domingo, 8 de diciembre de 2024

Balance de un año de un gobierno incompatible con la vida del pueblo


El Observatorio de la Deuda Social de la UCA acaba de publicar un informe que –teniendo en cuenta los ingresos- revela que en el tercer trimestre de 2024 en relación al de 2023 –después de meses de baja de la inflación- la pobreza aumentó 5 puntos (de 44,7 a 49,7) y la indigencia pasó de 11,9% al 12,9%. “Mientras tanto, la pobreza infantil trepó del 62,9% al 65,5% y la inseguridad alimentaria aumentó del 20,6% el año pasado al 24,3% en este tercer trimestre” (El Cronista, 5/12). La mitad de los jubilados cobra la mínima que, con el bono de $70.000, llega a menos de $320.000, cuando la canasta básica para jubilaciones en septiembre estaba calculada en $912.684 
 Según el Indec el retroceso de los trabajadores en la “torta” cayó del 54,2% del PBI en 2016 al 45% en julio de 2024, solo en el último año fue del 3,9%. Cerca de 250.000 trabajadores registrados perdieron sus empleos, la mayoría en el sector privado, pero también en el Estado en todos los niveles. A esto hay que sumarle la caída del trabajo no registrado, el que vive de changas, el monotributista.
 Avanza la reforma laboral, no solo la aprobada en la Ley Bases sino también la acordada gremio por gremio, fábrica por fábrica entre la burocracia sindical y las patronales, que ha incrementado la explotación y arbitrariedad patronal. 
 En el medio se están vaciando los hospitales, se paralizó la obra pública -¡viviendas!-, se desfinanció la educación, se golpeó a la cultura, etc. Milei salió a golpear a los trabajadores en sus ingresos, en el salario indirecto y en todos los aspectos de su vida cotidiana. 

 Los que sí ganaron… con la nuestra 

Esto contrasta fuertemente con las ganancias fabulosas de las empresas. Veamos algunos casos: mientras las compras minoristas de alimentos en el primer semestre cayó 21,8% la ganancia operativa de Molinos Río de la Plata (Pérez Companc) creció un ¡7.542%! El consumo de leche fue un 13% inferior pero la ganancia neta –operativa más financiera- de Mastellone (La Serenísima) trepó 2.050%. 
 Mediante los tarifazos ganaron las privatizadas: +352% resultado neto Pampa Energía, +727% resultado neto Edenor, +779% resultado neto Central Puerto, así y todo se viene un verano de apagones porque nadie invierte. 
 Los combustibles aumentaron a lo largo del año y cayó el consumo un 9,3% pero las ganancias de PAE (Bulgheroni) crecieron un 421%, las de Tecpetrol (Paolo Rocca) 1.860% y las de CGC (Eurnekián) 3.121%.
 A su vez el gobierno liberó el precio de los medicamentos y recortó la cobertura del Pami, todo eso llevó a una caída del 29,6% de las ventas en farmacias pero Laboratorios Richmond tuvo una ganancia neta de 1.325%. 
 A esto hay que sumarle las ganancias de los bancos (solo el Santander ganó el 727%) y de todos los que apostaron a la bicicleta financiera. El gobierno intervino para mantener bajo el dólar y garantizar el llamado “carry trade” cuya ganancia en dólares de 2024 es la más alta en al menos 32 años, provocando un rendimiento del ¡45%! en dólares. Las acciones en noviembre ganaron 27,9% en dólares y los bonos del Tesoro en pesos dejaron 16,5% en dólares; los Bonares, Globales y Bonceres, algo más de 12%; y las Lecap, 9,8%; y el plazo fijo, 7,7%. (ámbito, 2/2). 
 Mientras los trabajadores padecen, los capitalistas festejan y aplauden. A la par de los negocios ofrecidos por el gobierno, vía el Rigi o la bicicleta financiera, hay un hecho invaluable para la clase capitalista: en un año han obtenido “reivindicaciones” históricas para modificar las relaciones laborales y acabar con una parte de las conquistas obreras.

 No todo lo que brilla es oro 

Junto al festejo aparecen las preocupaciones: cuál es el alcance de la “paz cambiaria”, su perdurabilidad. Y eso no depende ya de las fanfarroneadas del liberfacho. El Central sigue con las reservas en rojo, lo que obliga a renegociar los vencimientos de deuda que abruman en 2025, pero además el emblocamiento con Trump viene “envenenado” porque el nacionalismo que éste pregona exacerba las tendencias a la recesión de la economía mundial, lo cual es mortal para un país dependiente de la colocación de materia prima en el mercado. 
 Además una revalorización del dólar con un aumento de la tasa de interés por parte de la FED puede invertir el flujo de capitales secando a los países emergentes como Argentina. A la par la industria tiene una capacidad ociosa del 40% y el dólar barato y la apertura de las importaciones agravaría más la situación. 
 Pero hay otro hecho que importa y preocupa. El éxito de Milei tampoco está garantizado políticamente, hay una precariedad también en ese aspecto. Una fuerza reducida en el Parlamento, la ausencia de gobernadores propios, un sistema judicial armado por peronistas, radicales y macristas, e incluso sin tropa propia para cubrir el staff de funcionarios no hubiera podido gobernar sin la concurrencia del resto de las fuerzas políticas. La oposición patronal salió en su auxilio habilitando la Ley Bases, dejándole pasar los DNU y los vetos, callando frente a los atropellos represivos, etc. Eso ha llevado a crisis que amenazan la existencia de partidos como el PRO, el más jugado en sostenerlo en el Parlamento, y ya tiene dividido al radicalismo.
 El sostén fundamental vino del peronismo, el cual también está golpeado y dividido. Por eso el papel de la burocracia sindical ha sido clave: habilitó la reforma laboral, tal cual había prometido Barrionuevo –sin la necesidad de una ley específica-; abandonó la calle frente a los vetos o la Ley Bases; firmó acuerdos salariales siguiendo la pauta oficial; permitió la militarización del Aeroparque contra los reclamos por los despidos en Intercargo, y luego los gremios de Aerolíneas Argentinas firmaron la entrega del convenio. A cambio de ello el oficialismo no habilitó el tratamiento del proyecto radical para terminar –formalmente- con el unicato en los sindicatos. 
 Y también lo obligó a una negociación con el kirchnerismo que llamó a no “patalear” frente a los vetos mientras centenas de miles ganaban las calles en defensa de la universidad. Máximo llamó a concentrarse en las elecciones legislativas del año que viene. La expresidenta –que se ufana de ser más trumpista que Milei- “aggiornó” su discurso para plantear la necesidad de la reforma laboral, de una “Estado eficiente”, de garantizar el pago de la deuda usuraria, de limitar a las organizaciones sociales, etc. Así hubo un acuerdo para que no salga la ley de Ficha Limpia que dejaría a Cristina fuera de las próximas elecciones. 
 Milei pone de manifiesto permanentemente sus planteos fascistas, pretende imponer un control ideológico en el Estado, la cultura y la educación, halaga y exacerba a sus seguidores más reaccionarios, todo lo cual debe ser fuertemente combatido; estamos ante un intento de cambio de régimen político, que barra con conquistas, derechos políticos, sindicales, de organización, una agenda reaccionaria. Pero hoy Milei gobierna en el marco del actual régimen político, habilitado por Cristina, la burocracia, los gobernadores, la oposición “dialoguista”, todos ellos actúan con el mandato de la clase capitalista: asegurar la gobernabilidad de Milei para que no peligre su guerra contra los trabajadores. 
 La dependencia de Milei de la oposición pero sobre todo del peronismo revela una precariedad política para afrontar una crisis de envergadura ante la agudización de las contradicciones de la propia política oficial y las exigencias que imponen la subordinación a Trump y Netanyahu.

 Los trabajadores o Milei

 Solo una intervención de los trabajadores puede convertir la precariedad en una derrota del gobierno. Tampoco Milei ha conjurado el peligro de una irrupción popular que se lo lleve puesto, en una situación mucho más precaria por la propia crisis de las fuerzas políticas históricas que él explotó para ganar las elecciones. 
 Milei y Bullrich se han propuesto cumplir con el mandato de vaciar las calles de protestas y quebrar las organizaciones de lucha, para ello hay un hostigamiento a la movilización popular mediante el Protocolo Antipiquetes, un despliegue represivo sin precedentes y la represión directa, con detenidos incluidos. El otro aspecto es la persecución al activismo, el ensañamiento con las organizaciones piqueteras, los comedores populares, incluso apelando a las difamaciones de los medios de comunicación y los jueces de la “democracia”, como la que vive el Polo Obrero.
 Pero los ataques de Milei contra los trabajadores alimentan la lucha de vastos sectores. No bien asumió debió enfrentar movilizaciones como la del 20 de diciembre, cacerolazos, paros impuestos a la burocracia que se había mandado a guardar. Sacudieron muy fuerte las movilizaciones en defensa de la Universidad, primero el 23 de abril con más de un millón en todo el país, lo que constituyó un plebiscito de hecho, y luego las tomas y movilizaciones en noviembre en defensa del salario docente. También las calles fueron ocupados con marchas multitudinarias el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora; el 24 de marzo; el 1° de Mayo; las concentraciones contra el ataque a la cultura; contra la ley Bases y los vetos; los paros de maestros, trabajadores de la salud (¡Garrahan!) en todo el país frente a la miseria salarial; la lucha contra los despidos y por salario en gremios industriales –Sutna, por ejemplo-, en Aerolíneas, en Afip; movilizaciones y acampes piqueteros como el de hace unos días en La Matanza; solo una lista somera que muestra las tendencias a la lucha que anidan entre los trabajadores. Todo ello a pesar de la persistente parálisis a que somete a los sindicatos la burocracia, lo cual coloca la tarea de expulsarla de las organizaciones obreras como una necesidad de primer orden.
 El de Milei es un gobierno de los capitalistas cuyas consecuencias tendrán efectos devastadores sobre el presente y el futuro del pueblo argentino. El retroceso que está provocando su política de miseria salarial en la salud y en la educación –sobre todo la universitaria- ya se percibe en la renuncia de destacados profesionales formados que abandonan sus puestos en busca de mejores oportunidades. Lo mismo sucederá en el abandono de la obra pública que terminará en una crisis habitacional sin precedentes, en el hundimiento del sistema de transporte y en la infraestructura de servicios. Todo ello es un acicate para impulsar la irrupción popular en la situación.
 A Milei y su gobierno hay que derrotarlos, es la única salida al calvario que hoy vive el pueblo, hay que enfrentarlo con la lucha independiente de los trabajadores, ganando las calles por las reivindicaciones en la perspectiva de la huelga general; es decir, en abierta oposición al rumbo que pretenden imponer el peronismo y la burocracia de los sindicatos. Con ese objetivo planteamos la necesidad de que el 20 de diciembre haya una gran movilización obrera y popular en todo el país de oposición a Milei, y que ponga en la agenda el programa y las necesidades de los trabajadores. 
 La vida de los argentinos es incompatible con Milei. ¡Fuera Milei! 

 Eduardo Salas

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