sábado, 7 de agosto de 2010

Santificada sea Colombia y bombardeada Teherán


De Bush a Obama y de Uribe a Santos, de la fanfarria y la borrachera barata, la cocaína como carburante para las neuronas alcoholizadas de los emperadores del siglo XX a la silenciosa y respingada imagen maquillada con que el imperio aborda el nuevo siglo.
Los pilotos de la nave espacial Tierra, son ahora menos escandalosos pero más temibles. Mañana será investido de poder Juan Manuel Santos, para marcar el final del seminarista pederasta y narcotraficante paramilitar Álvaro Uribe Vélez, trapecista de la fortuna elaborada por la trampa y el tráfico de drogas e influencias. Aun recuerdo aquel enero en que la humanidad entera lloraba viendo como se nombraba por primera vez a un hombre de color como presidente del imperio. Mañana sonarán las campanas de los santuarios en Colombia, la jauría burguesa santandereana verá a un hijo legítimo tomar el poder.
Un espanto recorre el mundo, el espanto de la guerra final. Es cierto que los imperios se acaban. También debe serlo que ante la inminente muerte se use todo tipo de antídoto en búsqueda de la inmortalidad. La guerra es el más conocido y manejado por la jauría imperial, por ello se ha llenado de este olor a azufre, a tragedia, a muerte.
Cuando se camina hacia el abismo las pisadas se hacen lentas. ¿Cómo podrá salvarse el imperio si se lanza a una hecatombe mundial? Creo que nadie piensa que llegue el momento en que comiencen a tronar y a incendiarse los cielos. Pienso que el mismo imperio tan solo arma las jugadas para luego tomar la decisión de hacerla o no hacerla, este jaque puede ser un mate para ambos jugadores. ¿Qué pasa con Rusia y China que no se dan por enterados de las denuncias que recorren el mundo ante la escalada gringa? Veo con honor que a medida que pasan los días se unen más voces a este concierto de alerta y de esperanzas.
Quizá mañana sea un día esperado por el mundo para saber la postura del nuevo presidente colombiano. Pareciera que se borrara de nuestra memoria el recuerdo de sus fobias contra Chávez, todos apuestan hasta a su origen burgués de cuna como si esa cultura javeriana fuera a hacer que cambiara Juan Manuel Santos. No seamos ilusos, será el mismo cambio entre Bush y Obama el que ocurra entre Uribe y Santos: menos bulla y mayor crueldad, mayor saña, Santos sabe mucho mejor que Uribe lo que viene a defender: el imperio burgués, pues es nacido y amamantado en esa cuna, no vendrá a ser un honorable negociador, será un despiadado capitalista con ansias más de poder que de riqueza, tiene un enemigo entre ceja y ceja. Viene por él.
Todo un guión que ya está escrito espera por su protagonista, de a poco empezarán de nuevo los montajes y los falsos positivos, la maquinaria imperial solo espera la orden para comenzar el ataque masivo a la revolución bolivariana, previsto para que apenas comience sea feroz la invasión imperial. Venezuela estará en un mes de elecciones donde se hace más propicio el desequilibrio político. Septiembre siempre ha sido un mes perfecto para las patrañas gringas, así fueron los once de Septiembre de Chile y de las Torres Gemelas, quizá este año le toque a Venezuela o a el mundo entero, podrá ser el mes de una invasión a nuestro suelo y el mes teñido con la radioactividad sembrada en Teherán.
La Paz es el arma de los que tenemos la razón en nuestro corazones, así mañana en Venezuela se harán enormes cadenas humanas para pedir la paz. La bandera no debe dejar de estar izada hasta el día de la victoria, Santos en breves semanas comenzará su oficio genocida, igual Obama estará presto a aprobar el embargo al primer buque iraní, están encendiéndose dos mechas que terminan en peligrosos explosivos. De ser así no debemos dejar un solo pozo de petróleo capaz de surtir al imperio, todos deben ser destruidos e incendiados como primera medida ante una invasión, tanto aquí como en Irán.
Cada día debe unirse con más fuerza la respuesta universal de la especia que ama y quiere seguir viva, la revolución se torna mundial y necesaria, el momento más fuerte del imperio será el más débil de todos y en donde podremos y sabremos derrotar de una vez por todas, a este pesado fardo de la prehistoria y dar a luz el mundo nuevo.
Santos y Obama no podrán someter a una humanidad unida y combatiente.

¡Venceremos!.

Raúl Bracho

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