sábado, 14 de agosto de 2010
Magnetto-Clarín con los ‘disidentes', Cristina con Barrick Gold
La reunión del mandamás de Clarín con los peronistas ‘disidentes’ y con Macri desató las furias oportunistas del oficialismo, que ha mandado al olvido sus propias reuniones con Magnetto, bajo la jefatura de gabinete de Alberto Fernández, para convenir el armado de una red de medios oficialista. Según La Nación (6/8), Magnetto expresó “el interés del mundo empresario para que se conforme una alternativa de poder sólida”. Según el propio diario de Magnetto, quisieron reunir a “la variante antikirchnerista que ofrece la mayor garantía de gobernabilidad futura” (Clarín, 6/8). El problema es que ‘los mejores garantes’ están divididos – y están condenados a expresar esta división en lo que va de aquí a las elecciones. Desde ya, han descartado el ‘auto-juicio’ que pide Macri sobre las escuchas, aunque la comisión que armaron en su reemplazo es también una cueva de encubridores.
Estallido neoliberal
El kirchnerismo contesta a esta acusación de ‘ingobernabilidad’ con números: crecimiento del producto, del consumo y de las ganancias. Revelador es el reciente informe del pulpo La Serenísima, que destaca “La reactivación del consumo y la relajación de al menos parte de los controles de precios” (La Nación, 8/8). Lo mismo ocurre con los combustibles líquidos: 1,20 dólares el litro de nafta y subiendo. Enhorabuena: Argentina se dolariza, Clarín publica precios locales que superan a los de la Unión Europea. Hasta los diarios oficialistas festejan, en títulos catástrofe, la “baja del riesgo país”, celebrando de este modo el retorno a la bicicleta financiera y a los capitales especulativos que caracterizaron al período de Domingo Cavallo. La ‘patria productiva’ ya sufre los rigores del dólar bajo y el peso sobrevaluado –el estigma que los economistas K adjudicaban a la década ‘neoliberal’. Quizá los diarios no han destacado en forma suficiente el papel de Tenaris-Techint en el acercamiento de las cofradías patronales para conseguir la ‘gobernabilidad’ que desea Magnetto. El pulpo de la siderurgia se amarga con las pérdidas que le habrían ocasionado las nacionalizaciones de Chávez, a pesar de que les fue pagado todo lo que pedían y al contado.
Como lo dice un asesor de capitales en El Cronista, sin embargo, el panorama de negocios es sencillamente fantástico, “pero si Kirchner gana, los mercados pueden tener semanas difíciles” (6/8). ¡La burguesía quiere matar al padrillo!
Los economistas subrayan, especialmente los de izquierda, lo que todo el mundo ve: Argentina se marginó de la crisis mundial, a mismo título, por ejemplo, que Brasil, China, Colombia, los emergentes en general (menos Venezuela). La burguesía argentina quiere sumar a sus negocios los capitales que no encuentran otro lugar para enriquecerse que estas naciones emergentes.
Quieren la piedra libre que Lula ofrece y Kirchner les retacea. Ocultan que la euforia ‘emergente’ es un resultado de la crisis mundial y que esa euforia se encamina a una explosión como resultado también de esta misma crisis. La invasión de capitales especulativos es el producto de la enorme emisión monetaria de Europa, Japón y, especialmente, de Estados Unidos.
Por eso todos los ‘emergentes’ sufren una inflación creciente, que los obliga a absorber circulante por lo que pagan tasas de interés enormes. Lo mismo vale para los precios internacionales de las materias primas, que crecen como resultado de la devaluación del dólar y de la especulación a favor de que se devalúe aún más. La deflación que sufren los países centrales se descarga por medio de inflación sobre los países ‘emergentes’. Ambas tendencias marchan a un punto de eclosión, que llevará a la crisis mundial al punto más alto de sus cuatro años de desarrollo.
Si no podés, únete
La celebración obscena de la especulación financiera por parte de la prensa recontra oficialista no es solamente una manifestación de su deshonestidad intelectual; es un intento de poner los remos de acuerdo con la corriente, dado que Kirchner necesita del acuerdo del Club de París para cerrar el frente externo en vísperas de las elecciones. Pero la burguesía huele a oportunismo, por lo que quiere un cambio de gobierno que se adecue a las nuevas circunstancias. Los alcahuetes de los K muestran este hecho como una prueba de que los K enfrentan a la derecha, sin meter sus narices más allá. Los K han tomado el programa de la oposición patronal. Más allá de esto, las divergencias entre el oficialismo y la oposición reproducen las que se desarrollan dentro del gran capital. Tomemos el ejemplo de la soja, cuyo precio diferenciado del internacional beneficia no ya a los exportadores del aceite de soja, sino a la gran industria de biocombustibles, que se ha construido en los últimos meses con subsidio estatal.
Sea como fuere, el viraje más importante que ha producido la situación nacional en los últimos días es el acuerdo entre el kirchnerista Werthein (dueño de esa enorme caja de liquidez que es La Caja) y Telecom Italia, que le cede a ésta la mayoría del capital y la posibilidad próxima de quedarse con toda la compañía. Néstor había pretendido meter a otro de sus acólitos en el negocio y, a partir de una Telecom nacional y popular, armar una red de medios al servicio del régimen. El acuerdo ganado por Telecom ha dejado a la ley de medios sin destino. El triple play, que solamente pueden ofrecer los monopolios de medios con acceso a telefonía, o los de telecomunicaciones, deja al sistema audiovisual argentino en manos de los grandes pulpos. Aunque ganaron los rivales de Magnetto, ganó Magnetto –porque ahora Clarín puede tratar con la competencia capitalista y obtener acuerdos con ella, lo que pone fin a las posibilidades de los K. La controladora de Telecom es Telefónica, que al mismo tiempo ha ganado mayores posibilidades monopólicas en Brasil, donde venció la resistencia de Portugal Telecom.
Telefónica acaba de anunciar que pretende fusionar actividades en el Mercosur. El círculo se cerró. El capital financiero internacional tiene agarrados a los K por donde más duele. Los K deberán, también en esto, acompañar la onda. Los grandes capitales han dejado a los K sin ropa, antes de iniciar la campaña electoral. No es lo que ocurre con Lula, que ‘arregló’ con el capital financiero exactamente dos semanas después de asumir su primer mandato en enero de 2003.
El reacomodo kirchnerista es estratégico, como lo demuestra su participación en el operativo de Obama para acercar a Chávez y al colombiano Santos, el operador de la ‘seguridad democrática’ de Uribe en la última década.
Marcelo Ramal
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