martes, 4 de junio de 2013

La estatua de la discordia



Desde hace algunos días comenzó un debate público a partir del intento del gobierno Nacional de trasladar la estatua de Cristóbal Colón que se encuentra detrás de la Casa Rosada y reemplazarla por una de Juana Azurduy. El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y dos ONG’s se oponen.

A partir de estudios realizados en 2008 por la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata el gobierno Nacional decidió la reparación y traslado de la estatua de Cristóbal Colón ubicada en la plaza del mismo nombre que se encuentra detrás de la Casa Rosada. Según estos estudios el monumento corre peligro y debe ser desmontado y reparado.
Si bien el proyecto existe desde hace tiempo, tomó notoriedad la semana pasada ya que las grúas llegaron efectivamente al lugar para retirar la figura de Colón que debía ser reparada y luego trasladada a Mar del Plata a pedido de la comunidad italiana de esa ciudad. Sin embargo, una orden judicial detuvo las obras.
La jueza en lo contencioso administrativo federal, Claudia Rodríguez Vidal, dio lugar a un recurso de amparo presentado por la asociación civil "Basta de Demoler" y ordenó a las autoridades nacionales que eviten "concretar cualquier acto que implique desmantelamiento y traslado". A este planteo se sumó el PRO de Mauricio Macri quién planteó, en consonancia con “Basta de Demoler”, que la estatua se encuentra bajo jurisdicción de la Ciudad de Buenos Aires y por lo tanto no puede ser trasladada sin su consentimiento.

Debates jurídicos

Existen debates cruzados en torno a qué gobierno tiene potestad sobre la estatua y la plaza. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, aseguró que el monumento a Colón fue donado por la comunidad italiana “al Poder Ejecutivo Nacional y al Pueblo Argentino, que lo aceptó por ley N° 5.105 del 26 de agosto de 1907. En ningún momento se habla del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ni de la comunidad porteña. Dicho monumento se terminó de construir en el año 1921, y nunca fue declarado Monumento Histórico Nacional”. Además especificó que “la Legislatura macrista, hace dos días (por el 30 de mayo), sancionó una ley que lo declara ‘bien integrante del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires’, con lo cual ratifica que hasta hace dos días dicho monumento no era de interés ni preocupación municipal”.
Por su parte, la Organización No Gubernamental (ONG) “Basta de Demoler” sostuvo que “no existen dudas de que el dominio de las tierras donde se construyó la Plaza Colón y donde se instaló el monumento son bienes del dominio público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por estar asentados en su territorio, conforme art. 2340 inc. 7º del Código Civil de la República Argentina”.
En este sentido y respondiendo a la argumentación de Parrilli se plantea que cuando se sancionó la ley 5.105 en 1907 “el Congreso le autoriza al Poder Ejecutivo a aceptar la donación pero no le entrega la propiedad ni la potestad de mover este monumento. Si hubiera querido que el monumento se instalara en cualquier plaza de la República Argentina, la ley lo hubiera dicho”.
Por el momento, la jueza que interviene en la causa ha dado la razón a la ONG haciendo lugar al recurso de amparo hasta que el gobierno nacional presente sus argumentos en el juzgado.

Más allá de lo judicial, los que siguen creyendo que la tierra es plana

Independientemente de lo que resuelva la Justicia, este conflicto también se trasladó al plano ideológico.
El gobierno Nacional planteó que la estatua de Colón (que sería trasladada a Mar del Plata) va a ser reemplazada por un monumento a “la Generala del Ejército Argentino Doña Juana Azurduy”. La misma fue donada “por parte del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Sr. Evo Morales Ayma, mediante Decreto Supremo N° 1507 (…) con motivo de la hermandad entre Argentina y Bolivia” explicó Parrilli.
Esto podría ser visto como un reconocimiento por parte del Estado nacional a los pueblos originarios ya que Azurduy es un símbolo de la integración de las comunidades originarias a la lucha por la independencia. Sin embargo, ante las acusaciones por parte del macrismo, las ONG’s y algunos sectores de la comunidad italiana porteña, el secretario de la Presidencia afirmó rápidamente que “acá no hay ninguna campaña Anti Colón”.
Por su parte, el macrismo no desperdició oportunidad para mostrar su mirada al respecto. El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires afirmó en su cuenta de Twitter: “Si se quieren llevar el Monumento a Colón, me pregunto cuál será el siguiente”, y agregó, “¿el Monumento de los españoles? ¿El Resero de Mataderos? ¿La Flor?”.
Sin embargo, más esclarecedora es la mirada de la ONG “Basta de Demoler” que en su página web presentan un “Informe Técnico” sobre la estatua donde incluyen un subtítulo que se refiere a los Aspectos ideológicos.
Allí se afirma que “El descubrimiento de América constituye uno de los logros científicos más importantes de la historia de la humanidad. Fue la prueba práctica de la redondez de la tierra y originó el desarrollo tecnológico que da comienzo a la Edad Moderna. Ignorar estos hechos es querer cambiar la Historia de la Humanidad”.
Y si bien aseguran que no quieren “ignorar el genocidio indígena” sostienen que este “ocurrió con la Conquista que es posterior al Descubrimiento”. Separando así ambos acontecimientos como si fueran dos hechos sin relación entre sí.
Para finalizar plantean una solución para la estatua donada por el Estado Plurinacional de Bolivia: “El homenaje a la valiosa Generala del Ejército Argentino Juana Azurduy no debe ocupar un espacio simbólico que la historia urbana de Buenos Aires ha consolidado en la memoria colectiva como de Cristóbal Colón, sino que merece tener su propio espacio que consideramos mucho más apto en las ubicaciones de la Plaza Bolivia o de Puerto Madero (con el homenaje a otras figuras femeninas de gran trascendencia)”.
Toda una muestra de la mirada social, histórica y política de esta asociación civil que hoy es la abanderada de dejar la estatua donde está.

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