La combinación de excelsas playas, mares azules de aguas cálidas y cristalinas, nos remite a pensar en el Caribe. Pero para el caso que nos ocupa, no se trata de los mares tropicales, sino del Golfo San Matías en plena Patagonia Argentina.
Y dentro del Golfo, un sitio: Punta Colorada. Un lugar ubicado a pocos kilómetros desde donde otro “liberfacho” lanzó aquella famosa frase hace 35 años atrás: “Desde el socavón de la mina de Sierra Grande empezará la revolución productiva” (Carlos Menem en campaña durante el año 1989, referido a la mina de Sierra Grande).
Aquel pedazo de costa, olvidado por años, donde aún perduran ruinas de la planta que elaboraba el hierro extraído de la mina para su exportación, hoy gana nuevamente los titulares de los medios de comunicación, pero esta vez en relación con los fluídos hidrocarburíferos, no con el metal ferroso.
Es que allí se proyecta estacionar el buque productor de GNL, pero también esa zona, sería la terminal exportadora del proyecto petrolero de YPF S.A.
Dos proyectos que, de concretarse, colocarán en franca situación de riesgo ambiental a una costa marina, y un golfo, que alberga algunas reservas y áreas naturales protegidas por la flora y fauna que albergan, muy sensibles a cambios en el entorno. Desde albatros, petreles, gaviotas, cormoranes, pingüinos y otras aves hasta ballenas, delfines, lobos marinos y toda clase de mariscos como pulpitos, mejillones, y variedad de peces.
Esas playas son zona de nidaje y descanso de aves migratorias, como el famoso playero rojizo en peligro de extinción. Uno de estos pájaros fue noticia porque el año pasado fue avistado en EEUU, y había sido anillado en esas playas hace 26 años atrás. Más de dos décadas yendo y regresando cada año.
Hacia el sur de Punta Colorada está ubicada, a escasos kilómetros, el Área Natural Protegida Península Valdés (en provincia de Chubut) que es el reservorio de flora y fauna costera más importante de la Patagonia y fue declarada Patrimonio Natural Mundial por la Unesco.
Todo ese ecosistema y vida silvestre camina ahora por la cornisa del desastre ambiental.
La audiencia pública: un mero trámite de los contaminadores
Para cumplir con las formalidades, días pasados se realizó una audiencia pública sobre el proyecto de GNL en Punta Colorada, pero no se hizo ni en San Antonio Oeste, ni el balneario Las Grutas, sino en el Puerto de San Antonio Este (a 120 kilómetros de Punta Colorada, y a 70 kilómetros por ruta desde San Antonio Oeste). Es decir, se dificultó sobremanera la presencia de pobladores locales, y en especial de la Asamblea por la tierra y el agua de Las Grutas.
Es que el año pasado, en otra audiencia similar, pero sobre el proyecto del puerto petrolero en Punta Colorada, realizada en Sierra Grande, el gobierno rionegrino tuvo que apelar a la policía y patotas sindicales para impedir la llegada y participación de las organizaciones ambientales, en lo que se constituyó en un escándalo político y mediático.
Con este antecedente se llevaron esta nueva audiencia a un lugar casi sin población estable, alejado, y presentando un informe de impacto ambiental con imágenes y texto escaneados, lo cual no permitió ser analizado en detalle.
Aún así, esta vez los ambientalistas lograron ingresar y expresarse para demostrar el daño sobre la fauna que causará el ruido de los gigantescos barcos que navegarán el golfo, así como el funcionamiento de las instalaciones terrestres.
Y recordaron con la voz de la experiencia, que la planta de Alpat ubicada sobre la costa frente al puerto del San Antonio Este, no entrega los informes sobre sus efluentes e impacto ambiental, a pesar que debe hacerlo periódicamente. Sin embargo no es sancionada por las autoridades que, por el contrario, amnistían de antemano toda acción contaminadora.
Y aportaron un dato clave, al denunciar que “el enfriamiento del gas se realizará utilizando agua de mar, que será devuelta al mar con una temperatura de entre 5ºC y 7ºC por encima de la temperatura natural, lo que es sumamente preocupante para el equilibrio de ese ecosistema”.
Esa diferencia de temperatura por encima de la temperatura natural del agua de mar del Golfo San Matías, ya es un riesgo cierto. Es que el golfo cuenta con áreas cuasi cerradas en algunos sitios, por lo que en 20 años de operación que está pactado el acuerdo de uso del barco licuefactor, pueden terminar causando un lento pero imparable desastre ecológico. Por ejemplo afectar las algas marinas (alimento) y los moluscos como vieyras, mejillones y ostras de la zona. Algunas especies de las cuales se están sembrando.
En Las Grutas funciona el único criadero de moluscos del país, el Instituto de Biología Marina y Pesquera Almirante Storni fundado hace 50 años y dependiente de la Universidad Nacional del Comahue. Allí se cultivan, por ejemplo semillas de moluscos como base de una producción acuícola marina, que estaría seriamente afectada por derrames o incidentes en Punta Colorada.
La empresa consultora que realizó el estudio de impacto ambiental y las petroleras, ignoraron todos estos riesgos en la audiencia amañada que realizaron.
Por eso las y los abnegados militantes ambientales, deben confluir su lucha con sindicatos, organizaciones piqueteras, partidos de izquierda, como parte de la lucha contra el régimen capitalista. En lo ambiental también tiene vigencia lo de socialismo o barbarie.
Norberto E. Calducci
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