martes, 12 de febrero de 2013

“El INDEC es como el termómetro de la sociedad”



A casi 6 años de la intervención en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) el programa Con el pie izquierdo de Radio Sur FM 88.3, entrevistó a Carolina Ocar, delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en el organismo. En esta primera parte, un repaso histórico de los sucedido durante los últimos años.

-El INDEC hace 6 años que está intervenido. ¿Qué pasaba antes del 2007?
-El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) es el organismo rector del sistema estadístico nacional. No solamente hace relevamientos propios, como la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Censo Nacional de Población, el Censo Agropecuario, etcétera, sino que también recolecta información, registros u otras estadísticas que le sirven para elaborar y producir información y para sistematizarla, por ejemplo registros hospitalarios o de frontera. El INDEC es como una gran base de datos con la que cuenta nuestro país.
¿Para qué? La función principal y fundamental es tener información confiable y de calidad para poder elaborar políticas públicas y sociales. Decimos que el INDEC es como el termómetro de la sociedad, como el radar para un avión. Los datos del INDEC también nos sirven como herramienta a los trabajadores para ir a pelear nuestro salario en las paritarias o a los jubilados para saber cuanto necesitan cobrar para poder vivir bien. Y por otro lado, también se usan con fines de investigación, social, económica, etc.
El INDEC durante muchos gobiernos ha sufrido presiones, esto no lo podemos negar. Y en esos momentos también hemos sido los trabajadores los garantes de que esas presiones no se filtren, no entren, no sucedan.
Yo entré en el INDEC en el año 2000 pero mis compañeros siempre cuentan que durante el gobierno de Menem se sufrieron muchas presiones para que se retoquen los números de desocupación que en ese momento eran un punto fundamental. Ahí han sido los trabajadores que han salido a manifestarse y que han preservado la información estadística. Luego, durante el gobierno de De la Rua, hubo presiones para cambiar la forma de medición de la pobreza y ahí también fueron los trabajadores los que resistieron.
Hay un informe que fue una denuncia a políticas corruptas que hubo dentro del INDEC y fueron los trabajadores los que lo elaboraron. Y eso fue antes de este gobierno. Ese trabajo se llamó “Cuidemos al INDEC” y en su momento tuvo gran difusión. Una de las denunciadas era a la actual interventora Ana María Edwin que, vale la pena aclarar, fue la Directora de Recursos Humanos durante el menemismo, durante todos los noventa. Fue quien llevó adelante los principales convenios con las universidades y la que metió la flexibilización laboral dentro del Instituto, que no es poca cosa. Esas condiciones de precariedad laboral fueron el caldo de cultivo perfecto para que se meta la intervención como se metió, porque muchos trabajadores que se hubieran manifestado, muchas veces no pudieron hacerlo bajo la amenaza de que se les terminaba el contrato. La flexibilización laboral no tiene que ver simplemente con las condiciones de trabajo o con facturar a fin de mes, sino que es una herramienta que utiliza el Estado para disciplinar a los trabajadores.
-¿Qué objetivo político concreto tiene la intervención?
-El primer objetivo fue ocultar el comienzo de un proceso inflacionario. Personalmente, creo que se les fue de las manos. No creo que haya sido un objetivo desmantelar el organismo rector del sistema estadístico nacional. Creo que se hizo con mucha ignorancia. Lo primero que sucede, en 2007, es que Guillermo Moreno, como Secretario de Comercio Interior, al empezar a fallar la política de control de precios, tiene que dar respuesta a eso. Lo que empieza a hacer es enviarle memos a la entonces directora del IPC, Graciela Bevaqua, intimándola a que le entregue el listado de comercios donde se hacía el relevamiento del IPC. La directora, amparándose en la Ley de Secreto Estadístico, se niega a entregar la información. Esto tiene unas idas y vueltas, hasta que irrumpe Beatriz Paglieri, que ahora es secretaria de Comercio Exterior, en la oficina de Bevaqua y le dice: ‘Hola, yo soy delegada de la Ministra (en ese momento estaba Felisa Miceli) y a partir de este momento me voy a hacer cargo de esta oficina’. Llegó con guardaespaldas. A partir de ahí, empezaron a cambiar las condiciones de producción.
Fue bastante desorganizado y desordenado después, no había una sola forma de manipulación. Lo que nosotros empezamos a hacer era registrar lo que los trabajadores nos iban diciendo.
-¿Cómo justificaron desde el Gobierno la intervención?
-Primero, ellos no admiten que haya intervención. Dicen que el Gobierno tiene la potestad de cambiar los funcionarios. Los trabajadores sabemos que con los cambios de gestión algunos puestos cambian de manos pero nunca habíamos vivido una situación tan violenta como esta, porque fue una irrupción muy fuerte. Lo que se da a continuación de la llegada de Beatriz Paglieri es el desplazamiento, la quita de tareas, de escritorios, de oficinas, se dan toda una serie de cambios estructurales, de la metodología de trabajo, etcétera, y se mete un montón de gente. En estos 6 años entraron alrededor de 700 personas al INDEC, en diferentes etapas. De esas 700, unas 70 son barrabravas. Esto está denunciado, porque hubo amenazas, aprietes, golpes, violencia física. Todo ese cambio de condiciones laborales, de disciplinamiento, ha ocasionado que en estos seis años, muchos compañeros nuestros se hayan ido del INDEC. A los largo de estos años han renunciados unos 180 trabajadores, la mayoría muy críticos de la intervención.
La política de castigos implicó muchas dimensiones: la quita de tareas, la rebaja salarial, la quita de horas extras, la quita de horas censales y obviamente despidos también. Esa es una situación muy violenta y disciplinadora. Y también estar seis años en el marco de un conflicto es muy desgastante.

Marcha

No hay comentarios:

Publicar un comentario