martes, 10 de diciembre de 2024

Un año de luchas contra Milei


La clase obrera y los explotados no se doblegan ante el ajuste. 

 Se cumple un año de gobierno de Javier Milei, quien planteó una fuerte ofensiva contra los trabajadores y los explotados, y que encontró rápidamente una respuesta contra el ajuste y los planes de destruir conquistas obreras, democráticas y populares arrancadas por la lucha obrera, de la juventud estudiantil, mujeres y jubilados. 
 El mandato del actual presidente comenzó con una provocación y ataque contra las libertades democráticas, con la implementación del Protocolo Antipiquetes ilegal de Patricia Bullrich, con la intención de liberar las calles y allanar el camino para hacer pasar de una un paquete de medidas antiobreras contra la población. 
 Los primeros en desafiar esta medida antiobrera y represiva fueron los trabajadores desocupados y precarizados del movimiento piquetero, convocando un Plenario Piquetero en Parque Lezama para poner en pie una fuerte movilización contra el ajuste el 20 de diciembre, en un nuevo aniversario del Argentinazo. Algo que se concretó y puso en cuestión los alcances de la ofensiva oficial, sorteando la represión policial y llegando a Plaza de Mayo, contra todo pronóstico y un operativo intimidatorio nacional contra los trabajadores. 
 Esta movilización abrió el juego a la intervención popular con los cacerolazos, que se expresaron en repudio al protocolo represivo de Bullrich y al mega DNU que sintetizaba la hoja de ruta privatizadora, ajustadora y liquidacionista del gobierno. 
 Esa acción decidida del movimiento piquetero y los sectores combativos le costaría al Polo Obrero –uno de sus principales impulsores- colocarse en el lugar de “enemigo n°1” del gobierno, comenzando una campaña de persecución política, espionaje, mentiras y criminalización de la protesta social que aún persiste. 
 No obstante esto, el Polo Obrero y el movimiento piquetero lucharon durante todo el año contra el desabastecimiento de los comedores populares y la política criminal de la ministra Sandra Pettovello, contra el ajuste y congelamiento de los montos de los programas sociales y las bajas oficiales y contra el crecimiento de la pobreza, el hambre y la desocupación. Lejos de terminarse los cortes, como señala falsamente el gobierno, venimos de una fuerte movilización en CABA en noviembre y de un gran acampe piquetero en La Matanza. 
 Estas luchas también reforzaron la defensa de las libertades democráticas, cuestionadas por la represión oficial y la detención recurrente de manifestantes. Esto cobró relevancia en la movilización contra la Ley Bases, con decenas de detenidos y una fuerte coordinación para obtener la liberación de todos los manifestantes. 
 El gobierno nacional se ensañó en particular contra la cultura y sus trabajadores, con la amenaza de cierre del Incaa y el vaciamiento presupuestario, lo que despertó un movimiento de lucha de artistas y de la cultura, para frenar esta ofensiva, con movilizaciones, campañas y expresiones de diversos sectores de la cultura. 
 En los primeros meses del año, el ajuste en el presupuesto educativo, particularmente el correspondiente a las universidades nacionales, sacudió las casas de estudios de todo el país, dando lugar a una masiva movilización educativa que el 23 de abril le infringió un duro golpe al gobierno nacional, con alrededor de un millón de personas movilizadas en CABA y manifestaciones multitudinarias en las provincias en defensa de la educación pública. 
 La AGD-UBA y la Conadu Histórica, gremios docentes universitarios, alimentaron este proceso, junto con la juventud estudiantil y los trabajadores no docentes, siguiendo la pelea por el presupuesto y las condiciones laborales y salariales, dando lugar a nuevas acciones, clases públicas, ocupaciones de facultades y una nueva movilización masiva. Incluso contra la orientación de la burocracia sindical y las autoridades universitarias. 
 La clase obrera comenzaba a intervenir decididamente contra la política del gobierno nacional, esto a pesar de la complicidad de la burocracia sindical que, tras unas primeras acciones dispersas (movilización a Tribunales en diciembre, paro del 24 de enero, paro del 29 de mayo y marcha de 1° de mayo) se plegó, con su complicidad, al ajuste en marcha, abandonando toda medida contra la reforma laboral, la Ley Bases antiobrera, los despidos y ataques contra los trabajadores, etc.
 La lucha de las mujeres también tuvo sus episodios y movilizaciones, ante un gobierno enemigo declarado de las reivindicaciones de las mujeres, negacionista de la violencia de género y oscurantista, con una fuerte movilización el 8 de Marzo, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Algo que también se reflejó en la lucha de las diversidades contra un gobierno que intenta suprimir el concepto de crímenes de odio y que aborrece a las diversidades.
 El 24 de marzo, con el antecedente inmediato de la lucha por la defensa de las libertades democráticas, se convirtió en otra gran jornada de movilización ante un gobierno amigo de los genocidas, con la vicepresidenta Victoria Villarruel organizando visitas de apoyo a los criminales de Estado. 
 Este gobierno siquiera le dio descanso a las y los jubilados, vapuleados por cada una de las gestiones ajustadoras y vaciadoras de la Anses. Los jubilados salieron a movilizarse contra los haberes de hambre y una nueva reforma de la fórmula de actualización de haberes que los condena a la miseria eterna. Con rondas semanales en Congreso y movilizaciones se enfrentaron a la represión en más de una ocasión, con un punto fuerte ante el veto presidencial a la ley que recomponía parcialmente los haberes.
 En el movimiento obrero la lucha se extendió en diversos conflictos contra los despidos, facilitados por las reformas antiobreras del gobierno (eliminación de indemnizaciones por trabajo no registrado, reforma laboral, represión, etc.). 
 El Sutna (sindicato del neumático) lideró varias peleas contra esta política en las plantas del neumático, con despidos patronales y ataques contra los trabajadores. Además de convocar al conjunto de los trabajadores, direcciones gremiales y sectores combativos a unificarse y levantarse en la lucha contra el gobierno nacional. 
 Otro punto fuerte fue el de las y los trabajadores de la salud, quienes protagonizaron diversos conflictos contra el vaciamiento oficial y el deterioro de la salud pública. Allí se inscribe la lucha contra el cierre del Hospital Bonaparte, contra los despidos y cierre de sectores y especialidades en el Hospital Posadas y la pelea de los trabajadores del Garrahan por salario y condiciones laborales, entre otras. 
 En el sector público también tenemos la lucha de docentes y estatales, con huelgas importantes como la de los docentes de Neuquén y en Misiones, que expresan la resistencia de los trabajadores al ajuste replicado por los gobernadores en las provincias, quienes pactaron con el gobierno el ajuste fiscal y/o son cómplices y colaboradores de la ofensiva nacional. 
 El primer año de gestión de Javier Milei estuvo surcado por la lucha de clases, mostrando que la clase trabajadora y los explotados no se resignan al ajuste en marcha, a pesar de los esfuerzos de la burocracia sindical y la oposición política patronal por facilitar el trabajo sucio del gobierno. 
 Gran parte de los procesos mencionados aún se encuentran abiertos y otros serán los que se sumen para aunar fuerzas y derrotar definitivamente a este gobierno hambreador, antiobrero y antipopular. Este 20 de diciembre volvemos a salir a las calles a redoblar la movilización contra el gobierno y por el Fuera Milei. 

 Marcelo Mache

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