner, el 25 de mayo del 2003, pareciera estar en germen un proyecto de país y nada más lejano que eso. Podemos discutir qué tanto puede obedecer la dinámica de este período a un proyecto o idea de un programa político. Nada más lejano de eso. Estamos en los momentos donde la transición de esa terrible crisis hacia el reordenamiento de un orden burgués está todavía abierta.
El artículo que mencionás se insertaba en un momento que las propias fuerzas de izquierda estaban discutiendo si se había cerrado o no la crisis de hegemonía. La posición mayoritaria sostenía que no y lo fue hasta el 2005. Éramos pocos los que planteábamos lo contrario aunque todavía existía un alto grado de movilización, una fuerza en la calle, principalmente con el movimiento piquetero, los trabajadores desocupados organizados que tenían una fuerte presencia en la calle y, sin embargo, la posibilidad de alterar en algún sentido determinante las relaciones de fuerza ya estaba cerrada.
Fijate qué curioso, estuvimos hasta 2005-6 discutiendo si se había cerrado o no la crisis y cuatro o cinco años después estamos presuponiendo que esa crisis, de alguna manera, queda minimizada frente a un relato que antepone un proyecto y una etapa exitosa. El lema que desplegó el Kirchnerismo hace unos días en Plaza de Mayo era “La década ganada”, en clara contraposición a los ’80 pero también a los ’90, por eso traía lo de la casa está en orden, y esa crisis desaparece.
Hay una contradicción entre estas imágenes que no cierran y para analizarlo tendríamos que ver cómo se configuró ese reordenamiento entre el 2002/2004-5.
MH: Ya mencionamos a Bonnet y Piva, también participan: Mariano Dagatti, Andrés Wainer, Alejandro Schneider, Paula Varela, Clara Marticorena, Gastón Varesi, Laura Alvarez y Claudia Composto. Veo que hay una importante cantidad de escritoras, quiere decir que la investigación en Argentina se está democratizando. Estuvimos hablando de lo que pasó antes de asumir Néstor Kirchner. ¿Qué pasó después? Se sigue hablando del kirchnerismo como si fuera un fenómeno político sin historia.
JG: Me parece importante marcar algo. Hace un rato dije que el duhaldismo tiene una impronta fuerte sobre el kirchnerismo y éste tiene a su vez, algo particular. Esto hay que rescatarlo y destacarlo en el sentido que hace del kirchnerismo lo que es hoy y es que logró dar una respuesta política a la crisis de gobernabilidad del 2001. Lo que Matías llamaba la restauración del orden burgués es la respuesta política burguesa a un montón de demandas del 2001 que sabe encauzar, por ejemplo, el tema de la renovación de la Corte Suprema de Justicia, que la gente decía era la Corte del menemismo.
Un importantísimo movimiento de resistencia durante los ’80 que también tiene su importancia en 2001 fue el de los Derechos Humanos. El kirchnerismo reabre los juicios e hizo todo el camino de cambiar el discurso del Estado de “los dos demonios” y el “Nunca más” a “Nunca más el terrorismo de Estado”. Duhalde no lo hubiera hecho jamás y, sin embargo, el kirchnerismo tiene la cintura para hacer esas cosas y otras como recuperar un discurso y desde su propio lugar plantearse como setentistas y contar que en los ’70 luchaban por la democracia como una cosa heroica.
MH: En el programa anterior le comentaba a Claudio Katz que Beatriz Sarlo dice, como vos sostenés, que el kirchnerismo tiene un núcleo setentista, pero hay que sumarle otro de tránsfugas.
JG: Me pusiste al lado de Sarlo que hoy, según Clarín “que miente”, otra consigna que en realidad viene del 2001, es la mejor periodista argentina. Es interesante cómo el kirchnerismo se encuentra con la corrupción como su talón de Aquiles.
ME: Me acabo de acordar de otra consigna que también es del 2001: “Nos mean y dicen que llueve”.
JG: También el titular de Clarín en oportunidad del asesinato de Maximiliamo Kosteki y Darío Santillán en Puente Pueyrredón: “La crisis causó dos muertes”.
Te decía que tuvieron que reconvertirlo y desactivarlo, convenciendo políticamente a muchos movimientos que por vía del Estado, con el Estado y apoyo estatal, era mejor que otras alternativas autónomas que, al menos, existían en potencia durante la crisis.
Ese es un núcleo muy importante para entender qué rol viene a cumplir el kirchnerismo en 2003-4 y hoy vemos como consumada esta reconstitución del orden burgués y la reinterpretación de consignas y demandas del 2001.
MH: Matías, para ir cerrando, quisiera que hicieras alguna referencia al artículo que escribís con Juan, “Apuntes sobre la acumulación de capital durante la post-convertibilidad”.
ME: Voy a tratar de ser breve para poder retomar lo que venían charlando. En realidad con Juan estuvimos discutiendo largamente las dos preguntas que nos acabás de plantear respecto del origen y la particularidad del kirchnerismo y una de las cosas era la necesidad de historizarlo.
MH: no solo con Juan. En la Introducción de 'Argentina después de la convertibilidad' hacen referencia a que todos los artículos fueron discutidos entre todos los autores.
ME: Efectivamente, en dos ocasiones, una más informalmente, durante unas jornadas en La Plata en 2011, en una mesa coordinada por Juan y Alberto Bonnet y después organizamos algo más chico en Quilmes para discutirlo entre los autores. Esas fueron discusiones generales, pero en el momento de escribir nuestro artículo dijimos con Juan: hay un problema, ya pasaron casi diez años y se sigue hablando del kirchnerismo como si fuera un fenómeno sin historia, surgido de un repollo y que se reproduce de una manera indistinta durante todo el período de su existencia, es así como nos referíamos antes al origen (2001), a la transición que culmina con la asunción de Néstor Kirchner y se prolonga hasta el 2005, año en el que Lavagna sale del gabinete, luego de una elección donde Kirchner se divorcia de su padrino político, Eduardo Duhalde.
Desde el punto de vista de la acumulación lo que veíamos en la etapa hasta el 2007, se caracterizaba por la recuperación y un ciclo económico muy importante, con crecimiento, y después comienza un proceso de desaceleración caracterizado por mayores tensiones y un estancamiento tanto en el nivel de empleo como en los salarios, que atraviesa crisis coyunturales como la de 2009, tras la que sobreviene una recuperación sin que se superen las crecientes contradicciones en curso, son etapas que a veces no se diferencian y un ciclo político del cual podríamos decir lo mismo.
Hay distintas etapas en el kirchnerismo. Es claro cuando recordábamos que “Clarín miente” es una consigna del 2001, pero que el kirchnerismo recupera recién en 2008 cuando se abre el conflicto con el campo esa consigna que había quedado tapada, recordemos que en el 2005 Néstor Kirchner le renueva las licencias a Clarín, es recuperada y utilizada “productivamente” en términos políticos, parafraseando a Ernesto Laclau, uno de sus adalides favoritos. Ya que mencionaste a Beatriz Sarlo no nos podía faltar su igual del otro lado del espejo. Sucede algo similar después del “voto no positivo”, o después de la muerte de Néstor Kirchner, donde el propio Kirchnerimso va mutando, se reacomoda.
Hay una recuperación según se va moviendo la coyuntura y esto tiene que ver con un fenómeno muy particular. Juan mencionó que el kirchnerismo resuelve políticamente la crisis de hegemonía y lo hace originalmente y una de sus características, que no está en nuestro artículo pero sí en otros, es que lo hace de una forma muy particular porque la crisis de los partidos políticos se prolonga, es uno de los pocos elementos que quizás no se normalizó en un juego de dos o tres partidos más o menos estables, de recambio, y es el propio kirchnerismo el que va incorporando elementos y desplazándose, arbitrando permanentemente y generando rupturas a su interior pero también en la oposición burguesa que nunca termina de rearmarse.
MH: Les agradezco mucho que hayan venido a presentar el libro y darle continuidad al análisis de estos 10 años de kirchnerismo que comenzamos con Claudio Katz y vamos a continuar con Julio Gambina. También me gustaría que lo comprometieran para tal fin a Alberto Bonnet.
ME: Con mucho gusto le avisamos y muchas gracias.

Mario Hernández

Brasil: Del 'facebook' a las calles




Algo se rompió en el esquema de Brasil. Más de un millón de personas en casi 400 ciudades reclaman. ¿Que motiva las protestas sociales? ¿Que perspectivas tienen?
La oleada de primaveras sociales que iniciara en Túnez y Egipto, que se expresara en España y EEUU, que pocos días atrás la registráramos en Turquía ha llegado ahora a Brasil.
Llegó cuando nadie la esperaba, sin anunciarse. “Del facebook a las ruas” rezaba una pancarta que sintetiza el pasaje de la convocatoria a la acción directa. Una marea humana que inundó las principales ciudades de un país que, salvo las grandes movilizaciones reclamando ¡Directas Ya! para las presidenciales de principio de los '80 o exigiendo la renuncia de Collor de Melo en 1992, no registra mayores antecedentes en muchas décadas.
Se trata de grandes movilizaciones sociales en el país que nuestros neoliberales alaban como potencia emergente, como ejemplo de bajas tasas inflación, de tener fácil acceso a los mercados internacionales, de que le llueven los dólares, de que tiene reservas internacionales de enorme magnitud, de que ha sacado de la pobreza a 40 millones de personas para transformarlos en clase media. Conviene preguntarse ¿como definirán clase media? ¿Como explican lo que esta pasando allí?

Ampliación de derechos

La matriz de las movilizaciones que recorren el mundo es similar, tanto como las convocatorias por las redes sociales, sin embargo los elementos disparadores no son los mismos. El movimiento “Pase Libre” fue el impulsor de este proceso buscando revocar el aumento de 20 centavos de real en el precio del pasaje de autobus. ¡Y lo lograron! en San Pablo dieron marcha atrás con el aumento, demostrando que lo que parecía imposible era posible.
Pero no se quedan en ese triunfo, las demandas del movimiento van más allá. “Los 20 centavos fueron la gota que rebalsó el vaso, falta el resto” dicen. “El transporte para ser verdaderamente público debe ser accesible a todos, debe ser entendido como un derecho universal” gritan a los cuatro vientos. Una verdadera ampliación de derechos que se complementa con las exigencias de una mayor igualdad; de mejoras en los servicios públicos –transporte, salud, educación- con la reorientación social del gasto público –basta de infraestructuras faraónicas; de proteger la corruptela y del blindaje que los políticos brindan a los corruptos. También luchan contra dos proyectos de enmiendas constitucionales, las PEC 37 y 33. La primera saca las investigaciones por corrupción de la órbita del ministerio público y las coloca en la de la policía; la segunda busca limitar los derechos de los LGBT y la lucha por el aborto, impulsada por un grupo de diputados evangelistas que consideran a la homosexualidad una enfermedad curable.

Giro a derecha

Para no pocos analistas desde mediados del año pasado se verifica una tendencia a la derecha en el gobierno petista de Dilma Rousseff. Este giro se ve confirmado en las partidas del Presupuesto Federal para el año en curso.
Para el investigador de la Universidad de Santa Catarina Juan Luis Berterretche ( http://www.lahaine.org/index.php?p=69988 ), “…el Presupuesto Federal programado para el año 2013 ya era un indicador del golpe de timón a la derecha del gobierno: casi la mitad de este presupuesto, -exacto 42%- está destinado al pago de intereses y amortizaciones de la deuda pública brasileña”… “Lo que suma 2,4 billones, mientras que están previstos por ejemplo 71,7 miles de millones para Educación y 87,7 para la Salud, o sea una doceava parte y un décimo respectivamente del monto reservado para el pago de la deuda pública. Para la reforma agraria se dispondría de 5 mil millones, es decir 180 veces menos. Agreguemos que en nueve días de pago de la deuda se supera el monto previsto para un año entero del programa "Bolsa Familia" que atiende cerca de 13,5 millones de hogares. En estas cifras se resumen las prioridades económicas del gobierno del PT.” Conviene señalar que siguiendo la tendencia mundial, la mayoría de los pagos de la deuda pública corresponde a la “deuda interna” que también tiene como principales beneficiarios a bancos e inversionistas extranjeros.

Reforma urbana

Parte del enorme gasto público aprobado está dirigido al desarrollo de la infraestructura del país -autopistas, ferrovías, puertos, aeropuertos, etc- pero también están incluidas las obras "necesarias" para los grandes eventos deportivos -Copa de las Confederaciones (se está desarrollando en estos días); el Campeonato Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016.
La gente en las calles denuncia que, la par que se avanza en este plan de obras, se lo utiliza para realizar una contra reforma urbana en las principales ciudades del país, que implica desplazamiento de poblaciones en zonad socialmente conflictivas. La contrapartida no es otra que la valorización territorial y la especulación inmobiliaria.

El fútbol y la gente

En un interesante artículo, ese formidable goleador que fue Romario, hoy diputado, señala la contradicción de que en el país de los penta campeones mundiales, donde el fútbol es casi una cuestión de Estado, sea la Copa del Mundo la que moviliza a vastos sectores de la población a poner fin a los megaemprendimientos impuestos por la FIFA; a la corrupción y al despilfarro que ven en estas obras mundialistas.
No es para menos, los 17.000 millones de dólares involucrados en estas partidas contrasta con la situación edilicia de las escuelas, el deterioro de la sanidad y de los transportes públicos, la falta de viviendas populares. El goleador culmina sentenciando un verdadero aserto: “El fútbol no es más importante que la gente”.

Ya nada será igual

En Argentina, sectores de la oposición derechista han pretendido equiparar estas movilizaciones con las de los caceroleros de nuestro país, mientras que desde sectores oficialistas se ha pretendido descalificarlas con al argumento de que son las clases pudientes las que protestan contra gobiernos populares. Nada más alejado de la realidad, no solo por sus demandas, orientadas a la satisfacción de necesidades básicas, sino también por la composición social. Si en nuestro país los caceroleros eran mayoritariamente sectores de las capas medias-medias y altas cuyas demandas poco y nada tenían que ver con las clases populares, en Brasil se movilizan jóvenes estudiantes, sectores populares, trabajadores cansados de los malos transportes, de los malos servicios de salud y educación, de vivir hacinados, de la falta de oportunidades, de la corrupción…
Quienes desde los primeros días de este mes se vienen movilizando en Brasil se han dado cuenta, nos dice el investigador de la Universidad de Campinas Ricardo Antúnez, “…que, más allá del crecimiento económico, del mito falaz de la 'nueva clase media', hay una realidad profundamente difícil, crítica, en todas las esferas de la vida cotidiana de los asalariados y asalariadas. Se ve en el foso gigantesco que existe entre la representación política tradicional y el clamor que surge hoy en la calle. Se constata en la brutalidad y la violencia extrema de la policía militar.”

¿Nuevo ciclo?

El ciclo de protesta inaugurado con las revueltas en el mundo árabe parece ahora cobrar un nuevo aliento, no es posible saber 'a priori' cuál será su evolución futura, pero sí que ya nada será igual. Algo se ha roto con los cuestionamientos a los poderes económicos y políticos, a las instituciones. Algo está pasando en la conciencia colectiva de las masas obreras y populares de un Brasil que es hoy la séptima potencia económica del mundo y al mismo tiempo uno de los diez países mas desiguales del planeta.
Es posible que estemos en los prolegómenos de un nuevo ciclo de ascenso de las luchas populares. Si se consolida, por la envergadura del país y lo que este implica para América latina, este ascenso no será solo brasileño.

Eduardo Lucita. integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda.
La Haine

El reencuentro



El cuerpo de Raúl Araldi fue hallado por el EAAF en Tucumán. “Estuve en shock hasta que me pude formar en la cabeza que esa persona que era mi familia, mi papá, dejó de ser un relato para volverse carne”, explica Fernando.

Durante casi 38 años para Fernando la vida estuvo compuesta de relatos escuetos, algunas fotos y deducciones sobre quiénes fueron sus padres, Raúl Araldi y Diana Oesterheld, sus tres tías, y su abuelo, el escritor e historietista Héctor Oesterheld. De chico, pasó por la etapa de creerlos muertos en un accidente. Cerca de los nueve años empezó a entender que habían sido militantes políticos, que entre otros miles terminaron desaparecidos. Llegó a tener la certeza, tiempo después, de que a su papá lo habían asesinado. Saberlo era un paradójico alivio que resume en esta frase: “por suerte lo mataron”. Tal como estaba dada la historia, nunca imaginó que existiría alguna vez la posibilidad de pensar a su familia de otra forma que no fuera “de- saparecida”. Pero un día, no hace mucho, todo cambió, y se transformaron su vida y su lugar en el mundo. Fue el reencuentro con el cuerpo de su papá, eso fue. Hallado casi íntegro en un cementerio municipal de Tucumán. Primero se sintió “en shock”, después le pareció que por fin conocía a su viejo, se contactó con los amigos de su infancia y juventud, hasta que se decidió a enterrarlo rodeado de todos ellos en el cementerio de la Chacarita, un acontecimiento que vivió –paradójicamente– como si fuera una fiesta.
Fernando Araldi Oesterheld es flaquito y enérgico. Escribe poesía y es fotógrafo. Como vivió muchos años con sus abuelos paternos dice que estuvo “en una nebulosa de sentirme siempre nieto, en esa condición, y de repente, cuando aparecieron los restos de mi papá, me sentí hijo, mucho más hijo que nunca. Ojalá encontraran también a mi vieja, y al resto de mi familia. Siempre mi vida fue así: tengo tías pero no las tengo, tengo abuelo pero no lo tengo, soy hijo pero no soy, tengo un hermano pero tampoco lo conozco. Todo medio en el aire, y de repente esto me puso en mi lugar”.
Hacer desaparecer los cuerpos fue la estrategia macabra del terrorismo de Estado para borrar las huellas del exterminio masivo que ejecutaba. La posibilidad de que los desaparecidos dejen de serlo es fruto de la búsqueda de los familiares y organismos de derechos humanos, y pudo empezar a hacerse realidad con el trabajo y las investigaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), integrado por profesionales de múltiples disciplinas que van desde antropólogos e historiadores hasta forenses y abogados. En cada hallazgo de todo o parte de un cuerpo hay un trabajo milimétrico, que incluye la reconstrucción de la vida de esa persona, todos los rasgos, su personalidad y sus costumbres, además de los estudios genéticos y científicos. Esta circunstancia tiene un gran impacto en la vida de los familiares. Detrás de las 700 identificaciones que logró el EAAF desde la época del Juicio a las Juntas, a mediados de los ochenta, hubo también cientos de vidas conmocionadas.
Al compartir la intimidad de esa situación, Fernando explica: “Cuando los padres y otros integrantes de la familia están desaparecidos, uno los tiene presentes toda la vida pero no imagina esa posibilidad de que puedan aparecer los restos. De repente eso sucede y se te viene todo encima. Al principio yo estuve en shock, hasta que me pude formar en la cabeza que esa persona que era mi familia, mi papá, dejó de ser un relato para volverse carne”, explicó. “También sé que así como es probable que para los que somos hijos es un hecho positivo que aparezcan los restos de nuestros padres y poder enterrar sus cuerpos, seguramente para mis abuelos, que fallecieron hace unos años, hubiera sido distinto. Ellos siempre guardaban la esperanza de que mis viejos aparecieran con vida. Encontrar los restos hubiera sido para ellos la confirmación de la muerte; para mí fue un motivo de festejo”, agrega.

“De acá vengo yo”

El 26 de julio de 1976 Fernando estaba con su mamá en la casa de unos amigos en Tucumán cuando irrumpió una patota policial, que mató a dos de los que estaban allí. El tenía un año y los policías se lo llevaron a la Casa Cuna. Diana, con sus 23 años, estaba embarazada de seis meses. Escapó, pero la secuestraron a los pocos días y estuvo en cautiverio. Sus abuelos paternos fueron a buscarlo y un tiempo después lo llevaron a vivir a Buenos Aires. A su papá, que le decían Capitán Pocho, lo mataron en agosto de 1977, a los 30 años, en una cita cantada en un bar al norte de San Miguel de Tucumán. Diana y Raúl militaban en Montoneros. También están desaparecidas sus tías, hermanas de su mamá, Estela, Beatriz y Marina, y el papá de todas ellas, Héctor Oesterheld.
“Hasta que tuve ocho o nueve años no supe la verdadera historia”, cuenta Fernando. “Para que creciera mentalmente sano no me decían la verdad, sino que mis papás habían fallecido en un accidente. Pero siempre supe, desde chiquito, que mis abuelos eran mis abuelos, y que mis padres estaban ausentes. Después ya pude ir armando la historia”, cuenta. Por muchos años se aferró a lo que le contaban sus abuelos. Cuando comenzaron los juicios por los crímenes de la última dictadura en Tucumán, empezó a tener más detalles. Ahí supo, por ejemplo, que su mamá había estado detenida en el centro clandestino que funcionaba en la Jefatura de Policía, aunque no está claro cuánto tiempo, ni cuándo ni dónde dio a luz a su bebé. Un testigo que estuvo secuestrado y que luego trabajó para la policía entregó en 2010 dos biblioratos con una lista con 293 de las personas privadas ilegalmente de su libertad allí. Al lado de 195 de esos nombres figuraba la sigla “DF”, que significaba “disposición final”, es decir, que los habían asesinado. Uno de esos nombres era el de Diana, su mamá.
Fernando busca a su hermano, por eso dejó hace tiempo una muestra de sangre en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Después supo que podía hacer lo mismo en el EAAF, que rastrea los cuerpos de víctimas de la maquinaria represiva de la última dictadura. En un comienzo, lo hizo en cementerios. Con el tiempo, a medida que se complejizó el trabajo y se perfeccionaron las técnicas, el equipo llevó su búsqueda a batallones y destacamentos militares. Hubo hallazgos en Campo San Pedro, en Santa Fe, en el Arsenal Miguel de Azcuénaga y en el Pozo de Arana.
Al papá de Fernando lo encontraron en uno de los cementerios municipales de Tucumán. Cuando el EAAF lo llamó para darle la noticia, pidió verlo y quedó perplejo. Pudo imaginarlo casi perfectamente, con ropa de invierno, jeans y una campera azul inflada, como los investigadores le dijeron que estaba el día que lo mataron, y con su estatura de 1,72 metros. Mentalmente vio ese momento como una película. A partir de entonces fue varias veces al EAAF. No se cansaba de hacer preguntas.
“También empecé a conocer a los amigos de mi viejo del secundario y de la universidad. Había estudiado química y le faltaba una sola materia para recibirse. Me contaron que en la secundaria era un tipo jodón, recién en la facultad se metió en política”, detalla. “Esto me permitió acercar aquello que estaba en relatos y ver a mis viejos como seres humanos, empecé a conocer cosas del día a día, y tuve la sensación de que, bueno, ‘de acá vengo yo’, ya no está todo en el aire. Ahora me gustaría tener algo que me atraviese como a ellos los atravesó la política”, reflexiona. “Yo recuperé mi historia”, enfatiza en el programa de Radio Nacional Gente de a pie y propone que quienes aún no se animaron a dar muestras de sangre al EAAF o no sabían que podían, que lo hagan. Más aún teniendo en cuenta que hay 500 cuerpos hallados todavía sin identificar.

Recuperar y celebrar

Además de recuperar los restos de su papá, en medio de los juicios de lesa humanidad en Tucumán, Fernando pudo recuperar también la casa donde había vivido allí durante su primer año de vida. “Había sido usurpada por María Elena Guerra, que era policía en la dictadura, y aparentemente era la amante de Roberto Albornoz, que era el jefe de la Policía. Ella vivió años en esa casa y decía que era suya porque pagaba los impuestos”, relata. Hace poco, en un juicio, recuperó la vivienda, que donó. Albornoz fue condenado por la desaparición de sus padres, entre otros 16 casos.
De su mamá, a Fernando le contaron que tenía “una personalidad avasallante a nivel de su compromiso político”, “siempre dispuesta al trabajo social”, que además era lo que estudiaba. Su departamento actual, en Palermo, está rodeado de libros de su abuelo Héctor. “Su obra me sirvió mucho para conocerlo. Trato, además, de separar a mi abuelo en su parte política de su parte artística. A través de sus cuentos de ciencia ficción, por ejemplo, lo puedo conocer, admirar y cuestionar.” No todo, aclara, es El Eternauta, su obra más importante.
En abril pasado Fernando vivió momentos verdaderamente extraños, dice. Fue cuando se puso a planificar la ceremonia para despedir los restos de su papá en el cementerio de Chacarita. Para él era una celebración, pese a que los entierros suelen ser motivo de tristeza. Además, advirtió que podía sepultarlo junto con sus propios padres, Juan Araldi y Soledad, que fallecieron en 2007 y 2010. “Los junté a los tres, fue una satisfacción total”, cuenta. Estaba contento. “Nunca imaginé que vendría tanta gente. Fue tan lindo, ¡hasta di un discurso!, y habló la esposa de un hermano de mi papá”, se emociona. Desde ese día, todo el tiempo le resuena una frase de uno de los amigos del secundario de su papá: “Por fin –le dijo– tu viejo está donde tenía que estar, acá entre nosotros”.

Irina Hauser

sábado, 29 de junio de 2013

"Poner en pie una Argentina donde no haya impunidad, ni hambre, ni saqueo, ni explotación"



Como cada 26 de junio, diversasorganizaciones populares, sociales, políticas, organismos de derechos humanos, agrupaciones estudiantiles, militantes de género, cooperativas de trabajadores y colectivos artísticos marcharon desde la estación "Darío y Maxi" - ex Avellaneda - contra la impunidad a 11 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en junio de 2002. "Juzgue y condene a los 13 funcionarios que hoy son parte del gobierno, que hoy están dentro y fuera del gobierno nacional y popular", le reclamó Vanina Kosteki a la presidenta Cristina Fernández.
La concentración frente a la estación comenzó a las 11, cuando nutridas columnas de militantes de organizaciones sociales y políticas se comenzaron a nuclear sobre la avenida Hipólito Yrigoyen de la localidad de Avellaneda.
Luego, alrededor de las 12.30 comenzó la marcha hacia el puente, el mismo en el cual durante toda la noche parte de las organizaciones participantes habían realizado una vigilia nocturna. Numerosas columnas de militantes sociales y políticos, trabajadores desocupados y de cooperativas, estudiantes, organismos de derechos humanos y de colectivos artísticos fueron avanzando lentamente, hasta llegar al escenario, donde luego se llería el documento central de la jornada.
Desde el escenario, la primera en hablar fue Vanina Kosteki, hermana de Maximiliano Kosteki, quien denunció que "hoy, a 11 años nos encontramos con la causa cerrada por el juez Ariel Lijo", y se dirigió directamente a Cristina Fernández: "a usted, señora presidenta, desde este puente le pido que así como su marido prometió abrir los archivos de la SIDE y que iba a investigar hasta las últimas consecuencias, que esos archivos se abran, que la causa se reactive y que el juez Ariel Lijo sea destituido del cargo que tiene, para que un juez parcial y correcto juzgue y condene a los 13 funcionarios que hoy que hoy son parte del gobierno, que hoy están dentro y fuera del gobierno nacional y popular.
"Un gobierno que habla de derechos humanos y no es democrático, que se llena la boca hablando de todos los compañeros caídos a lo largo de esta vida y que tiene a los funcionarios cómplices y asesinos dentro de su gobierno no es un gobierno democrático: tenemos un gobierno totalmente imparcial ante la lucha y reclamos de cada uno de nosotros. No es sólo Maxi y Darío, son muchos los compañeros que hemos perdido a lo largo de este tiempo. En once años 14 compañeros fueron asesinados en distintas protestas sociales, que han sido asesinados no sólo por el aparato represivo, sino también por el aparato de las patotas sindicales, que avala el gobierno porque no se quiere ensuciar las manos con la policía".
"Nunca vamos a bajar las banderas ni los brazos y vamos a continuar aquí", finalizó la hermana de Kosteki.
Luego habló Alberto Santillán, padre de Darío Santillán, quien se refirio a su hijo asesinado como "alguien que se consideraba parte de la sangre de los desaparecidos y de los caídos".
También destacó el papel de la juventud en las organizaciones populares: "hoy estoy rodeado de una juventud en la que creo (...) Una juventud que es solidaria, que es compañera, que si se tiene que embarrar los pies se los embarra, que se tiene que pasar frío lo pasa, una juventud que nunca va a dejar a compañeros solos, nunca una juventud de escritorio, no una juventud que se lleva muchas cosas pero que no hace un carajo".
"No se puede entender - denunció Alberto Santillán - porqué a 11 años todavía haya personajes que se postulan, como Atanasof en la lista de De Narváez como diputado. El otro que se postula, a través de Massa, es Juan José Alvarez, el famoso ´monje negro´, uno de los que más fogoneó que la represión en la estación Avellaneda quede como un ejemplo, como un castigo, para que los movimiento sociales no se atrevan a salir a las calles".
Se refirió a la justicia como una institución que "siempre tapa, que siempre encubre", y solicitó que los responsables que asesinaron a su hijo y a Kosteki "se pudran en la cárcel: Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Alfredo Atanasof, Jorge Matzkin; todos los que tuvieron poder, toda esa manga de cobardes que cortaron la vida de dos pibes que tenían todo para dar". Finalmente, tildó al gobierno kirchnerista de "cómplice y mentiroso".
Por último, se dio paso a la lectura del documento unitario consensuado entre todas las organizaciones participantes de las jornadas del 25 y 26.
"La Masacre de Avellaneda, al igual que la rebelión del 19 y 20 de diciembre, provocó una indignación en todo nuestro pueblo y marcó a fuego a una nueva generación militante - remarcaron desde el documento - para quienes los ejemplos de Maxi y Darío proyectaron un compromiso de lucha e intransigencia contra las injusticias que nos advierte sobre los peligros que entraña el posibilismo y la resignación".
El tramo más destacado del documento leído sobre el puente Pueyrredón fue cuando puso algunos nombres y apellidos como ejemplos concretos de la represión actual que se da en diversos puntos del país: "Hoy alzamos la voz frente a los crímenes del 26 de junio de 2002, los del 19 y 20 de diciembre, los 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, y los asesinatos por represión en democracia. - denunciaron las organizaciones - De Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra. De Rosemary Churapuña y Bernardo Salgueiro, asesinados en la represión del Indoamericano. De Roberto López y Sixto Gómez y Mario López, de la comunidad Qom de Formosa. De Florentín Díaz, asesinado el mes pasado en la violenta represión en Castelli, Chaco. De Cristian Ferreyra y Miguel Galván, asesinados por los sicarios del agronegocio en Santiago del Estero. De Mono, Jere, Patón y César Oviedo en Rosario. Alzamos la voz por las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga, y por el asesinato de Silvia Suppo. Porque en todos ellos y ellas y en tantos casos más, los reclamos de justicia sólo se verán redimidos cuando los culpables paguen, pero sobre todo cuando logremos poner en pie una Argentina donde no haya impunidad, ni hambre, ni saqueo ni explotación."
La jornada culminó con el tradicional grito de los presentes, con el puño izquierdo en alto: "¡Darío y Maxi, presentes! ¡Ahora, y siempre! ¿Dónde nos vemos compañeros?: ¡En la lucha!"
Reproducimos íntegramente el documento leído sobre el Puente Pueyrredón, a 11 años de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Santillán:

A 11 años de la Masacre de Avellaneda:

Seguimos construyendo poder popular. Por una Argentina sin hambre, sin saqueo ni explotación.

A once años de la represión que intentó acallar las luchas populares y se cobró las vidas de Darío y Maxi; en un momento político en el que las luchas de las y los trabajadores son judicializadas y criminalizadas; las organizaciones populares seguimos reclamando justicia, construyendo poder popular y gestando un nuevo proyecto de país, sin hambre, sin saqueo ni explotación.
La Masacre de Avellaneda, al igual que la rebelión del 19 y 20 de diciembre, provocó una indignación en todo nuestro pueblo y marcó a fuego a una nueva generación militante, para quienes los ejemplos de Maxi y Darío proyectaron un compromiso de lucha e intransigencia contra las injusticias que nos advierte sobre los peligros que entraña el posibilismo y la resignación.
En estos años los gobiernos kirchneristas adoptaron algunas medidas efectivamente progresivas, en muchos casos inspiradas en históricas reivindicaciones populares. Pero estas medidas no configuraron un programa integral capaz de superar la precarización del trabajo, el salario y la vida. En un contexto inflacionario que golpea fuertemente los bolsillos del pueblo, el gobierno intenta poner techo a las paritarias, sostiene un sistema impositivo regresivo y a una gran masa de trabajadores precarizados y tercerizados. A la vez instala un discurso que condena y judicializa la lucha, como vemos que sucede hoy ante los distintos reclamos sociales y sindicales.
A eso se suman problemas estructurales como la ausencia de una política integral de transporte público, que por su estado de abandono sigue poniendo en riesgo la vida de nuestro pueblo como sucedió en la Masacre de Once, y hace unos días solamente, la nueva masacre ferroviaria del sarmiento, la continuidad de un sistema tributario sumamente regresivo; un sistema de salud deficiente y controlado por corporaciones médicas, farmacéuticas y organismos internacionales; una estructura de privatizaciones intocada que garantiza ganancias desorbitantes sin ningún tipo de regulación y control, a costa del encarecimiento de la vida; una feroz avanzada inmobiliaria que encarece alquileres, expulsa a los sectores populares y provoca muerte y destrucción, como quedó evidenciado recientemente con las inundaciones en la ciudad de La Plata, Capital y el oeste del Conurbano bonaerense.
Todo sustentado por una estructura de poder que garantiza gobernabilidad a través de sindicatos empresariales antidemocráticos, corporativos, entreguistas y burocratizados, punteros, intendentes y gobernadores mafiosos, un poder judicial procesista y de clase que criminaliza la pobreza y la protesta social, y narco-policías asesinas con control territorial y total impunidad. Entendemos que cualquier proyecto emancipatorio debe revertir la sobreexplotación y el saqueo de los bienes naturales por parte de corporaciones locales y transnacionales; la “sojización” cada vez más extendida del campo; el modelo de la megaminería con las consecuencias socio ambientales que implica, así como el entramado industrial extranjerizado, concentrado, y basado en variadas formas de sobreexplotación de los trabajadores que sustenta este modelo productivo.
En el terreno de los derechos humanos, los avances en los juicios a los represores de la pasada dictadura, demasiado lentos e incompletos, no abarcaron a los responsables económicos, civiles y eclesiásticos, que aún siguen impunes. Exigimos juicio y castigo ya. Del mismo modo y con el mismo énfasis luchamos por los derechos humanos de hoy: para que no se sigan invisibilizando la muerte de los luchadores y las luchadoras de los pueblos originarios o de países hermanos, para que no sigan quedando impunes los crímenes contra los sectores más humildes por el gatillo fácil o por la represión en las cárceles, que son verdaderos centros de criminalización de la pobreza; para que no continúe invisibilizada la muerte de mujeres por abortos clandestinos o por ser víctimas de las redes de trata para la prostitución. Al mismo tiempo decimos: ¡Abajo la ley antiterrorista dictada por los organismos financieros internacionales! Terminar de romper la dependencia con los centros de poder sigue siendo otra deuda pendiente.
Mientras tanto, el imperio yanqui y las grandes transnacionales continúan apropiándose de los territorios y de los bienes naturales de Nuestra América, a la vez que ponen todos sus esfuerzos por frenar los avances que vienen dando los pueblos en los últimos años y desestabilizar los procesos de cambio, en particular su principal amenaza: la revolución bolivariana.
Como contraparte, los movimientos populares del continente venimos dando importantes pasos de integración y unidad, para resistir con más fuerza la ofensiva imperial, pero sobre todo para seguir construyendo, desde abajo, los caminos hacia la emancipación de nuestra Patria Grande.
El 2001 y la Masacre de Avellaneda dejaron un legado importante de experiencias organizativas de “los y las de abajo” que se extienden en los barrios, en los lugares de trabajo, en las aulas, en las asambleas. Y también en el plano cultural, artístico y simbólico, a partir de la ocupación de las calles en forma creativa, lo que se ve especialmente reflejado en la apropiación de la Estación que nuestro pueblo rebautizó con el nombre de Darío y Maxi, convertida en una muestra permanente de arte popular, y desplazando el nombre de Nicolás Avellaneda, ex presidente protagonista de la campaña de exterminio de pueblos originarios conocida como Campaña del Desierto, represor de huelgas de inquilinos, representante de las clases dominantes.
Por eso el desafío de las organizaciones populares pasa por reforzar la construcción de un proyecto político emancipatorio basado en una transformación estructural y cultural profunda de nuestra sociedad, sin mezquindades ni sectarismos, de carácter popular, anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial, latinoamericanista y antimperialista, en una perspectiva socialista.
Hoy alzamos la voz frente a los crímenes del 26 de junio de 2002, los del 19 y 20 de diciembre, los 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, y los asesinatos por represión en democracia. De Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra. De Rosemary Churapuña y Bernardo Salgueiro, asesinados en la represión del Indoamericano. De Roberto López y Sixto Gómez y Mario López, de la comunidad Qom de Formosa. De Florentín Díaz, asesinado el mes pasado en la violenta represión en Castelli, Chaco. De Cristian Ferreyra y Miguel Galván, asesinados por los sicarios del agronegocio en Santiago del Estero. De Mono, Jere, Patón y César Oviedo en Rosario. Alzamos la voz por las desapariciones de Julio López y Luciano Arruga, y por el asesinato de Silvia Suppo. Porque en todos ellos y ellas y en tantos casos más, los reclamos de justicia sólo se verán redimidos cuando los culpables paguen, pero sobre todo cuando logremos poner en pie una Argentina donde no haya impunidad, ni hambre, ni saqueo ni explotación.
Una Argentina de y para las grandes mayorías de nuestro pueblo, de los trabajadores y de las trabajadoras, de los campesinos y las campesinas, de los pueblos originarios, de los hombres y las mujeres, de las diversidades sexuales, de la juventud y de los y las estudiantes. Ese será el mejor homenaje y la mejor reivindicación que podamos hacer de nuestros compañeros caídos, que estarán presentes mientras nosotros sigamos luchando, en cada joven que resiste y se organiza, y que visualiza en las figuras militantes de Maxi y Darío un ejemplo de “otra política”, en su dimensión integral y humana. Una dimensión que incluye la solidaridad, el compromiso con el otro, poniendo el cuerpo, incluso a riesgo de dejar la vida en ello. Una juventud profundamente consecuente con los principios y anhelos por los que Maxi y Darío, y tantos otros, cayeron luchando.

Cárcel común, perpetua y efectiva a los autores materiales de los crímenes de Darío Santillán, Maximiliano Kosteki y Carlos Fuentealba

Juicio y Castigo a Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Alfredo Atanasof, Juan José Álvarez, Jorge Vanossi, Luis Genoud, Jorge Matzkin, Oscar Rodríguez, Aníbal Fernández y todos los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda

Contra la precarización laboral y la inflación – Salario igual a la canasta familiar – 0% de IVA para los productos básicos. Por libertad y democracia sindical

Por Tierra y Vivienda para todas y todos - Por una Reforma Agraria Integral y Socialista - Por la Soberanía Alimentaria, Energética y Financiera de nuestro pueblo.

Basta de femicidios - Contra toda violencia de género - Aborto legal, seguro y gratuito

Por el desprocesamiento de todos los luchadores y las luchadoras populares

Por los 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos

No a las bases norteamericanas y a la intervención imperialista - No al bloqueo de EEUU a Cuba

Por la unidad y la autodeterminación de los pueblos de Nuestra América

A 11 años de la Masacre de Avellaneda

¡Por una alternativa política de los de abajo, con democracia de base, asamblearia, y de lucha en las calles!

Anred

Deuda por U$S 800 millones

Nuevo acto de fe

El Gobierno Nacional emitió deuda pública por un total de 1735 millones de pesos y 466 millones de dólares, a través de la emisión de Bonos y letras del Tesoro. Los bonos fueron entregados a empresas de los sectores avícolas y molinos harineros, y las letras fueron colocadas en la ANSES. Las emisiones fueron autorizadas por la Ley de Presupuesto de 2012 y 2013.
El Gobierno Nacional emitió deuda pública como nuevo acto de fe. Por medio de las Resoluciones conjuntas N° 255-66/12, 144-25/13 y 83-21/13 de la Secretaría de Hacienda y Finanzas Públicas, organismos dependientes del Ministerio de Economía, se dio a conocer en Boletín Oficial la emisión de nueva deuda pública en pesos y dólares, y el blanqueo de emisión de deuda del año 2012. El total de las emisiones ronda los 800 millones de dólares y fueron autorizados por las leyes de Presupuesto de Gastos de la Nación correspondientes a los ejercicios 2012 y 2013.
Este miércoles 19 de junio de 2013, se publicó en Boletín Oficial tres las resoluciones conjuntas por medio de las cuales se colocó deuda por 1735 millones de pesos y 466 millones de dólares. La emisión en pesos consistió en la colocación de dos Bonos del Estado (BONTE) por 950 millones con emisión al 2012, y ampliación de 750 millones en 2013. La deuda en dólares fue autorizada a través de la colocación de dos Letras del Tesoro (LETE) en dólares en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Integrado Previsional. Las emisiones tienen como objetivo el pago de subsidios a empresas del agro y la cancelación de vencimientos de deuda.
Bonos del Tesoro 2016 (BONTE 2016): La emisión de deuda pública en pesos fue dispuesta por las Resoluciones Conjuntas 255/2012 y 66/2012, y 144/2013 y 25/2013. Por la primera de ellas, y luego de 8 meses, se blanqueó la emisión de un Bonos del Tesoro por 950 millones de pesos realizada el 4 de septiembre de 2012 de acuerdo a lo establecido en la Ley de Presupuesto de ese año. A ello se agrega autorización para la emisión de una ampliación de colocación de BONTES 2016 por 750 millones de pesos bajo autorización conferida por Ley de Presupuesto 26.784 del año 2013. La nueva deuda en pesos emitida por el Estado Nacional totaliza 1.735 millones de pesos, equivalente a 327 millones de dólares al tipo de cambio oficial.
Los títulos serán emitidos en pesos bajo legislación nacional, con fecha de emisión al 1° de septiembre de 2012 y vencimiento al 1° de diciembre de 2016. Devengarán un interés equivalente al promedio ponderado por saldo de los depósitos de Caja de Ahorro en pesos del Banco Central, y pagaderos trimestralmente. El capital también se amortizará por trimestres en 16 cuotas. Las emisiones serán suscriptas por empresas de los sectores avícolas y molinos harineros en el marco de los acuerdos de pago de compensaciones celebrados con la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (Ex ONCCA). Es decir, como pago en concepto de subsidios por los acuerdos de precios celebrados con la Secretaría de Comercio.
Letras del Tesoro en dólares (LETES): Por su parte, la emisión de deuda pública en dólares será del orden de los 466 millones, a través de la colocación de dos Letras del Tesoro en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Integrado Previsional. Una de ellas de 350 millones de dólares y otra por 116 millones, con vencimiento a un año e interés del 5 % nominal anual. Los intereses serán pagaderos semestralmente y la amortización íntegra al vencimiento. Las letras serán transferibles y tendrá cotización en los mercados de valores locales. La ANSES podrá colocar los títulos o venderlos al mejor postor. Lo prestado por el Sistema Previsional será destinado al pago de servicios de la deuda pública.
Como manifestamos en anteriores notas, la emisión de deuda pública del Estado Nacional sigue siendo muy alta. La deuda intra-sector público sigue creciendo a pasos agigantados en procuras de fondos que permitan cubrir las necesidades financieras en el pago de la deuda nacional. La mayoría de los organismos o dependencias públicas descentralizadas son utilizados para financiar el pago de servicios de deuda pública a acreedores privados. Así el Fondo de Garantía de la ANSES tiene el 60 % de sus activos (valuados en 227.000 millones de pesos al 30.9.2012) en títulos públicos. El mismo fenómeno se observa en la AFIP, Fondo de Reconstrucción Empresaria, Lotería Nacional y Casinos, el PAMI y el Banco Nación. Una reconversión peligrosa de acreedores privados a públicos.
En esta oportunidad se suma la entrega de subsidios por 1.735 millones de pesos a empresas avícolas y molinos harineros por medio de BONTES 2016. Cabría preguntarse por qué no se publican ni se detallan qué empresas del sector recibirán los títulos públicos emitidos y a emitirse en la presente autorización. Quiénes son los empresarios beneficiados con estas colocaciones en pesos, y qué acuerdos celebraron con la Secretaría de Comercio de Nación. En qué marco y cuáles fueron los beneficios de precios recibidos por el pueblo argentino. Información de vital importancia que no ha sido publicada ni formó parte de las resoluciones conjuntas de la Secretaría de Hacienda y Finanzas del Ministerio de Economía de la Nación.
Todo duerme en el oscuro limbo de la deuda pública. La emisión y colocación de miles de millones de títulos comporta una pesada carga para el pueblo argentino y sus generaciones venideras. El Gobierno incumple en cada emisión con el derecho constitucional de base republicana que impone el deber de todo gobierno de hacer pública la información atinente al manejo de la hacienda nacional. Todo ciudadano tienen derecho al acceso a la información pública, máxime cuando se encuentra en juego la “relevancia de los intereses públicos gestionados”, según sostuvo la Corte en un reciente fallo contra el PAMI (1). El principio republicano establece la obligación de la publicidad de todo acto de gobierno. Y así está consagrado en la Constitución Nacional (2), los tratados internacionales con jerarquía constitucional y el Decreto 1172/2003.
La carencia de información y detalle en el manejo de la deuda pública es una constante de las políticas oficiales. Basta mencionar que el Ministerio de Economía mantiene desactualizada la cifra de deuda pública al 30 de junio de 2012. Es necesario que pueblo exija la publicación detallada de los títulos emitidos, se realice un censo de acreedores para determinar quiénes son los tenedores, y una evolución histórica de los ilícitos y fraudes en el proceso de conformación de nuestra espuria deuda pública. De otra manera, la deuda seguirá creciendo a espalda de la ciudadanía y sus pagos se saldarán en sendas libras de carne y nuevos financiamientos.
Como dijera un célebre filósofo del siglo XIX, la única parte presunta de la riqueza nacional que entra de verdad en la posesión colectiva de los pueblos modernos es su deuda pública. El credo del capital es admirar el endeudamiento como forma de enriquecimiento de los pueblos. Actos de fe sin rendición de cuenta alguna particulariza las políticas de deuda llevadas a cabo por el Gobierno Nacional, porque la falta de fe en la deuda pública ocupa, desde la incubación de ésta, el lugar del pecado contra el Espíritu Santo, antes el único imperdonable.

Facundo Gutiérrez Galeno
Al dorso

NOTAS:

(1) “Asociación Derechos Civiles c/ EL PAMI (decreto 1172/03) s- amparo”, CSJN, 04/12/2012.
(2) Artículos 10, 14, 16, 31, 32, 33 Y 75, inciso 22, de la Constitución Nacional; Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (artículo IV) y por el artículo 13.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otros

Protesta en embajada de Honduras a 4 años del golpe de Estado



Viernes 28 de junio, a las 16.00hrs., en Av. Callao 1564, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Están cordialmente invitados para que nos acompañemos todos como gesto de solidaridad entre los pueblos de esta Gran América y el repudio al intervencionismo estadounidense y financiamientos a las oligarquías en nuestros territorios. A modo de clase política este viernes 28 de junio a partir de las 16hrs a inmediaciones de la embajada hondureña en Capital Federal nos concentraremos para hacer manifiesto nuestro reclamo y repudio a los Golpes de Estado.

Solidaridad compañeros y compañeras...
porque la lucha del pueblo hondureño, es la lucha de todos los pueblos del mundo.

Atentamente,

Ricardo Ellner.

Colectivo Resistencia Hondureña en Argentina

viernes, 28 de junio de 2013

Del Cordobazo al Navarrazo. Guerra civil y autodefensa obrera




Hace poco más de un año escribimos este post señalando que las tendencias abiertas en las jornadas del Cordobazo superaban los marcos de la lucha anti dictatorial y ponían de manifiesto la apertura de una etapa revolucionaria donde las masas, con un protagonismo central de la clase obrera, tomaban la ofensiva. Decíamos “se expresa la tendencia a la emergencia autónoma de la clase trabajadora (…) Tabular al Cordobazo como “rebelión contra la dictadura” tiene el objetivo de segmentar el proceso social que se abre. Allí la clase obrera profundiza su insubordinación”.
Lógicamente, el desarrollo de esta etapa revolucionaria abría la perspectiva de enfrentamientos abiertos con la burguesía y sus fuerzas represivas (tanto estatales como para-estatales). En Córdoba, la fortaleza de un movimiento obrero combativo, implicaba que el accionar represivo debía tomar un mayor nivel. El Cordobazo había permitido la emergencia de una mayor insubordinación obrera expresada, por ejemplo, en el desarrollo de una fuerte tendencia clasista, centralmente alrededor de SiTraC-SiTraM. Este proceso permitía que, hacia 1973, los independientes y la izquierda dirigieran algunos de los gremios más fuertes de la ciudad.
Precisamente por eso, Córdoba era una preocupación central para el gobierno de Perón. La necesidad de imponer orden a escala nacional tenía que basarse en haberlo logrado en la provincia. En esa contradicción tiene su origen el Navarrazo. Golpe policial, que también pasó a la historia como el Contra-Cordobazo. En esta nota escribimos una reseña de ese golpe. Aquí pretendemos dejar sentados algunas conclusiones de los límites que tuvieron las corrientes que influenciaban a la vanguardia obrera y juvenil para preparar una respuesta ante el ataque sobre la provincia y la clase trabajadora.

El Contra Cordobazo

Pablo Bonavena afirma que “El caso cordobés es el más impactante de todos. Es evidente que en conjunto de las jurisdicciones políticas Córdoba tenía una significación especial. La política encarada por Perón encontraba en la provincia la principal resistencia en sectores de la clase obrera, que lograron incluso alinear en más de una oportunidad al vacilante gobierno de Obregón Cano y Atilio López contra el Pacto Social (…) La forma que asumió, evidentemente, se correspondió con el peso y grado de desarrollo de la clase obrera local. Es evidente, asimismo, que Perón buscó un efecto ejemplificante (…) con el golpe dado en Córdoba trató de demostrar que la subordinación era la única alternativa que tenían los diferentes mandatarios provinciales” (Bonavena, pág. 234. Resaltado propio).
El 28 de febrero del ‘74 se lleva adelante el golpe policial instigado por Perón y encabezado por el Teniente Coronel (RE) Antonio Domingo Navarro. El golpe se apoya en la burocracia sindical peronista y el aparato del PJ local. Su “legitimidad” la aporta la campaña que venía desarrollando el peronismo de derecha contra el gobierno provincial. A eso se sumaban las declaraciones de Perón que había definido a Córdoba como un “foco de infección”. Señalemos además que, mientras Obregón Cano y Atilio López eran derrocados, se reunía el Congreso “normalizador” de la CGT provincial, con la presencia del Ministro de trabajo de la Nación, Ricardo Otero. Pocos días después, un decreto con las firmas del mismo Perón y de Benito Llambí, ministro del Interior, legalizaba la intervención federal. Así, el poder político pasaba al sector más reaccionario del peronismo. Éste, tomando el control del aparato de gobierno provincial, lo convertirá en una herramienta para intentar derrotar a la vanguardia obrera.

La “parálisis” de las masas

En un artículo publicado en el libro Lucha de clases, guerra civil y genocidio en Argentina, Pablo Bonavena señala que, frente al Navarrazo “no se registraron acciones de masas importantes en defensa del gobierno” (Pág. 226). Podemos agregar que tampoco se registraron acciones de la vanguardia combativa del movimiento obrero, influenciada por sectores de izquierda. La ciudad donde dos veces las masas habían golpeado sobre el régimen, derrotando a la policía en las calles; donde las barricadas se habían mostrado como la hoguera que iluminaba a todo el país, se veía ahora completamente impotente para dar una respuesta al Golpe de Navarro.
Los independientes, con Luz y Fuerza a su cabeza, dirigida por Agustín Tosco, tenían peso en 11 gremios. Desde el año 1972, el SMATA, uno de los tres gremios más poderosos de la provincia (junto a UTA y Luz y fuerza) se hallaba dirigido por la lista Marrón, lista clasista de René Salamanca (PCR). A su vez, los sectores alineados dentro del peronismo legalista (Atilio López), tenían peso de conducción en más de 20 gremios. Esto, de conjunto, expresaba una fuerte combatividad en sectores del movimiento obrero, incluso a pesar de la derrota de SiTraC-SiTraM en Octubre de 1971.
Es evidente la contradicción entre el peso del movimiento obrero combativo y su incapacidad de reaccionar ante el golpe. ¿Cómo se llegó a esta situación? Las fuerzas de la izquierda entre la clase trabajadora no tuvieron la perspectiva de desarrollar una política independiente frente al peronismo que permitiera enfrentar el accionar contrarrevolucionario que éste desplegaba desde el 20 de junio de 1973, con la masacre de Ezeiza. Allí se mostró parte del “programa” de Perón para frenar el ascenso revolucionario en Argentina. Ante este escenario, las corrientes combativas y de izquierda (que incluso se definían como revolucionarias como el caso del PCR) evidenciaron notables limitaciones políticas.

La confianza en Perón desemboca en el pacifismo

Aquí hemos apuntado nuestras críticas sobre Tosco, incluyendo los límites con los que el Sindicalismo de liberación se enfrentó ante el Navarrazo. Señalamos allí lo que consideramos una visión etapista de la lucha revolucionaria, en la cual la clase obrera peleaba junto a los sectores de la burguesía nacional contra el imperialismo y la oligarquía aliada a ella. Esta perspectiva alejaba a la vanguardia obrera de la dinámica real de la lucha de clases en curso, impidiéndole ver el rol que jugaba Perón como actor determinante de la ofensiva contra la clase trabajadora.
La concepción de Tosco lo llevaba a presionar sobre el peronismo, buscando aliarse a su ala izquierda para combatir a la derecha y ganar la dirección del movimiento. Pero sólo podía llevar adelante esa política si se abstenía de denunciar a Perón, con el que Montoneros no quería romper. Esto se expresará de manera trágica alrededor del Navarrazo y el rol jugado por Perón. Si antes del golpe, el MSC (Movimiento Sindical Combativo) se negaba a denunciar abiertamente a Perón y sólo atacaba a la derecha del gobierno, días después del Golpe Policial seguirá repitiendo lo mismo. Tosco llegará a afirmar que “lo que el gobierno central no entiende es que apoyando a Navarro está dando carta blanca a muchos “navarros” que en el día de mañana no van a alzarse ya contra un gobernador sino, precisamente, contra el mismo presidente” (resaltado propio). El 15 de marzo de ese año, en una entrevista en la Voz del Interior dirá “Perón es un especulador (…) sensible en grado máximo ante las presiones de la derecha. Y la derecha peronista tiene su convalidación en Perón”. La realidad es que Perón no tenía un problema de “comprensión” sobre la situación o un exceso de “sensibilidad” ante la derecha peronista. Era quién dirigía la política tendiente a derrotar, apelando a la fuerza, a las corrientes que izquierda que influenciaban en el movimiento obrero. Por eso había que denunciar activamente su papel y aportar a que las masas obreras avanzaran en su experiencia con el peronismo en el poder, algo que no llevaban adelante ni Tosco ni Salamanca como parte del MSC.
Esta ausencia de preparación política influye, en el terreno militar, en el momento del Navarrazo. En este post reflejamos una entrevista a Tosco, en el cual, éste señalaba “Se están haciendo actos relámpagos, algunas asambleas de fábrica, etc. (…), pero hay una relación de fuerzas básica que está dada por el teniente coronel Navarro y su policía con las armas en la mano. Centenares de fascistas armados y entrenados bajo la conducción de organismos policiales y parapoliciales”. Esta relación de fuerzas no era el resultado de grandes derrotas del movimiento obrero y de masas, sino de la ausencia de una preparación de las mismas para este tipo de ataques. La lucha de clases superaba las fronteras de la legalidad burguesa y las corrientes de izquierda seguían actuando dentro de las mismas.

Lo político y lo militar en el Navarrazo

Desde el punto de vista de la derecha, el Navarrazo, presenta un alto nivel de preparación en el terreno militar y en el político. Leemos “A las cero horas del 28 de febrero de 1974 comienza la asonada golpista cuando la policía asalta la Casa de Gobierno, tomando como rehenes a varios funcionarios. El jefe de la sedición, Navarro, permanecía mientras tanto en la Central de Policía ubicada en la Plaza San Martín, cuyos accesos habían sido cortados por efectivos policiales colocando coches de pasajeros aportados por sus propietarios (…) la policía ocupa dos radios de la ciudad y sabotea otras dos, dejándolas fuera de servicio. Emite además un comunicado informando que Obregón Cano había sido detenido en el mismo momento en que estaba proveyendo de armas a civiles de “conocida militancia marxista”, y que era “un infiltrado, un hombre de Cámpora, un criptomarxista” (…) se colocan bombas contra el local de SMATA, en la vivienda del ministro de Gobierno y de un juez que investigaba la participación policial en el asesinato de cinco dirigentes agrarios en Laguna Larga. El golpe continúa con el asalto policial al local del diario La Voz del Interior y con la puesta bajo custodia policial y de civiles armados de la sede del Sindicato de Luz y Fuerza. Avanzada la mañana, las 62 Organizaciones deciden un paro en apoyo al movimiento golpista e informan que, no obstante la situación que se vivía, realizarían un plenario normalizador de la CGT”.
En esta breve crónica pueden verse los elementos de preparación político-militar: la toma de la sede de gobierno, el copamiento de los medios de comunicación y su utilización para intentar legitimar el golpe, la utilización de la ideología peronista en sus aspectos más reaccionarios y macartistas. Al mismo tiempo, su reivindicación del “peronismo auténtico”, permitía encontrar un cierto punto de apoyo en las ilusiones de sectores de masas que todavía confiaban políticamente en Perón.
La relación de fuerzas a la que aludía Tosco se había preparado políticamente. No había caído del cielo, sino que era el fruto de meses de ataques políticos y físicos por parte de la derecha peronista que no tuvieron respuesta por parte del movimiento obrero combativo y la izquierda. En octubre del 73, un comunicado de Luz y Fuerza describía “los atentados a las organizaciones sindicales combativas, a otros locales e instituciones, la “toma” de la legislatura provincial, el Banco Social, el explosivo colocado en el domicilio del diputado Fausto Rodríguez y el criminal ametrallamiento de una asamblea de trabajadores de la construcción en el local de la CGT regional son la dramática y trágica evidencia del claro objetivo de crear un clima de intimidación y terror”.
A los golpes de la derecha, desde el movimiento obrero combativo se respondía con declaraciones y la defensa del gobierno provincial. El 8 de febrero del ‘74, un comunicado del MSC declaraba la “Defensa institucional del gobierno de Córdoba”. En octubre del ’73, Luz y Fuerza había afirmado que se perseguía “la intervención al gobierno de Córdoba”. Esto no iba de la mano con una preparación para dicho escenario. Así, la derecha avanzó casi sin obstáculos en la provincia, lo que fue inclinando la relación de fuerzas a favor del golpe.

De las barricadas a la autodefensa

Lo que ponía en escena esta situación era la ausencia de una política para desarrollar las tendencias autónomas que se habían expresado en el Cordobazo y que habían creado una relación de fuerzas a favor de las masas. Esto no era el resultado “natural” de la conciencia de las masas mismas sino la ausencia de una perspectiva estratégica de las corrientes que dirigían. La clase obrera es potencialmente revolucionaria, pero es la acción de determinadas corrientes (con sus estrategias) la que impulsa qué elementos pueden potenciarse en su actividad y cuáles no.
En el debate sobre la huelga general en Alemania, a inicios del siglo XX, Parvus señalaba que “El significado de la barricada debe visualizarse en dos direcciones. En primer lugar era un punto de reunión y un medio organizativo (…) en segundo lugar, era una construcción de defensa: protección del lado del pueblo y obstáculo del lado de los militares. El poder de esta obstrucción sobre los militares no estaba solamente determinado por su aspecto material sin principalmente por su efecto moral”. Engels había señalado algo similar, escribiendo que “hasta en la época clásica de las luchas de calles, la barricada tenía más eficacia moral que material. Era un medio para quebrantar la firmeza de las tropas”.
Las barricadas durante el Cordobazo y el Viborazo habían aportado a esa cohesión de las masas, golpeando moralmente a las fuerzas represivas. Esas batallas les habían permitido un reconocimiento de la potencialidad de sus fuerzas a la vez que “educarse” en el arte del combate callejero. Pero esto sólo podía ser el germen de una política de autodefensa consciente que superara el estadio de la espontaneidad. Esta política fue la que estuvo ausente en las direcciones combativas del movimiento obrero. En el caso del peronismo legalista era el resultado “lógico” de su raigambre peronista. En el caso de Tosco, su política de presión sobre la izquierda peronista lo llevó a confiar en la existencia de “soluciones por arriba” dejando limitada la perspectiva de la organización “por abajo” del movimiento obrero.
Aquí podríamos tomar la definición de Gramsci que señalaba “La crisis crea peligrosas situaciones inmediatas porque los diversos estratos de la población no poseen la misma capacidad de orientarse rápidamente y de reorganizarse con el mismo ritmo. La clase dirigente tradicional (…) cambia hombres y programas y reasume el control que se le estaba escapando con una celeridad mayor de cuanto ocurre en las clases subalternas”. Desde el Cordobazo, la clase dirigente había cambiado a su personal político (retorno de Perón) pero además había iniciado los preparativos para enfrentar las tendencias a la guerra civil con el accionar de las Tres A.
Las “clases subalternas” o, para ser precisos, sus direcciones, estaban lejos de ver este cambio de escenario. La existencia de organizaciones contrarrevolucionarias como las Tres A no era nueva. A la experiencia internacional del fascismo se le podían sumar las conformaciones locales, de las cuáles la Liga Patriótica pasó a ser una de las más emblemáticas. Es decir, la apertura de un ascenso revolucionario, preanunciaba la necesidad de pasar de los “triunfos morales en las barricadas” a nuevos triunfos político-militares contra la derecha y esto no estaba en la perspectiva de las direcciones combativas del movimiento obrero.

Autodefensa y vanguardia obrera

Haciendo un paralelismo con una situación que contenía elementos similares, citemos a León Trotsky quién señalaba que “la lucha física no es sino uno de los “otros medios” de la lucha política (…) es imposible detener la lucha política cuando se transforma, por la fuerza de su desarrollo interno, en lucha física” (Adónde va Francia). Precisamente, frente a esta transformación de la lucha política en lucha física, la preparación política asume un rol central. El resultado de los enfrentamientos físicos depende (en sus nueve décimas partes, según Trotsky) de la preparación política. “¿En qué consiste la preparación política? En la cohesión revolucionaria de las masas, en su liberación de las esperanzas serviles en la clemencia, la generosidad, la lealtad de los esclavistas “democráticos””.
Como ya lo señalamos, en los meses anteriores al Navarrazo, las organizaciones que influenciaban a la vanguardia obrera no habían preparado a la clase trabajadora para el enfrentamiento político el gobierno nacional y al mismo Perón. Frente a cada acción de la derecha se había respondido con comunicados pero no se habían dado pasos en la organización concreta de la autodefensa de las organizaciones obreras. De conjunto, frente a la “guerra civil de baja intensidad” que estaba en curso desde el Cordobazo en adelante, las distintas corrientes políticas que influían a la vanguardia no se habían preparado para una respuesta a la altura de los ataques. Aquí reside centralmente la explicación de la “parálisis” de las masas y la vanguardia frente al golpe de Navarro.

Los límites de las corrientes guerrilleras ante el Navarrazo

Frente al Navarrazo, las organizaciones armadas de la izquierda revolucionaria (peronista y marxista) también fueron impotentes. Citamos una vez más a Bonavena: “Por la noche se produce un recio intercambio de disparos (…) miembros de Montoneros atacan con pistolas y fusiles automáticos a militantes peronistas ortodoxos y comandos civiles nacionalistas” (Pág. 226). Montoneros, a pesar de contar con peso en sectores de masas, fue incapaz de preparar destacamentos de combate para enfrentar una acción como la de Febrero del 74’.
Por su parte, el PRT señaló, después del golpe, “Reiteradamente habíamos advertido que se aproximaba la intervención a nuestra Provincia. Lo señalamos públicamente y lo planteamos expresamente ante los más importantes funcionarios provinciales (…) Después de la masacre de Ezeiza, después del autogolpe del 13 de julio, o sea, o sea, a partir de los principales acontecimientos que marcaban la contraofensiva de la derecha y del continuismo, nadie podía engañarse-salvo que pecara de ingenuidad política-de que Córdoba (…) podía escapar a una intentona” (La Historia del PRT-ERP por sus protagonistas. Daniel De Santis). Precisamente esto demuestra la falta de orientación estratégica o, como mínimo, la discordancia entre las definiciones generales y la práctica político-militar de esta organización que tampoco se preparó para esta perspectiva.
Como señaló Juan Carlos Marín “En el “Navarrazo” sucedido en Córdoba, la misma ciudad donde meses antes el presidente cubano Dorticós fuera llevado en andas al palco que recordaba los acontecimientos de mayo de 1969, se repite en forma ampliada pero con mayor dramatismo político el mismo “desarme político” y la misma “prescindencia” de las organizaciones revolucionarias ante hechos que se inscribían en el desarrollo específico y concreto que tomaba la lucha de clases, y en la que el peronismo oficial volvía a tener la iniciativa”. Precisamente este conjunto de elementos demuestra la limitación estratégica de las organizaciones guerrilleras para aportar a la organización de la autodefensa de masas.
Marín también señala que “En forma quizás desordenada, errática y a veces errónea pero permanente, las organizaciones revolucionarias buscaron generar y mantener las condiciones de desarrollo del armamento del pueblo”. Creemos que la respuesta ante el Navarrazo evidencia que esto no fue así. Las organizaciones revolucionarias en lugar de batallar por el desarrollo de formas de autodefensa (milicias, grupos especiales, etc.) al interior de las organizaciones obreras de vanguardia, (que se sostuviera sobre los triunfos morales conquistados en las barricadas del ‘69) desarrollaron una política alternativista de “guerra de aparatos” contra las fuerzas represivas, dejando de lado el necesario armamento y preparación de los sectores combativos del movimiento obrero.
De conjunto, la situación abierta por el Cordobazo, planteaba la necesidad de la organización de la autodefensa obrera y popular. En este sentido iba lo que citamos antes de Trotsky. Éste, en el Programa de Transición establece una dinámica de las tendencias al armamento del proletariado para los momentos de ascenso revolucionario. Señala que “La burguesía no se limita en ninguna parte a utilizar solamente la policía y el ejército oficiales (…) Las bandas fascistas sólo pueden ser contrarrestadas victoriosamente por los destacamentos de obreros armados que sienten tras de sí el apoyo de millones de trabajadores. La lucha contra el fascismo no se inicia en la redacción de una hoja liberal, sino en la fábrica y termina en la calle. Los elementos amarillos y los gendarmes privados en las fábricas son las células fundamentales del ejército del fascismo. Los piquetes de huelgas son las células fundamentales del ejército del proletariado. Por allí es necesario empezar” (resaltado propio).
Como queda en evidencia en las descripciones que hemos realizado, ni la perspectiva de las direcciones combativas del movimiento obrero (Tosco, Salamanca, etc.) ni la estrategia de las organizaciones guerrilleras pudo desarrollar las tendencias que se habían expresado en el Cordobazo para convertirlas en organización para la autodefensa consciente. Éste fue uno de los límites centrales a la hora de enfrentar la asonada golpista de Febrero del 74’.

Eduardo Castilla