miércoles, 6 de marzo de 2013
Cáncer y capitalismo en serio
En estos días, los primeros de marzo, apareció en los diarios la siguiente noticia: la falta de medicamentos oncológicos se suma a la problemática que atraviesa el sistema de salud pública. Desde el 20 de enero, el Banco de Drogas de la provincia de Buenos Aires no entrega medicamentos a los pacientes oncológicos para el tratamiento de sus patologías.
Según sostienen los pacientes, la carencia de drogas para los enfermos de cáncer se debe a la deuda que mantiene la Secretaría de Salud, con la única droguería que provee estos medicamentos.
Para conseguirlos, en caso que puedan suministrar, deben realizar un itinerario de trámites burocráticos que demoran un mes de espera, sumado a la nueva disposición del Ministerio de Salud, quien les solicita a las personas que deben recibir medicación oncológica, que presenten un certificado de supervivencia.
El Banco de Drogas mantiene en condición de "solicitado" y no de "rechazado" el pedido de cada paciente, lo que impide que se recurra al Banco Nacional de Drogas e iniciar allí los trámites.
Al no conseguir su medicación o al sufrir demoras en las entregas, cientos de pacientes deben interrumpir su tratamiento de quimioterapia y dejar que la enfermedad continúe su camino.
Los problemas económicos que afronta la provincia están impactando con fuerza en la entrega de medicamentos de alto costo a los afiliados al Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), que deben afrontar patologías como cáncer, diabetes y SIDA.
Desde la Asociación de Profesionales de Ioma confirmaron las denuncias y alertaron que hace 25 días no se entregan drogas oncológicas.
Una estafa a los trabajadores
Esto implica que los trabajadores de la mayor provincia argentina son estafados lisa y llanamente. Con sus aportes al día en IOMA (los descuentos son compulsivos), en caso de tener la desgracia de padecer una enfermedad de este tipo, no podrán acceder al tratamiento que pueda salvarles la vida. Todo por una administración desastrosa, la que lleva a cabo el "compañero" Scioli y a la interna con Cristina, que recorta los fondos para indicarle que "acá mando yo". Mientras tanto los enfermos mueren. No importa, total son simples asalariados, son pobres…
Ya padecimos los laburantes otra gran estafa criminal: la administración de medicamentos oncológicos falsificados por burócratas sindicales aliados al gobierno.
Recordemos brevemente como era el modus operandi. La maniobra se hacía con remedios caros que usualmente son los administrados a pacientes oncológicos, hemofílicos o de HIV. Droguerías, muchas de ellas sin habilitación, “adquirían” partidas por diversos métodos: a veces se trataba de partidas gratuitas pagadas por el Ministerio de Salud, a la que se les borraba la etiqueta que prohíbe su comercialización; en otros casos, se trataba de medicamentos vencidos a los que se les cambiaba la fecha; también se compraban medicamentos robados a bandas de piratas del asfalto; y finalmente, estaba la situación directamente criminal donde se “rellenaban” frascos ya utilizados para venderlos como si contuvieran la droga. Pero el circuito se completaba con la “participación” de los funcionarios públicos y las obras sociales. Alguien hacía la “conexión” para que estas droguerías aparecieran como proveedores del Ministerio de Salud y de las obras sociales. Lo que seguía era terrible: se falsificaban recetas, historias clínicas, y se facturaba al Estado por medicamentos nunca entregados. Así, se pudo comprobar que, sólo en el año 2005, en varias obras sociales sindicales (principalmente Bancarios, pero también Comercio y UPCN) se produjo un desfalco por 208 millones de pesos, girados por el Ministerio de Salud a través de la Administración de Programas Especiales (APE). Y, lo más grave y vergonzoso, se administraron medicamentos falsificados a pacientes de dolencias graves, causando la muerte de varios y serios deterioros en la salud del resto.
Digan si no es cosa de poner una guillotina en cada esquina, reflexionaría hoy Roberto Arlt.
Capitalismo serio y salud pública
Estamos en un sistema en que todo vale mientras los negocios, las utilidades, sean la única razón de ser de la economía. Solo en un sistema gestionado por los trabajadores, una sociedad socialista, primarán la solidaridad y la ética, y la salud será un derecho de verdad y no un privilegio para los mejor situados en esta sociedad de clases, verdadera prehistoria de la humanidad al decir de nuestros maestros revolucionarios.
¿Será ésta una de las facetas del capitalismo en serio que nos desean imponer?
Mientras nuestra clase no tenga una herramienta política que dispute el poder a la burguesía, la historia la seguirán escribiendo ellos, los dueños de todo. En su variante “progresista”, o en la más descarnada de la derecha tradicional.
Colectivo Avanzar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario