Mauricio Macri sigue sangrando por la herida que le causaron aquellas “toneladas de piedras” arrojadas en la rebelión popular del 14 y el 18 de diciembre de 2017 que frustró los planes de reforma laboral, signando el ocaso de su gobierno. Ahora, llama a los jóvenes que votaron por Javier Milei a constituir una fuerza de choque contra los trabajadores que salgan a luchar de aquí en adelante.
En una entrevista con Joaquín Morales Solá, Macri lanzó la siguiente amenaza dirigida a quienes se levanten contra el próximo gobierno: “Hoy hay un mandato popular muy profundo y encima liderado por los jóvenes. Los jóvenes no se van a quedar en casa cuando estos señores empiecen a tirar toneladas de piedra, los jóvenes van a ir defender su oportunidad. Los ‘orcos’ van a tener que medir muy bien si quieren salir a la calle a hacer desmanes”.
Si bien se relame con la idea de que la juventud conforme una suerte de “Liga Patriótica” destinada a atacar las eventuales huelgas, los cierto es que esa pretensión, por el momento, se reduce a una expresión de deseo. Macri hace una lectura errónea del resultado electoral al afirmar que “ahora hay un señor que ha dicho ‘yo vengo con una motosierra’ y tuvo una cantidad de votos infernales”, como si los votantes de La Libertad Avanza suscribieran a todo el programa económico de Milei y le hubieran dado un cheque en blanco para impulsar sus políticas antipopulares.
Por el contrario, el triunfo de Milei se debe más a un hastío de la población frente al fracaso del gobierno peronista que a un respaldo incondicional a sus planteos. En ese sentido, lo más probable es que los jóvenes que se inclinaron por votar a Milei en esta oportunidad, le retiren ese apoyo que transitoriamente le dieron cuando el próximo presidente comience a avanzar contra sus condiciones de vida.
Posiblemente, esa juventud, a la que Macri le presagia un rol absolutamente reaccionario en la próxima etapa, sea incluso la que gane las calles apenas la gestión de Milei empiece a defraudar sus expectativas de terminar con la pobreza y la inflación. Promesas de campaña que rápidamente se encargará de romper.
Mención aparte merece la expresión del expresidente refiriéndose despectivamente a los trabajadores que reclaman por sus derechos como “orcos”. Con esa descalificación, exhibe todo su odio de clase y el rencor que le genera haber tenido que archivar la reforma laboral bajo su mandato debido a que el movimiento obrero copó la Plaza Congreso aquel diciembre.
Son tantas sus ansias de aplastar a la clase trabajadora que ve constituido un movimiento fascista donde todavía no lo hay. A su vez, al aludir a las “toneladas de piedras” está confesando un profundo temor, que es el mismo que recorre a toda la clase capitalista: la convicción de que se avecinan fuertes ataques a las masas a sabiendas de que, como dijo Perón alguna vez, “cuando los pueblos agotan su paciencia hacen tronar el escarmiento”.
Ahora bien, más allá de la imprudencia de Macri, el hecho de que gran parte de la juventud haya canalizado su descontento votando a Milei muestra que es más importante que nunca la tarea de construir una alternativa política revolucionaria, de superación del peronismo en decadencia, que gane a las capas juveniles a la perspectiva del socialismo.
Debemos esforzarnos en demostrarles a los más jóvenes, sumidos en la miseria y la falta de porvenir, que es abrazando el programa de la clase obrera la única vía posible para concretar sus aspiraciones. Es necesario desenmascarar la demagogia de Milei y convencer a los pibes de que para transformar la realidad hay que luchar contra el capitalismo y sus agentes. Queremos que depositen, como diría Trotsky, “la audacia propia de su corta edad” en la pelea por derribar un sistema de explotación -que destruye su presente y su futuro- y no en secundar a falsos profetas.
Sofía Hart
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