Con una pequeña parte del dinero que el gobierno de EEUU destinó al salvataje de los bancos en la actual crisis financiera, se podría atender la situación de millones de niños que mueren por causas evitables.
Según la organización no gubernamental Save The Children (Salven a los Niños), diez millones de niños menores de cinco años mueren al año en el mundo, principalmente por las altos índices de desnutrición que padecen los países más pobres, y también por enfermedades prevenibles. En el informe "Salvar vidas en tiempos de crisis", se denuncia que el 90% de estas muertes son producidas por la malaria, el sarampión, el SIDA, la diarrea y la neumonía.
Según la portavoz de la organización, María Jesús Mohedano, estas enfermedades son prevenibles con vacunas o material médico de bajo costo. "Tres euros cuesta el antibiótico para curar la neumonía y 50 céntimos de dólar el suero para combatir la diarrea", declaró el investigador Pedro Alonso, de Save The Children.
No sólo las enfermedades afectan a millones de niños en el mundo. El analfabetismo, la pobreza y el trabajo infantil, someten a estos niños a condiciones de explotación, de las que difícilmente puedan salir si no se adoptan políticas públicas, por parte de los gobiernos locales y de las organizaciones internacionales, para atacar estas causas desde su raíz.
Alonso es crítico de la orientación con que laboratorios y organizaciones médicas privadas investigan y producen, pues para estas corporaciones es más rentable seguir fabricando medicamentos para la población de los países ricos, que investigar y elaborar las vacunas y sueros que podrían salvar millones de vidas en los países pobres, aún a costos muy económicos.
Horror en Palestina
En febrero de este año, Save The Children ya había alertado la gravísima situación de los niños en los territorios palestinos, donde la desnutrición crónica afecta al 10% de los menores de 5 años. Entre octubre de 2006 y agosto de 2007 murieron 106 niños palestinos en los territorios ocupados, como consecuencia directa del enfrentamiento entre ese pueblo y el Estado de Israel. Además, todos los años mueren 10.000 niños palestinos a causa de enfermedades prevenibles y falta de atención médica adecuada a los recién nacidos..
Según STC, el 42% de los niños que viven en territorio ocupado son refugiados, pues más de 10.000 hogares han sido destruidos por las oleadas de violencia. La salud de estos pequeños -que representan más de la mitad de los cuatro millones de palestinos en territorios ocupados- se encuentra especialmente en riesgo. El 70% de los menores de nueve meses padecen anemia en Gaza.
Muchas familias encuentran muchas dificultades para acceder a los servicios sanitarios debido al alto costo de los tratamientos, a los cierres fronterizos y a las restricciones de acceso por parte del ejército israelí.
Casi el 50% de los niños palestinos que viven en zonas de conflicto padecen un alto grado de trauma psicológico y estrés, por la situación de constante violencia que los rodea, en sus pueblos, en sus hogares y también en las escuelas a las que concurren, de las que son constantemente evacuados, por los bombardeos a la población civil.
Los cierres de fronteras y toques de queda hacen peligroso o directamente impiden que los niños puedan concurrir a las escuelas, situación que afecta a más de 226.000 niños en Cisjordania, especialmente en la zona norte.
También América Latina
Según la publicación "Por la Paz" de la Fundación Lebhenson, de abril de 2006, en América Latina hay 41millones de niños y niñas viviendo en situación de extrema pobreza y 171 millones, son obligados a trabajar en condiciones de explotación y riesgo para sus vidas, de los cuales 73 millones son menores de 10 años.
Del informe de UNICEF de setiembre de 2008, surge que hay 55.000 niños latinoamericanos con VIH, de los cuales mueren anualmente 4.000. Entre los países con mayores fallas en su estructura sanitaria figuran México, Colombia, Guatemala y Bolivia, mientras que los mejores logros los detentan Argentina, Brasil y Cuba.
Según esta organización, si hubiera una intervención sanitaria oportuna se reduciría el contagio madre-hijo a sólo dos por ciento, en vez de las tasas de hasta 45 por ciento que presentan algunos países latinoamericanos.
El despilfarro
Frente a estas cifras, que no reflejan en su totalidad la situación de la niñez en el mundo, vemos cómo, frente a la crisis del sistema financiero internacional, luego de la caída de bancos como el Lehman Brothers en los EEUU, tanto este gobierno como los de Europa y Japón han acudido a "salvar" a estas entidades, haciendo pagar a los contribuyentes las consecuencias de sus operaciones especulativas, que les reportaron miles de millones de dólares de ganancias. Es que para el capitalismo, las ganancias son privadas, pero a la hora de las pérdidas, se vuelven socialistas.
Se han destinado cifras billonarias para estos buitres de las finanzas, como nunca antes lo hicieron para salvar a millones de personas que padecen hambre, desastres naturales o guerras en Africa, Asia o América Latina. Las imágenes recientes luego del paso de los huracanes en Haití, con multitudes que se amontonan y pisotean para obtener algo de comida o agua provistas por organizaciones humanitarias, son la contracara de esta operación de salvataje financiero.
Como bien lo advierte Alonso, de Save The Children, es mucho más barato prevenir enfermedades e investigar y producir medicamentos para atacar las causas de los males que aquejan a los niños de los países pobres. Pero los laboratorios ganan mucho más si investigan y fabrican costosos medicamentos y tratamientos para los consumidores del Primer Mundo.
Mientras tanto, los gobiernos de los países desarrollados, en lugar de destinar módicas sumas de dinero a la erradicación de los males que provocan millones de muertes infantiles, prefieren utilizar miles de millones de dólares, para evitar la caída del sacrosanto sistema financiero internacional.
Irina Santesteban (LA ARENA)
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