lunes, 26 de abril de 2010

En América Latina no faltan alimentos, los pobres no acceden a ellos


En América Latina el problema del hambre que afecta a 53 millones de personas no se debe a la escasez de alimentos, sino a la falta de acceso a ellos por amplios sectores de la población, advirtió este lunes la FAO.
“El problema del hambre en América Latina no es un problema de producción de los alimentos sino del acceso a ellos, ya que en su conjunto la región produce más alimentos de los que necesita”, dijo el director de políticas de la oficina de la FAO para América Latina y el Caribe, Fernando Soto, en la 31ª Conferencia Regional de la organización, inaugurada en Panamá.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), América Latina y el Caribe se caracterizan por una alta volatilidad de los precios de productos básicos, especialmente los alimentos, lo que dificulta su acceso para los más pobres.
La inflación, el desempleo, la disminución de las remesas y los altos precios alimentarios han reducido los ingresos reales de los segmentos más pobres de la población y han agravado sus dificultades de acceso a una alimentación adecuada.
América Latina “es una región exportadora principalmente de cereales” donde algunos países sudamericanos “son exportadores netos” de trigo, maíz y carne, algo que no ha impedido que tras la crisis el número de hambrientos haya ascendido a 53 millones de personas en la región, el mismo de hace 20 años, dijo Soto.
América Latina “es una región exportadora principalmente de cereales” donde algunos países sudamericanos “son exportadores netos”.
“Todavía la pobreza es muy elevada y una buena parte de la población no tiene los ingresos suficientes y aunque los alimentos estén disponibles no hay como comprarlos”, añadió.
La FAO considera que los países deben incrementar su producción agraria y pesquera, centrándose en la producción agrícola familiar donde se facilite el acceso de los pequeños productores a la tecnología, a las semillas mejoradas y a los créditos bancarios para sufragar los costos de la cosecha.
Cuando hablamos de acabar con el hambre y la pobreza estamos hablando de un objetivo de desarrollo humano donde la gente es autónoma y puede satisfacer sus necesidades y ahí entra la agricultura familiar”, dijo Juan Carlos García, coordinador del proyecto América Latina y el Caribe sin Hambre, de la FAO.
“La FAO está viendo con muy buenos ojos y apoyando a los gobiernos que están tomando medidas para revalorizar la pequeña agricultura y para aumentar la producción interna de alimentos”, añadió Soto.
Sin embargo, “el problema es que cuando lo has abandonado tanto tiempo (los pequeños sectores de productores para favorecer a los sectores exportadores) no lo tienes para mañana”, explicó García.
Otro problema en la región es el aumento de la inseguridad alimentaria en el Caribe, donde se pasó de 7.5 a 7.6 millones de hambrientos producto de las catástrofes naturales y el alza de los precios.
“La disminución del hambre es un conjunto de medidas que tiene que ver con la generación de empleo, el mejoramiento de los ingresos y la salida de la pobreza”, algo que si se cumple “puede erradicar el hambre en América latina en una generación”, puntualizó García.

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