martes, 10 de julio de 2007

Juicio a Von Wernich.

Protección especial para los testigos del juicio contra el sacerdote Von Wernich

Stella Calloni
La Jornada
Los testigos del juicio contra el sacerdote Christian Von Wernich, cómplice de los represores argentinos durante la dictadura, contarán con protección especial para evitar casos como el de Julio López, testigo clave en el «caso Etchecolatz» que permanece desaparecido.

Inmutable, esbozando una sonrisa y observando a quienes estaban en la sala para declarar en su contra, el sacerdote católico Christian Von Wernich, capellán de la Policía bonaerense durante la dictadura militar (1976-1983), compareció el pasado jueves en la primera sesión del juicio que se sigue en su contra por delitos de lesa humanidad. En concreto, a este cura cómplice de los represores argentinos, que permanece en prisión preventiva procesado por otros doce delitos de privación de libertad y torturas, se le imputan, en este caso, siete homicidios, 42 secuestros y 31 casos de torturas. El jueves, tras escuchar las acusaciones en su contra, se negó a declarar.

La vista, que se reanudará hoy, arrancó en medio de un gran despliegue policial y movilizaciones ante el tribunal de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Su actitud fue similar a la que mantuvo cuando, en mayo de 1985, declaró en los juicios contra las juntas militares. Von Wernich fue confesor del general Ramón Camps, jefe provincial de Policía en Buenos Aires y responsable de miles de desapariciones y otros delitos.

El sacerdote, reconocido por testigos como cómplice en torturas y «asesinatos» cuando era visitante asiduo de los centros clandestinos de detención, fue condecorado por Guillermo Suárez Mason, general que trabajó con la CIA y figura clave en la Operación Cóndor.

El cura vistió el jueves un chaleco antibalas y estuvo protegido para evitar agresiones, mientras los testigos declararon sobre sus crímenes cometidos en cinco campos de concentración del denominado «circuito Camps»: Arana, la Brigada de Investigaciones y la Comisaría 5ª, Puesto Vasco, el Pozo de Quilmes y el COT 1 de Martínez.

«Situación de suma gravedad»

Según un grupo de querellantes que habló con «La Jornada», «este nuevo juicio oral nos pone en una situación de suma gravedad. Se cumplieron ya nueve meses de la desaparición de nuestro compañero, Julio López, y desde entonces las amenazas y las agresiones a testigos, familiares, abogados, funcionarios judiciales y militantes populares no han cesado». Para evitar que algo así vuelva a suceder, los 126 testigos tendrán protección especial del Gobierno.

Von Wernich deberá ser juzgado nuevamente en el futuro por otras causas y otros represores deberán dar cuenta de los mismos delitos que se investigan en este juicio. Por eso, los querellantes denuncian que «esta mecánica dilatoria es un aporte más a la impunidad. Sin embargo, nuevamente participaremos del proceso oral representando a la mayoría de los querellantes. En este juicio nos proponemos mostrar que Von Wernich fue pieza clave de ese genocidio».

En este juicio atestiguarán 70 sobrevivientes de los centros clandestinos, algunos de los cuales fueron compañeros de Jorge Julio López, el albañil que sobrevivió a los horrores en tres de estos lugares de tortura y muerte, y que desapareció poco después de dar su testimonio, que sirvió para la condena por genocidio de Miguel Etchecolatz, el hombre de inteligencia y segundo de Camps, con quien el cura comparte prisión.

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