jueves, 1 de abril de 2010

La espada premonitoria de la nueva independencia


Palabras de Narciso Isa Conde en ocasión del traspaso de la FARC-EEP al MCB de la espada de combate del libertador Simon Bolivar, 26 de marzo, Plaza Manuel Marulanda

En lo adelante podremos exclamar con mas seguridad que nunca antes: “¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!”
Por la Patria Grande latino-caribeña! Por todos sus impresionantes escenarios nacionales. Por campos y ciudades, llanos y cordilleras, riveras y costas victimadas por los viejos y nuevos imperios.
La espada de combate, la espada de batalla del Libertador, fue encontrada y rescatada por las FARC-EP.
Estaba aviesamente ocultada como para que no apareciera jamás: sumergida en una catacumba colonial por el miedo que le inspiraba y le inspira a viejos y nuevos opresores, a saqueadores consuetudinarios, a tiranos de viejo cuño y a modernos dictadores “democráticos-representativos”, a colonizadores y re-colonizadores de todos los pelajes.
De la inmensa humanidad de Bolívar, de su espíritu indoblegable, brotó la energía para que justo en el bicentenario de la epopeya traicionada, esa espada de mil batallas fuera localizada, desenterrada y rescatada por los heroicos los guerreros de Manuel.
¿Simple coincidencia o formidable premonición?
Bolívar poseyó varias espadas, pero ciertamente su espada de combate, la que sirvió para cercenar la horrible cabeza del cruel y perverso ejército español, tiene un significado y un valor muy especial.
Todas son verdaderas reliquias históricas. Pero está sobresale por el intrépido y reiterado heroísmo de quien la tomara de las manos del primer combatiente caído, la empuñara en el día a día del duro batallar, la esgrimiera eficazmente combate tras combate, sin separarse jamás de ella en ese largo, persistente y colosal esfuerzo por la emancipación continental.
Magnífico augurio ha sido su encuentro y reencuentro con las luchas presentes y futuras, una vez liberada de la catacumba que le sirvió de encierro ¡Formidable señal!
¡Cierto! La espada de combate del Libertador sale así de la sórdida prisión en que la encerraron sus verdugos para de esa manera conquistar su libertad definitiva y multiplicarse desde las manos farianas que la liberaron hacia las innumerables manos del pueblo multicolor latino-caribeño, decidido ahora a reemprender la marcha emancipadora.
Las FARC-EP, vehiculo de este acto justiciero, han entendido a cabalidad el significado de ese rescate maravilloso, despojándose de todo egoísmo grupal y trasladando la energía que emana de ese acero libertario “a los pueblos en lucha, a la fuerza volcánica de la juventud y al Movimiento Continental Bolivariano (MCB)”, constituido en congreso mayor realizado el pasado diciembre en Caracas a partir de lo acumulado por la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB).
Demasiada calidad humana se precisa para algo de tanto valor. Mucha conciencia de la fuerza espiritual que es capaz de insuflar ese acero templado en aquellos combates estelares a la diversidad revolucionaria que representan sus nuevos destinatarios.
Recibimos hoy, en Caracas Venezuela, por decisión de las FARC, de las manos del guerrillero de los guerrilleros, del combatiente que hizo leyenda de la insumisión, del inolvidable comandante Manuel Marulanda Vélez, aquí presente, la espada de güero del libertador
Es claro que llegó la hora de completar aquella obra liberadora.
Estamos ante un riesgoso y promisorio cambio de época: periodo de grandes dificultades y mayores esperanza, en medio de las cuales se precisa reunir a los/as luchadores/as del presente con los grandes héroes y heroínas de aquel pasado glorioso tempranamente traicionado, bloqueado y mediatizado.
Reunirlos/as en nuevas “Ceremonia de las Almas”, encuentro de seres que ya trascendieron con aquellos que próximamente pudieran remontara esos predios de glorias por sus aportes en este siglo XXI a la continuidad de la hazaña inconclusa.
Bolívar está en el centro de esa ceremonia maravillosa y al parecer ha decidido ayudar a pasar de mano en mano, de pueblo en pueblo, su espada rebelde… al tiempo de reproducirla hasta lo infinito.
Bolívar y su afilado hierro de combate parecen prestos a participar con singular omnipresencia en las batallas presentes y futuras…, en compañía del Che ¡Hasta la victoria siempre!
¡Hasta que la nueva independencia, la nueva democracia y el nuevo socialismo desplieguen sus banderas victoriosas en todos los espléndidos rincones de la Patria Grande!

Narciso Isa Conde

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