martes, 11 de junio de 2013

Trabajo precario, trabajador pobre




Desde los noventas, pero consolidado en el período post convertibilidad, la pobreza ya no es un fenómeno que se vincula a la carencia de trabajo. Con un contexto favorable para profundizar las condiciones de explotación y los amplios márgenes de ganancia empresarial, la figura del “trabajador pobre” se convierte en un hecho habitual y amenaza con perpetuarse si no se atacan sus causas.

El fenómeno de la pobreza, otrora vinculado a la desocupación y a la marginación laboral, desde hace años ha encontrado una nueva figura. Ya no es sólo una situación en la que viven aquellos que no pueden conseguir un empleo, sino que también es una situación cotidiana de quienes acceden a empleos precarios con salarios que en muchos casos no cubren el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM). El informe “Estado de vigencia de los Derechos Humanos de la clase trabajadora en Argentina” publicado por el Observatorio del Derecho Social de la CTA expresa que el 40% de los trabajadores argentinos percibe por su ocupación principal un sueldo por debajo del SMVM. Trabajadores pobres.
Evitando discutir los números que determinan cuál es el umbral que se debe superar estadísticamente para dejar de ser pobre, queda claro que el SMVM, fijado actualmente en $2.875, no alcanza para que cumpla la función que le otorga la Constitución. Con los $2.875 un asalariado debería poder asegurarse la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y cobertura previsional. El SMVM hoy está lejos de garantizar condiciones de vida dignas, más bien podríamos pensar que cubre condiciones de subsistencia básicas.
Entre las causas que generan la posibilidad de que un trabajador sea pobre aún teniendo empleo, encontramos el principal problema del mercado laboral argentino: el trabajo no registrado. Según las últimas estimaciones del INDEC la cantidad de trabajadores asalariados no registrados llega al 34.6%. El porcentaje de trabajadores no registrados, que con variaciones de 2 puntos porcentuales se mantienen estables desde hace 2 años, amenaza con perpetuar el fenómeno y hace pensar que se arraigó un núcleo de pobreza que se mantiene dentro de los ocupados. Trabajo precario, trabajadores pobres, vida precaria.
Paulatinamente se ha desbaratado la matriz, conseguida a base de conquistas históricas, que establecía que un trabajador percibía por su fuerza laboral un salario que le permitía cubrir lo establecido por el SMVM. El avance neoliberal, la amenaza de la desocupación y posteriormente la consolidación de la precarización como principal disciplinador social (en sus diversas formas: trabajo no registrado, tercerizaciones, fraudes laborales, etc.) hicieron emerger la figura del trabajador pobre.
Para revertir este proceso será necesario rever la distorsión de la figura del SMVM que ya no cumple su función de garantizar una vida digna y encarar políticas que ataquen los fenómenos de precarización. En las actuales condiciones del mercado laboral los bajos índices de desempleo no son garantía de combatir efectivamente la pobreza, más bien consolidan una parte de ella que necesita atención para no convertirse en estructural.

Jorge Duarte
Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar / @ludistas

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