viernes, 29 de marzo de 2013

Golemba, el signo de la desaparición forzada en Misiones



Ambos fueron víctimas de la desaparición forzada de personas. Con una diferencia: Pedro Luis Lunge Golemba desapareció en 1978, durante la última dictadura cívico-militar-religiosa; Mario Golemba desapareció treinta años después, en plena democracia.
Llevaban el mismo apellido. Los dos eran misioneros y tenían 27 años. Vivían en pequeños pueblos de la provincia. Comparten hoy, además, un destino. Un destino trágico. Ambos fueron víctimas de la desaparición forzada de personas. Con una diferencia: Pedro Luis Lunge Golemba desapareció en 1978, durante la última dictadura cívico-militar-religiosa; Mario Golemba desapareció treinta años después, en plena democracia.
Pedro nació en Leandro N. Alem en 1951. Hijo de Emilio Lunge y Ana Golemba, era el mayor de cuatro hermanos. Llegó a cursar solamente la escuela primaria, porque luego eligió abocarse de lleno al trabajo. Siendo muy joven se incorporó a la fábrica de bolsitas "Envasando", de Alem, donde permaneció hasta el día del secuestro. No participaba en política. A los 21 años se casó con Ermenegilda Pereyra, con quien tuvo tres hijos: Héctor, Susana y María.
Mario nació en Picada Indumar en 1981. Hijo de Irma Komka y Antonio Golemba, era el segundo de cuatro hermanos. Llegó a cursar hasta el colegio secundario. Deseaba ingresar a la Universidad, pero la crisis neoliberal se lo impidió. Trabajó un tiempo en la chacra de sus padres, luego ingresó a un aserradero y una fábrica de yerba mate. Tampoco participaba en política. Llevaba diez meses de noviazgo con Angélica Daniluk, vecina de Picada Indumar, y ya planificaban el casamiento.
Pedro fue secuestrado en su trabajo el 30 de junio de 1978. Por error, lo involucraron en un crimen ocurrido durante un asalto en Leandro N. Alem. Aunque a los pocos días se comprobó que era inocente, nunca recuperó su libertad. Fue visto por última vez en el departamento de Informaciones de la Policía de Misiones. Permanece desaparecido.
Lo ocurrido con Mario es un enorme misterio. El 27 de marzo de 2008 partió rumbo a Oberá para una consulta médica. A las 14.43 envió un mensaje de texto a su madre:“Estoy en una plaza. Parece que va a llover. Tengo que hacerme unos análisis a la tarde”. Después se le perdió el rastro. Un año mas tarde, dos testigos -que por aquellos días se encontraban detenidos en Dos de Mayo- declararon haber visto a Mario ingresar a la comisaría local, esposado y golpeado, la noche del 27 de marzo. Luego, dijeron, lo llevaron en un patrullero. Mario sigue desaparecido y a pesar del insistente reclamo de los familiares de avanzar con la investigación, el gobierno provincial y la justicia se desentendieron completamente del caso.

Ni vivos ni muertos

Pedro Luis Lunge Golemba forma parte de la lista de 30 mil víctimas del terrorismo de Estado en todo el país, entre asesinados y desaparecidos, de los cuales cerca de 70 son misioneros. Mario Golemba es uno de los 210 desaparecidos por el aparato represivo estatal desde 1983 al presente.
La aparición con vida, la entrega de los cuerpos, son reclamos comunes en ambas familias. Lo expresan con similares palabras, similar dolor e impotencia.
"Lo que quisiera saber es dónde esta el cuerpo, si está vivo o muerto, o dónde quedó él, porque la madre y el padre se murieron sin saber, en el sufrimiento y el dolor", manifestó María Kachuk, tía de Pedro. Su esposo, Alberto Lunge, agregó: "Se sabe dónde él estaba detenido, y se sabe quién era el jefe, así que si hay manera de descubrir dónde lo dejaron, que lo cuenten. Porque desapareció, yo soy el tío y quiero saber dónde quedó ese cuerpo".
Por su parte, Antonio Golemba, padre de Mario, aseveró: "En Misiones no existen los Derechos Humanos. La verdad es que teníamos otras expectativas. Me duele mucho. Quizás se hizo algo en los primeros tiempos, cuando se pusieron los afiches. Pero los asesinos andan sueltos y se ríen de nosotros. Nosotros, las personas que estamos sufriendo, no tenemos Derechos Humanos. Me duele mucho. Entiendo a las madres que reclaman por sus hijos desaparecidos. Eso fue en la dictadura. Y los gobiernos ponen mucho énfasis en lo que ocurrió en la dictadura. Pero ahora estamos en plena democracia y siguen desapareciendo personas. Y de eso no se habla. Por eso, yo pienso que el accionar de la justicia, no sé si están tapando algo groso o qué, pero da la sensación de que hubo algo que no quieren que salga a la luz. Es mi opinión. Que algo grave pasó y quizás hay personas involucradas y por eso no quieren el esclarecimiento. Según lo que relatan los presos algo pasó".

DD.HH. pretéritos

Las políticas de Derechos Humanos implementadas desde los estados Nacional y Provincial durante los últimos años ponen énfasis únicamente en los crímenes perpetrados durante el terrorismo de Estado. Los relatos oficiales de DD.HH. omiten sistemáticamente -quizás porque comprometen y dejan en evidencia- los atropellos actuales. Los mismos funcionarios que bajan o suben cuadros, sacan o colocan placas, o señalizan ex Centros Clandestinos de Detención, hacen caso omiso a las violaciones a los Derechos Humanos perpetradas por el aparato represivo en el presente, tradiciones y prácticas heredadas de aquellos años nefastos. Y, en muchos casos, son responsables políticos de delitos de Lesa Humanidad como la desaparición forzada, la tortura, la represión, el gatillo fácil, el asesinato en cárceles y comisarías.
Mientras esta situación no se revierta, la memoria y la democracia seguirán siendo endebles y vulnerables. Serán discurso incoherente y distante de la realidad concreta y constatable de los Derechos Humanos hoy; contradicciones insalvables que impiden sellar definitivamente el Nunca Más en la historia de nuestro pueblo. Mientras memoria y realidad presente no se encuentren, Golemba seguirá siendo signo de desaparición, de personas y de justicia.

Sebastián Korol

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