sábado, 2 de marzo de 2013
El “relato estadístico” oficial sobre precios y salarios
La mitad de los trabajadores en Argentina no pueden cubrir con su salario de bolsillo lo que cuesta mantener una familia tipo. Y 4 de cada 10 percibe un ingreso inferior al salario mínimo vital y móvil. Esto es así según los datos reales y no los que elabora el organismo estadístico oficial para quien comprar un kilo de pan saldría menos de la mitad de lo que realmente cuesta.
A mediados de este mes los trabajadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) realizaron una actividad para recordar los 6 años de intervención del organismo por parte del gobierno nacional. Allí plantearon que con el INDEC intervenido “se ha logrado construir sobre la base de la mentira el relato más fantástico e imaginativo del que tengamos memoria en este país”.
Una Argentina casi sin inflación, con poca pobreza e indigencia, donde se puede comer con 6 pesos diarios, donde no hay problemas de empleo y con un nivel salarial tal que el 20% de los trabajadores deben pagar Impuesto a las Ganancias por lo que perciben. La intervención del INDEC, como decisión que el gobierno nacional tomó en enero de 2007, comenzó con el índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación y es la base para determinar pobreza e indigencia. Pero luego se fue extendiendo a otros programas y áreas técnicas del organismo para llegar al desmantelamiento de las estadísticas públicas.
“Quedaron en el camino, desguazados y maltrechos, el Índice de Precios al Consumidor, el Índice de Precios Mayoristas, la Encuesta Permanente de Hogares, la Dirección de Estadísticas del Sector Primario responsable del Censo Nacional Agropecuario, la Dirección de Difusión, el Área de Cartografía, la Dirección de Metodología Estadística y la Dirección de Estadísticas Poblacionales, responsable de la realización del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas”, recordaron los trabajadores.
Entre los beneficiarios de este “relato estadístico” están los sectores financieros que poseen bonos del Gobierno que se ajustan según el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). Con un PBI sobrevaluado por los datos del INDEC también se puede entender lo relativo de la afirmación de que “nos estamos desendeudando” basada en que la relación PBI/Deuda es cada vez menor.
Los trabajadores enrolados gremialmente en ATE- INDEC presentaron en la actividad del pasado 15 de febrero, un documento en el que realizaron el cálculo de cuánto debería cobrar de bolsillo un trabajador, como mínimo, para poder cubrir una canasta básica total.
La metodología para el cálculo utilizó: las canastas del INDEC previas a la intervención, las dos últimas Encuestas de Gasto de los Hogares, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y las Paridades de Poder de Compra del Consumidor (PPCC) realizados también con anterioridad a la intervención y la Canasta relevada en el 2008 por la Dirección de Estadística de la Ciudad.
Partiendo de las cifras de 2008, actualizaron a noviembre de 2011 con los datos de la evolución del valor de la propia canasta de Ciudad de Buenos Aires; de noviembre 2011 a agosto 2012 con la evolución de los IPC de las provincias que siguieron publicando sus propios datos con autonomía del INDEC central, y el período agosto 2012-diciembre 2012 con el IPC de la Dirección Provincial de Estadística de San Luis. Enero de 2013, se estimó suponiendo el mismo comportamiento que enero del año anterior, según esa última Dirección de Estadística. Estos datos se ampliaron a las distintas regiones del país con la metodología que tiene en cuenta la diferencia de precios medida entre las regiones.
La conclusión a la que arribaron es que un hogar integrado por una pareja (dos adultos mayores de 35 años) con dos hijos (varones de 6 y 9 años) necesita por mes para cubrir la Canasta Alimentaria Básica un promedio de $ 2100 (con valores que van desde $ 2.233 en el Gran Buenos Aires hasta $ 1.965 en la región NOA). A eso hay que agregarle un promedio de $ 4.650 para gastos de otros bienes y servicios (valor que va de $ 4.773 en la zona de Gran Buenos Aires a $ 4.095 en NOA), como transporte, luz, gas, agua, educación, indumentarias, salud, entre otros.
Por lo tanto, una familia tipo necesita por mes alrededor de $ 6.750 para alimentarse y cubrir los gastos mínimos e indispensables (57 pesos diarios por cada integrante).
Para las estadísticas oficiales (enero 2013) la vida de esta familia se solucionaría con $ 2.117 por mes (17,64 pesos diarios por cada integrante).
No es de extrañar esta diferencia entre el relato estadístico de un INDEC intervenido y arrasado con Edwin e Itzcovich a la cabeza y el cálculo de los trabajadores ya que, desde mayo de 2008, la Intervención del organismo eliminó el informe de prensa del IPC que mensualmente se publicaba. Ocultar esta información fue y es necesario porque sino se tornaría evidente que los precios que se estaban usando para armar el IPC no eran los recolectados por los encuestadores.
Por eso para el INDEC, a fines de año pasado, el kilo de pan podría costar –si se toma lo que publicaron en 2008 y se le agrega la inflación irreal del organismo en todos estos años- casi $ 4 cuando en realidad no baja de $ 9. Ocurre igual con un litro de leche que daría $ 2,63 cuando no se consigue por menos de $ 4,40.
Si además es con estos precios que el organismo estadístico calcula las canastas de pobreza e indigencia, está claro que son muchos más los pobres e indigentes en Argentina que los que nos relata el Gobierno.
Pero volvamos a los $ 6.750 que, según calcularon los trabajadores del INDEC, es lo mínimo que debería cobrar un matrimonio por mes para mantener a su familia.
Según datos elaborados por el equipo de investigación de la Fisyp (Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas) en base a la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC (segundo trimestre de 2012), 4 de cada 10 trabajadores (registrados y no registrados) no cobran más de $ 2.500 y 1 de cada 10 percibe entre $2.500 y $ 3.000. O sea que la mitad del total de trabajadores en nuestro país no supera de bolsillo los $ 3.000 y solamente 2 de cada 10 superan los $ 4.500 mensuales de bolsillo.
Otro dato interesante de esta investigación marca que 6 de cada 10 trabajadores lo hacen por más de 35 horas semanales y los 4 restantes trabajan por menos de esas horas. Esto da cuenta de la necesidad de tener más de un trabajo para cubrir sus necesidades, por un lado, y de la situación del subempleo por el otro.
Tal como afirma un documento publicado por el Observatorio del Derecho Social de la Central de Trabajadores de la Argentina, luego de 10 años de crecimiento económico ininterrumpido, con un PBI duplicado, el salario real de los trabajadores se encuentra en el mismo nivel del año 2001 y alrededor del 40 % cobra por su ocupación principal un ingreso inferior al salario mínimo vital y móvil ($ 2.875).
Por último, si agregamos como dato la persistencia del trabajo no registrado -con alrededor de 3 millones de trabajadores en esa situación de desprotección de sus derechos laborales y sociales (35 %)- no caben dudas que desocupación, bajos salarios y precariedad laboral son ya un problema estructural incuestionable... aunque el relato oficial diga lo contrario.
Fabiana Arencibia
Red Eco Alternativo
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