El régimen turco persigue a los kurdos
Este viernes 6 se realizará una audiencia pública en uno de los anexos del Congreso Nacional, convocada por el movimiento de mujeres de Kurdistán en América Latina junto a la diputada nacional Vanina Biasi (Frente de Izquierda), para repudiar las persecuciones y crímenes contra el pueblo kurdo y reclamar la libertad de Abdullah Öcalán, dirigente político que se encuentra detenido desde 1999.
El régimen nacionalista turco surgido de la disolución del imperio Otomano al final de la Primera Guerra se fundó sobre la continuidad de la opresión de una multitud de etnias nacionales que poblaban el territorio del antiguo sultanato. El genocidio armenio es seguramente el mejor conocido de los episodios sangrientos con los que la naciente república turca construyó su cohesión nacional.
La opresión de la etnia kurda es otro de los jalones fundamentales en el proceso de construcción de la “moderna” república turca. El aplastamiento, desde los años ‘20, de sucesivas revueltas mediante sucesivas masacres, la persecución de la cultura kurda que llegó incluso bajo la dictadura militar de los años ‘80 a la prohibición del idioma por el Estado turco, y el encarcelamiento y el asesinato de sus líderes ha marcado la historia de este pueblo oprimido.
El reparto del territorio del Kudistán histórico fue consagrado con el Tratado de Lausana en 1923. En el sudoeste de la actual Turquía habitan desde principios del I Milenio a.c más de la mitad de los casi 60 millones de kurdos que viven en Asia, repartidos el resto en los territorios del norte de las actuales Siria e Irak y el noreste de Irán.
El secuestro de Öcalán y la “república represiva” de Erdogan
A fines de la década del ‘70 se fundó el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que a partir de 1984 se lanzó a la lucha armada contra el Estado turco. La represión feroz contra el PKK se coronó con el secuestro de su máximo dirigente, Abdullah Öcalán, en 1999, mediante nada menos que una operación conjunta de los servicios secretos turcos, el Mossad y la CIA, cuando viajaba a Sudáfrica, país que le había dado asilo.
Öcalán había sido expulsado de Siria, donde residía como refugiado político desde la época de la dictadura militar, cuando el gobierno baasista de Háfez al-Ássad cedió a la presión del gobierno turco. Condenado a muerte, pena conmutada por la prisión de perpetua en el 2002, permaneció preso como único detenido en la isla prisión de Imrali hasta 2009, lugar que ahora comparte con otros cinco dirigentes políticos kurdos también presos.
La represión contra Ocalán y las organizaciones ligadas al PKK son la expresión de un régimen ultrarrepresivo que descarga su furia contra toda la población trabajadora del Estado turco. La clase trabajadora turca y sus organizaciones sufren constantes ataques estatales, como el raíd represivo desatado este primero de mayo en la emblemática Plaza Taksim de Estambul, donde fueron detenidos más de 50 compañeros, entre ellos varios militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (SEP).
La incursión yihadista en Siria, la cuestión kurda y la liberación de Palestina
El yihadismo ha sido enemigo acérrimo del pueblo kurdo y de sus organizaciones armadas. Las unidades de defensa kurdas, especialmente las YPG que defendieron el territorio libre de Rojavá, jugaron un papel decisivo en la derrota del Estado Islámico. La reciente toma de Alepo por las milicias del HTS y del pro turco Ejército Nacional Sirio ya se ha cobrado las primeras víctimas entre la población kurda de los barrios del norte, controlados por las YPG, y la salida de su población hacia las zonas bajo control kurdo en el norte de Siria.
Pero en un Cercano Oriente cuyas claves políticas giran alrededor del derrotero de la guerra genocida que Israel libra contra las organizaciones de la resistencia palestina, la cuestión kurda no puede sustraerse a las vicisitudes de ese proceso. La toma de Alepo supone el bloqueo de los suministros iraníes a Hezbollah y, con ello, el rediseño del tablero regional que voló por los aires con el levantamiento nacional palestino iniciado con la acción del 7 de octubre de 2023.
Aun cuando se pretendiera artificialmente separar la suerte de una y otra, la lucha por la liberación kurda está indisolublemente ligada a la lucha por la liberación del pueblo palestino. La derrota del régimen turco no basta para conquistar el derecho a la autodeterminación de los pueblos del Kurdistán. Una federación de pueblos liberada del yugo turco exige también, inexorablemente, la derrota del sionismo, principal factor de la reacción en la región.
La potencialidad política encerrada en el desarrollo de la unidad de los procesos de lucha de ambos pueblos es sin dudas de una magnitud gigantesca, en tanto implicaría la emergencia de un tercer actor regional, por fuera del imperialismo y del “eje de la resistencia” hegemonizado por el nacionalismo burgués clerical iraní, que podría abrir el camino práctico a una perspectiva apoyada en las masas trabajadoras del Cercano Oriente.
Por la libertad de Ocalán y de todos los prisioneros políticos del régimen de Erdogan
La lucha por la libertad de Ocalán, cuyo secuestro y condiciones de detención, además de representar una afrenta para todos los revolucionarios del mundo pretende ser una señal a quienes se atrevan a desafiar al régimen del AKP, es clave en la lucha por la vigencia de las libertades democráticas en Turquía.
Desde el Partido Obrero, y junto a nuestros compañeros del SEP, exigimos libertad para Ocalán y para todos los prisioneros políticos del régimen reaccionario de Tayyip Erdogan!
Luis Brunetto
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