Los mercados saludaron el triunfo del liberfacho con el aumento de las acciones, y la remarcación de los precios, sobre todo de la canasta básica hasta un 50%, dando un nuevo empuje a la inflación, que fue facilitado por medidas del derrotado Massa como el desdoblamiento cambiario y una devaluación encubierta.
Milei “dejó” hacer para concentrarse en la esencia de lo que propone como salida a la crisis del país: un shock, que recaerá enteramente sobre las espaldas de los trabajadores, para producir un ajuste fiscal de proporciones que va desde la supresión de la obra pública-que quedaría a cargo del sector privado, una experiencia ya fallida– (además ya empiezan a haber despidos en la construcción como el caso de Vaca Muerta); privatizaciones como la de Aerolíneas, YPF -cuya dirección entregó a un hombre de Techint-, medios de comunicación, etc.-, el recorte del gasto en personal, que puede traer aparejados despidos y cese de contratos; entre otras medidas.
Un aspecto central del shock es la cuestión jubilatoria, considerada como el gasto principal del Estado cuando el 65% de los jubilados están en la mínima y los fondos se han conformado centralmente con el aporte de los trabajadores. La designación del cordobés Giordano al frente de la Anses confirma que se propone ir a fondo en la reforma previsional. Giordano es un hombre de la Mediterránea cuyo currículum es el de un depredador del 82%, y del ataque a los jubilados cordobeses que dependen de la Caja de Jubilaciones de la provincia.
La organización del futuro gabinete ha abierto una crisis, la falta de una estructura propia ha llevado a Milei a lotear su futuro gabinete en acuerdo con Macri -y también el aporte de Schiaretti. Los nombres en danza parecen un revival del gobierno de Cambiemos que fracasó,; empezando por quien sería ministro de Economía, el fugador serial de capitales Luis Caputo; la represora Bullrich en Seguridad -que tendrá su correlato represivo en CABA con Wolff-, entre otros personajes.
Las idas y vueltas en los nombres de quienes integrarán el gabinete, que llevó a una crisis en La Libertad Avanza, revelan los problemas que enfrenta el intento de Milei-Macri, cuya prueba va a ser definida en el terreno de la crisis económica y la lucha de clases. Por empezar, mucha movida indica un nivel de improvisación.
A preparar la lucha
En el editorial de esta semana hemos establecido las primeras impresiones e hipótesis. Pero hay algo indudable: vienen a cumplir el mandato -en el cual sí la clase capitalista tiene un acuerdo- de ir a fondo en hacerle pagar a los trabajadores la crisis. No será un camino allanado. Todo lo contrario.
Por empezar ya ha habido respuestas que tienen en común la decisión de ir a la lucha, y algunas ya han ganado la calle como el plenario piquetero del pasado jueves, o la movilización a Plaza de Mayo ese mismo día para acompañar la ronda y los reclamos del movimiento de derechos humanos, contra la impunidad de ayer y de hoy.
También gremios especialmente afectados por las medidas anunciadas se han puesto en movimiento: es el caso de estatales y del SiPreBa (prensa).
La burocracia sindical ha sacado declaraciones, sin mostrar ninguna disposición a intervenir, es el caso de la CGT y del Suteba. Por último son quienes han dejado pasar sin chistar el derrumbe que provocó el gobierno del Frente de Todos.
Esta semana además ha sido de una fuerte lucha acompañando al pueblo palestino, en el medio de la tregua. La derrota del intento por parte del sionismo argentino a través de la Daia de suspender el recital de Rogers Waters ha sido una victoria de la lucha contra el genocidio.
A deliberar y actuar. Buen domingo.
Eduardo Salas
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