sábado, 28 de agosto de 2010

Nuevas pruebas contra el asesino de Trelew refugiado en Miami


Los presos de Trelew

Mientras se posterga en Miami la comparecencia para su extradición del teniente de navío (r) Roberto Guillermo Bravo, coautor de la Masacre de Trelew -”porque su abogado se enfermó”-, en Argentina se publican nuevas pruebas de la responsabilidad de Bravo y de la dictadura militar que comprueban la planificación de antemano del horroroso crimen.
Bravo, remató a las 16 víctimas de lo que se conoce como esta masacre ocurrida el 22 de agosto de 1972. Torturador y asesino, se ha convertido hoy en un empresario próspero que vende sus servicios a la US Army y contribuye a los fondos de campaña del Partido Republicano.
El teniente de navío debía comparecer hace unos días ante el juez Robert Dube de Miami, pero la audiencia ha sido reprogramada para el 31 de agosto. Ya se cumplieron 38 años de la masacre de Trelew sin que Bravo, protegido por sus socios de la inteligencia norteamericana, haya tenido que responder de sus actos.
El diario argentino Jornada reporta como este 21 de agosto el Subsecretario de Derechos Humanos, Juan Arcuri y un perito del Archivo de la Comisión Provincial por la Memoria, Claudia Bellingieri, presentaron al Juzgado Federal de Rawson, encargado del caso, una importante documentación relacionada con la Masacre de Trelew.
En los documentos encontrados, se revela la existencia de una comunidad informativa de los cuerpos represivos “que tenían conocimiento de que este acontecimiento podría suceder”, declaró Bellingieri.
Toda esa información era “oficial, o sea documentos elaborados por la Policía de Buenos Aires o por otros miembros de la comunidad informativa y también una Prefectura de la zona norte”.
Ahí “están los partes de inteligencia con el nombre de los fusilados, y también con los nombres de las personas que habían sobrevivido”, subrayó el perito.

“Fueron 6 los sobrevivientes y después quedaron 3″.

“Nunca hubo un intento de fuga desde la base sino que muy por el contrario, lo que ocurrió fue un asesinato masivo, una decisión de los miembros que allí se encontraban, Sosa, Bravo, y los demás imputados que tuvieron el aval de la Armada”.
Unos meses después de la Masacre, “El Ñato” Bravo se apareció con su cómplice, el capitán Luis Emilio Sosa, encargo de la Base Aeronaval al momento del crimen, en la Agregaduría Naval Argentina en Estados Unidos, ubicada en el 1816 Corcoran St., N. W., Washington D. C..
El Secretario de Derechos Humanos argentino, Eduardo Luis Duhalde, señalo en otro momento la “fuerte vinculación” de los servicios especiales norteamericanos con los militares imputados.

“MAS PRUEBAS PARA CONSTRUIR LA VERDAD”

Los partes de inteligencia ocupados y ahora presentados “muestran la persecución previa y posterior a los sucesos del 22 agosto de 1972: informaciones sobre abogados, familiares de los presos, actos recordatorios entre otras actividades de espionaje”.
“La importancia de todos estos documentos radica en que las mismas fuerzas de seguridad que intentaron fraguar los hechos, nos dejaron escritas otras circunstancias que permiten hoy, a 38 años, usarlos como prueba para construir la verdad”, afirmó Berlingieri al rotativo Miradas al Sur.
Según contó la experta, se encuentren en la primera carpeta los informes de inteligencia que circularon una vez llevada a cabo la masacre y un análisis detallado de los hechos que pretende demostrar, falsamente, que la masacre ocurre tras un intento de fuga.
Con la Masacre de Trelew se abrió un nuevo capitulo de la represión militar en Argentina. A partir de esta fecha, la dictadura busco la eliminación física de los opositores.
En Trelew dieciséis militantes de izquierda murieron mientras tres sobrevivieron. Según los documentos oficiales del caso, la masacre ocurrió “cuando el entonces capitán de Fragata Emilio Sosa, en compañía del teniente Roberto Bravo y los capitanes Emilio Del Real y Raúl Herrera (fallecido) se presentaron en el lugar de detención”.
Antes de la ejecución, “se les ordenó a los detenidos que doblaran sus mantas y sacaran los colchones y los dejaran en el extremo del pasillo por donde se ingresaba, luego de lo cual se los hizo formar en fila en el pasillo”, relata la acusación que instruye el juez federal Hugo Sastre.

POSTERGADO POR “PROBLEMAS ESTOMACALES”

Ciudadano norteamericano desde 1987, “El Ñato” creó el RGB Group Inc, una firma de servicios médicos “de alta tecnología” que abastece al Pentágono desde 1998. También tiene entre sus clientes la “Homeland Security”, el departamento de la Seguridad Interior.
La audiencia en un tribunal de Miami para valorar la solicitud de extradición contra Bravo presentada por el Gobierno argentino no ha tenido lugar hasta ahora porque “el abogado (de Bravo) se enfermó después de regresar de un viaje”.
“Sufrió de problemas estomacales severos y de un ataque de migraña que aún persisten”, afirma un escrito presentado al juez Robert Dube, un magistrado bien conocido por sus amistades en la comunidad mafiosa cubanoamericana.
Ya se sabe que la defensa de Bravo planea utilizar de testigos a dos “expertos” conocidos por su retórica de extrema derecha: Alfredo Solari, un abogado argentino defensor de asesinos de la dictadura, y Jon Perdue, director de programas de América Latina de The Fund for American Studies (TFAS), vinculado a Otto Reich y famoso por sus ataques furibundos al gobierno venezolano. Ambos han participado en actividades del grupo neofascista latinoamericano UnoAmerica, encabezado por Alejandro Peña Esclusa, detenido en Caracas por terrorismo.

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