domingo, 22 de julio de 2007

¿Cuál es el verdadero pensamiento de Marx y Engels?



Dr. Armando Hart Dávalos. Director de la Oficina del Programa Martiano.


El pensamiento social original de Marx, Engels y Lenin, tras la muerte de este último, fue conducido a un proceso de degeneración que acabó perdiendo todo sentido real. Fue tal la desviación de las ideas de los forjadores que para rescatarlas es necesario hacerlo desde sus propios orígenes. Es decir, ir directamente a sus textos para poder empezar a encontrar las esencias de Carlos Marx, de Engels y de Lenin, porque lo demás crea confusiones. De ese modo podremos utilizar sus análisis y planteamientos como guías para la acción o como métodos para la investigación, tal y como ellos mismos plantearon.

El Che señaló, refiriéndose precisamente a las desviaciones que venían ocurriendo en el socialismo, que cuando un aviador pierde el rumbo debe volver al punto de partida para recuperarlo. El punto de partida está en las ideas originales de Marx y de Engels. Después, continuar con el pensamiento de Lenin, también yendo a sus textos originales, y así podremos asumir el legado socialista del siglo XX como se hace en derecho con las herencias, es decir sin comprometerse con las deudas, esto es, a beneficio del inventario. En ese inventario, además de las esencias del pensamiento de Marx, Engels y Lenin podemos incluir a Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella y el Che Guevara. Y desde luego, el pensamiento martiano y su cosmovisión y el de Fidel Castro constituyen elementos indispensables a tomar en cuenta. Al retomar las ideas de esas grandes figuras debemos hacerlo pensando en las necesidades y exigencias de hoy y cómo ellos, que integran la teoría revolucionaria, pueden convertirse en una guía para la acción.

Ahora dejo que sean ellos los que tomen la palabra:

En 1890 en carta a Conrado Schmidt, fechada en Londres, Engels afirmaba:

La concepción materialista de la historia también tiene ahora muchos amigos de ésos, para los cuales no es más que un pretexto para no estudiar la historia.1

Veamos ahora el siguiente párrafo que ambos elaboraron en Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista e idealista:

Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal que ha de sujetarse a la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.2

Veamos lo que dijeron sobre la llamada "sociedad socialista" -el entrecomillado es del propio Engels.

La llamada "sociedad socialista", según creo yo, no es una cosa hecha de una vez y para siempre, sino que cabe considerarla, como todos los demás regímenes históricos, una sociedad en constante cambio y transformación. Su diferencia crítica respecto del régimen actual consiste, naturalmente, en la organi-zación de la producción sobre la base de la propiedad común, inicialmente por una sola nación, de todos los medios de producción. 3

De este párrafo llamo la atención sobre la palabra inicialmente.

Pasemos ahora a lo que dijeron Marx y Engels en las tesis sobre Feuerbach. En la primera de estas tesis apuntan sobre sobre el famosísimo factor objetivo y subjetivo, lo siguiente:

El defecto fundamental de todo el materialismo anterior incluido el de Feuerbach es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva.4

Para ellos, es en la actividad humana donde se definen las cosas y la primera crítica a Fuerbach es, como se ve, no tener en cuenta el factor subjetivo.

Sobre el llevado y traído tema del determinismo, acerca del cual se suscitan muchas discusiones terminológicas, voy a concentrarme en lo que sobre lo que dice Engels en La dialéctica de la naturaleza:

Frente a esto tenemos el determinismo, que pasa del materialismo francés a las ciencias naturales y que trata de resolver el problema de lo casual pura y simplemente negándolo. Según esta concepción, en la naturaleza reina sencillamente la necesidad directa. Si esta vaina de guisante tiene precisamente cinco granos, y no cuatro o seis; si la cola de este perro mide cinco pulgadas de largo, ni una línea más o menos; si esta flor de trébol ha sido fecundada en el año actual por una abeja, aquella otra no, y lo ha sido, además por una determinada abeja y en un momento determinado; si esta simiente ya ajada de diente de león ha germinado y la otra no; si anoche me ha picado una pulga a las cuatro de la mañana, y no a las tres ni a las cinco, y me ha picado, concretamente, en el hombro derecho, y no en la pantorrilla izquierda: son todos hechos producidos por un encadenamiento inexorable de causa a efecto, por una inconmovible necesidad (...) Es ésta una clase de necesidad que no nos saca para nada de la concepción teológica de la naturaleza. A la ciencia le da, sobre poco más o menos, lo mismo que llamemos a esto, con Agustín y Calvino, los designios eternos e insondables de Dios, que lo llamemos "kismet", como los turcos, o que lo bauticemos con el nombre de necesidad. Imposible desembrollar en ninguno de estos casos la cadena causal; nos quedamos a oscuras lo mismo en un caso que en otro, la llamada necesidad no pasa de ser una frase vacía de sentido, y la casualidad sigue siendo, así, lo que antes era.5

A mi juicio, ni Marx ni Engels fueron deterministas ni tampoco indeterministas, fueron, sobre todo materialistas dialécticos.

Ahora consideremos este párrafo de Engels en relación con los países que hoy llamamos Tercer Mundo, con América Latina, como respuesta para aquellos que nos piden un modelo a tono con Marx y Engels. Afirma Engels:

Las fases sociales y económicas que estos países (se refiere a las posesiones coloniales)* tendrán que pasar antes de llegar también a la organización socialista, no pueden, creo yo, ser sino objeto de hipótesis bastante ociosas. Una cosa es segura: el proletariado victorioso no puede imponer la felicidad a ningún pueblo extranjero sin comprometer su propia victoria.6

Esto me recuerda cómo a partir del triunfo del socialismo en la URSS se llevó a otros países de Europa y cómo comprometieron su propia victoria.

Ahora analicemos este otro párrafo de Engels:

[...]Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda"7

Más de un siglo de tergiversaciones convirtieron a lo que se llamó marxismo en frases vacuas, abstractas y absurdas. Más adelante dice Engels:

"Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia.8

Cuando estos hombres hablan de última instancia tenemos que tener en cuenta que son filósofos los que están razonando, no de nosotros, hombres de la vida cotidiana, para quienes el término última instancia tiene un carácter más inmediato. Ellos nos están hablando de filosofía. Muchos intérpretes del pensamiento de estos sabios pasan por alto la importancia de la expresión "en última instancia".

En este propio trabajo Engels señala más adelante:

[...] la historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida; son, pues innumerables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una resultante el acontecimiento histórico, que a su vez, puede considerarse producto de una fuerza única, que, como un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad. Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone el otro, y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido.9

Resulta evidente que muchos no han siquiera meditado acerca de la trascendencia de algunos de estos párrafos. El propio Engels reconoce autocríticamente lo siguiente:

El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo.10

A partir de mi sensibilidad práctica política digo que ellos tuvieron que luchar contra una determinada negación y subestimación de las condicionantes materiales y tuvieron que insistir, insistir. Todos los políticos sabemos que cuando hay un obstáculo delante, insistimos, insistimos, y aunque esa insistencia resulta válida, no se deben perder de vista los otros factores.

Muy vinculadas al tema del papel de la cultura resultan estas reflexiones de Engels en carta a Francisco Mehring:

Si Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto, en vez de liarse con las Cruzadas, hubiesen implantado el libre cambio, nos hubieran ahorrado quinientos años de miseria e ignorancia.11

Y en una abstracción interesante del papel de la cultura, apunta lo siguiente:

Este aspecto del asunto, que aquí no he podido tocar más que de pasada, lo hemos descuidado todos, me parece, más de lo debido. Es la historia de siempre: en los comienzos, se descuida siempre la forma, para atender más al contenido. También yo lo he hecho, como queda dicho, y la falta me ha saltado siempre a la vista post festum. Así pues, no sólo está muy lejos de mi ánimo hacerle un reproche por esto, pues, por haber pecado antes que usted, no tengo derecho alguno a hacerlo, sino todo lo contrario; pero quería llamar su atención para lo futuro hacia este punto. 12

Continúo, y recuerdo lo que dijo Engels:

Con esto se halla relacionado también el necio modo de ver de los ideólogos: como negamos un desarrollo histórico independiente a las distintas esferas ideológicas, que desempeñan un papel en la historia, les negamos también todo efecto histórico. Este modo de ver se basa en una representación vulgar antidialéctica de la causa y el efecto como dos polos fijamente opuestos, en un olvido absoluto del juego de acciones y reacciones. Que un factor histórico, una vez alumbrado por otros hechos, que son en última instancia hechos económicos, repercute a su vez sobre lo que le rodea, e incluso sobre sus propias causas, es cosa que olvidan, a veces muy intencionadamente, estos caballeros […]13

Esto me confirma en la idea de la necesidad de partir de los textos de Engels y Marx, y también de Lenin, y de otros más para dejar que ellos los que hablen:

Falta además un solo punto en que por lo general ni Marx ni yo hemos hecho bastante hincapié (qué honestidad)* por lo que la culpa nos corresponde a todos, en lo que nosotros más insistíamos y no podíamos menos de hacerlo, era derivar de los hechos económicos básicos las ideas políticas jurídicas y los actos condicionados por ella, y al parecer, al proceder de esta manera, el contenido nos hacía olvidar la forma.14

Quiero pasar ahora a referirme a algunos planteamientos del Apóstol sobre las ideas socialistas. Es muy conocida la frase de Martí que aparece en su escrito sobre la muerte de Marx: "Espanta la idea de echar a los hombres sobre los hombres".Y resulta curioso que cuando Martí estaba afirmando eso estaba pensando en organizar la guerra contra España. Parecería que Martí no tenía en cuenta la lucha de clases y, sin embargo, un escrito de Engels con relación al pensamiento del socialismo en Estados Unidos. Dice Engels en 1886 referente al marxismo en Estados Unidos nos resultó esclarecedor al respecto. Dice Engels en 1886 referente al marxismo en los Estados Unidos:

A mi juicio, muchos alemanes que viven en Norteamérica han cometido un grave error cuando, al verse cara a cara con el poderoso y glorioso movimiento fundado sin su participación, intentaron convertir su teoría importada y no siempre entendida correctamente, en algo así como una elleinse ligmachendes. Dogma (un dogma que lo salva todo) y se mantuvieron apartados de todo movimiento que no aceptaba ese dogma. Nuestra teoría no es un dogma, sino la exposición de un proceso de evolución que comprende varias fases consecutivas. es la exposición de un proceso de evolución. Esperar que los norteamericanos emprendan el movimiento con plena conciencia de la teoría formada en los países industriales más antiguos es esperar lo imposible.15

Esto me hizo pensar que Martí escribió esa frase porque estaba viendo actuar a los anarquistas y a los extremistas en Estados Unidos, y entonces los identificaba con Marx, con el pensamiento de Marx. Y las críticas de Martí se parecen mucho a las que Engels formuló a los que se consideraban seguidores de Marx en los Estados Unidos. Presentemos un párrafo de Martí con relación a los peligros que tiene la idea socialista porque son los más válidos para hoy. En su carta famosa a Fermín Valdés Domínguez dice textualmente Martí:

Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cariño con que tratas; y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahí buscan sinceramente, con este nombre o aquél, un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo: Por lo noble se ha juzgar una aspiración: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana. Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados. 16

Esto me recuerda aquel pensamiento de Lenin: "Revísale la piel a un extremista y encontrarás un oportunista". Sobre los peligros que señala Martí uno es el de las lecturas extranjerizas e incompletas y el otro es, en esencia, la maldad humana y el oportunismo. No hay que hacer más elaboración, por ahí quebró el socialismo en Europa, faltaron a la ética y no hubo la cultura necesaria para resolver eso. Por ahí hay que empezar como señaló Martí a estudiar el asunto. Además dijo algo para nuestro pueblo:

Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, oigan eso como en sociedades más iracundas, y de menos claridad natural: Europa tenía menos claridad natural explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tú lo sabrás hacer: le decía a Fermín el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla se estaba refiriendo al extremismo en los Estados Unidos Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa. Muy bueno, pues, lo del 1º de Mayo. Ya aguardo tu relato, ansioso"17.

Quiero insistir en una idea de Engels que considero muy importante:

[...] la civilización ha realizado cosas de las que distaba muchísimo de ser capaz la antigua sociedad gentilicia. Pero las ha llevado a cabo poniendo en movimiento los impulsos y pasiones más viles de los hombres y a costa de sus mejores disposiciones. 18

Eso lo conocemos, esto es clave para el mundo de hoy, porque lo que está haciendo el imperialismo hoy es desencadenando las peores pasiones de los hombres que están en las subconciencia social humana, están en esa fiera que Martí planteaba todos tenemos dentro.

Continúa Engels:

Si a pesar de eso han correspondido a la civilización el desarrollo creciente de la ciencia y reiterados períodos del más opulento esplendor del arte, sólo ha acontecido así porque sin ello hubieran sido imposibles, en toda su plenitud, las actuales realizaciones en la acumulación de riqueza.19

Es decir, sin la cultura, sin las mejores disposiciones, hubiera sido imposible todo ese desarrollo material.

Por último, voy a referirme a dos párrafos, uno de Marx y otro de Engels:

Dice Marx que él sostenía que la poesía de la revolución europea del siglo XIX sólo podría generarse desde el futuro, y afirmaba:

Entonces no habrá dudas de que el mundo ha poseído durante largo tiempo el sueño de una cosa, de la cual sólo le basta la conciencia para poseerla realmente sólo le basta la conciencia para poseerla realmente. Entonces no habrá duda de que el problema no lo constituye el abismo que se abre entre los pensamientos del pasado y los del futuro, sino la realización de los pensamientos del pasado.20

Busquemos a lo largo de la historia con espíritu ecuménico, desde Prometeo hasta el Che Guevara, esos mejores pensamientos.

El texto de Engels señala:

[...] en el modo de producción capitalista desarrollado, nadie sabe dónde acaba la honradez y empieza la estafa. Pero el que el poder público se ponga de parte del estafador o de parte del estafado, supone siempre una diferencia considerable.21

Esto fue lo que dijo Fidel desde los tiempos de la lucha contra la corrupción en los años 50, y la lucha contra la corrupción, la lucha a favor de la ética y a favor de la honestidad, supone siempre una diferencia considerable, la diferencia con-siderable en el caso de Cuba es que triunfó una revolución so-cialista, porque había tres lemas que teníamos en los años 50, uno era libertad política, independencia económica, justicia social, pa-recidos a los del justicialismo, pero nosotros, les señalo a los arge-ntinos, le agregábamos otro más que no le agregaron ellos: vergüenza contra dinero.

Así quiero terminar, insistiendo una vez más en que estudiemos los textos originales de Marx, Engels, Lenin, Mariátegui, Gramsci, Mella, Fidel, el Che. Estudiando sus ideas sin tergiversaciones ni escamoteos ayudaremos a rescatar las ideas el socialistas del caos en que han caído, porque si a comienzos del siglo XX el pensamiento socialista reivindicó y dio a conocer las ideas martianas con Mella y la fundación del primer Partido Comunista, hoy estamos en el deber, con las ideas martianas, de salvar el pensamiento socialista en el mundo y de fortalecerlo en Cuba.



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* N. del A.

1 C. Marx, F. Engels: O. Escogidas en tres tomos, Engels a Conrado Schmidt, Londres, 5 de agosto de 1980, t. 3, p, 510. Editorial Progreso, Moscú

2 Ibídem, t. 1, p. 35

3 Ibídem, t. 3, p. 512.

4 Ibidem, t. 1, p. 7

5 Federico Engels: Dialéctica de la naturaleza, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1989, p.185

6 Federico Engels carta a Carlos Kautsky en Viena, Londres, 12 de septiembre de 1882, Obras Escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, t. 3, p. 508.

7 Ibídem, Engels a José Bloch en Königsberg , Londres, 21 (22) de septiembre de 1890, p. 514

8 Ibídem, p. 515

9 Ibídem, p. 515.

10 Ibídem, pp. 515-516

11 C. Marx, F. Engels, Obras Escogidas. Engels a Francisco Mehring, 14 de julio de 1893, t. 3. p. 524.

12Ibídem

13 Ibídem, Engels a Francisco Mehring, Londres, 14 de julio de 1893, p. 524

14 Ibídem, p. 523

15 Ibídem, F. Engels a Florence Kelley-Wischnewetzky en Nueva York. Londres, 28 de diciembre de 1886, p. 509.

17 José Martí : O.C, t. 3, p. 168.

18 C. Marx, F. Engels, Obras Escogidas. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, t. 3, p. 350

20 Carlos Marx, Correspondencia de 1843, en K. Marx: O.E., D. Mc. Lellan, Oxford University press, 1977, p. 38

21 Obra citada, t. 3, pp. 496-497





Marzo/2005

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