miércoles, 6 de junio de 2007

VENEZUELA : enclave estratégico y la amenaza de la intervención externa.



Juan Francisco Coloane

La no renovación de la licencia a un canal de televisión en Venezuela (RCTV), era una situación anunciada, donde el espacio de la negociación se agotó hasta que llegó la hora señalada. Por una parte, un gobierno - el venezolano- decidido a centralizar como la única alternativa de estabilizar una disfunción política prolongada, y apoyada por una palpable intervención extranjera. Por otra, la oposición a ese gobierno, dueños del medio en cuestión, con el objetivo de derrocar al Gobierno por el medio que fuere.

Sea el intervensionismo través de una desestabilización política interna apoyada por poderes políticos externos, sea por medio de la presión internacional, la situación política venezolana está expuesta al tipo de distorsión que más daño le ha hecho a la construcción de democracias liberales republicanas. El tema de la libertad de expresión, ahoga la posibilidad de ver el tema mayor o central en la crisis venezolana, que es el del intervencionismo externo.

Históricamente, y más allá del petróleo, Venezuela ha sido una zona de alta consideración estratégica en el nivel regional. Según estudios del Pentágono (War College), el territorio de Venezuela es “cabeza de área” en la seguridad del hemisferio occidental sur. El uso expansivo del caudal de liquidez por el alto precio del petróleo y los problemas energéticos globales, en el circuito de las relaciones internacionales; los contactos políticos y comerciales con Irán, y con Rusia, son factores que colocan a Venezuela y el gobierno de Hugo Chávez -desde la óptica de la seguridad transatlántica- en el área prioritaria de la seguridad hemisférica. La globalización, no es solo comercio sino, por sobretodo seguridad, y la seguridad venezolana es determinada por las necesidades de una globalización dirigida desde los poderes centrales. Para aproximarse mejor al “problema venezolano de las potencias occidentales”, se debe recurrir a las claves que emergen de la invasión a Irak 2003, pero también está la dinámica de la política interna en un estado liberal en crisis.

Está más claro ahora que la polarización que muchos divulgan a partir del surgimiento de Hugo Chávez, no es más que la polarización que se incubaba y existía en Venezuela mucho tiempo atrás. El Gobierno de Chávez, sólo hizo más visible, una falla estructural de la adaptación del estado liberal a la revolución económica privatizadora y desreguladora de los años 80, con sus dos pilares: autoritarismo económico y demagogia política. El gobierno de Hugo Chávez, podrá tener todos los defectos desde la perspectiva de la eficiencia capitalista convencional, pero ha dejado al desnudo el problema central que afecta al estado liberal de la actualidad: no tiene un sistema político sobre el cual se sustente el molde económico.

La situación venezolana, debe ser una de las más nítidas en exhibir la dinámica de la actual crisis política del estado liberal, al menos ese remedo de estado liberal republicano que se adoptó en la región. Al mismo tiempo, permite observar los efectos que produce en la conducta internacional de los países. Lo que se ve es lo que es.

En el plano internacional se presenta con la parecida nitidez, el desesperado clamor de la elite del poder de la región, para que la potencia regional y mundial por excelencia, - EEUU- asuma su liderazgo en el continente, eufemismo para utilizar las políticas de intervención del pasado. La posibilidad del golpismo de estado, no es una bagatela conceptual de las tesis igualitaristas de los años sesenta, enardecidas por marxistas y humanistas cristianos transformados en los años 80 en capitalistas, o miembros de las elites del poder. La vigencia de ese golpismo de estado, - la forma coercitiva más eficaz para asumir el poder - se observa en Chile, Argentina, Bolivia, por nombrar algunos ejemplos, en las frases de políticos prominentes. No hay que leer entre líneas.

El celebrado video de los irlandeses, Kim Bartley y Donnacha O´ Brian, “The Revolution Will not be televised”, demuestra una sección del núcleo del problema y la complicidad de muchos medios, entre ellos RCTV, en la estrategia del golpe de estado de 2002. Hace recordar el uso de los medios en el golpe de estado de 1973 en Chile, su vinculación extranjera, y todo el repertorio de acciones abiertas y encubiertas de la guerra fría.

Generando el clima para la intervención

El golpe de estado de 2002 a Hugo Chávez, se planifica cuando el sistema arbitral de mantener los equilibrios internacionales -si se le puede llamar así a la ONU- atravesaba una de sus más severas crisis de legitimidad. Irak 2003, demostró que se pueden derrocar gobiernos y regímenes, en la medida que comprometan intereses estratégicos de potencias occidentales o de la alianza transatlántica. La alianza que apoyó a los EEUU y el Reino Unido en la invasión, contó con el beneplácito de la Comunidad Europea, y Japón, Australia así como ocho países de la comunidad europea enviaron tropas.

A raíz del escudo antimisil europeo que preocupa a Rusia, “La seguridad entre Europa y los EEUU es indivisible”, afirmaba el subsecretario de defensa de los EEUU Eric Eldeman, en Hard Talk (BBC) del 4 de abril. Venezuela no forma parte de ese enclave, pero representa una pieza importante en una zona que cayó en la incertidumbre. Gordon Brown aunque le dará un nuevo sello a su gobierno, no transa con la alianza anglo- estadounidense. Bernard Kouchner, canciller francés, que apoyó la invasión a Irak, es partidario del intervensionismo casi a ultranza. “Si la ley no lo permite, hay que infringir la ley”.es su doctrina para intervenir un país en crisis humanitaria. El tema de por qué se interviene un país, es un debate abierto, y no son precisamente las potencias coloniales recicladas como Francia o el Reino Unido, las que puedan sentar parámetros razonables.

El clima para la intervención extranjera está generado sin eufemismos. Los guerreros de la nueva guerra fría, estimulan la urgente entrada de la OEA en la presión internacional. Con Venezuela, se le presenta al organismo la oportunidad de corregir su cuestionable trayectoria en 50 años de dictaduras militares y de intervenciones militares externas en la región. Sin embargo, los partidarios del derrocamiento de Hugo Chávez, usan el argumento de que Chile, el país estrella del gran capital en la región, le entregó apoyo al gobierno que asume después del golpe de estado de 2002.

Se consolida un bloque de opinión que aspira a tener unidad continental para la destitución del gobierno de Chávez. Se observa el llamado a la intervención en los medios de alta divulgación que representan gran parte del poder económico en la región. La Nación de Buenos Aires, El Comercio de Lima, O Globo, El País, Le Monde, The New York Times, entre otros, invitan ponerle atajo de inmediato a Chávez. En estas manifestaciones, se reclama la pérdida de liderazgo de EEUU en la región, eufemismo que invita al intervencionismo y a las desestabilizaciones políticas que asolaron durante 50 años a la región. El gran capital, después de su romance (por dos décadas) con la social democracia, busca una vez más la cobija política en la extrema derecha conservadora de la región y en su raíz esencialmente golpista

Richard Nixon y su legado: EEUU debe liderar

Antes de morir, Richard Nixon dejó un libro célebre, “Beyond Peace”;1994). El libro tiene un slogan directo: “Estados Unidos debe liderar”. Lo deja como un legado al entonces presidente Bill Clinton y sus asesores, pero lo dirigía también al equipo que acompaña a George W. Bus h. en la política exterior que más daño le ha hecho a EEUU (S.Walt; The Taming of American Power; 2005). En su discurso inaugural (1989), George Bush padre afirma que “la mejor forma de resolver el tema del trauma que permanece con Vietnam es no discutir el tema más”. Es un proceso de blanqueo que Philip Slater llama “La cultura del toilette”. (The Pursuit of Loneliness.1990). En todos los países, cual más cual menos, existe la creencia de que lo desagradable, al quedar fuera de la vista, deja de existir. Se observa una tendencia a silenciar lo subyacente. El análisis se desvanece frente al eje tecnológico y el pragmatismo de una “nueva ética”. Se continúa sobreviviendo sobre la estrofa repetida: la democracia no es tan mala como uno cree que es, y no es tan buena como a uno le gustaría que fuera. Se protegerá cierto tipo de democracia en base al ocultamiento y a la intervención abierta. No hay confianza en la ciudadanía, porque los que sustentan el poder no tienen confianza en ellos mismos. La política soviética dijo J.Stalin a Anthony Eden en 1945, no era “ni tan simple como creían algunos, ni tan hábil como creían otros”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario