domingo, 5 de julio de 2020

Lanús: el Hospital Evita al borde del colapso



Denuncian más de 20 contagios entre los trabajadores como consecuencia de la falta de personal y las malas condiciones laborales.

La situación que atraviesa el sistema de salud en Lanús en general y en particular la del Hospital Evita es dramática. La crisis sanitaria por la pandemia impacta sobre un hospital que arrastra problemas crónicos de falta de presupuesto a raíz del ajuste en regla contra la salud pública que vienen sosteniendo los distintos gobiernos. Así, el mantenimiento edilicio, los insumos y la contratación de personal son prácticamente inexistentes.
La irrupción del Covid-19 puso todos estos problemas aún más de manifiesto. Trabajadores del hospital denuncian un cuadro de desorganización y desinformación por parte de la dirección a la hora de enfrentar esta crisis. También denuncian la falta de espacio para mantener distancia, la falta de elementos de higiene y protección personal en la cantidad y calidad necesaria y una sobrecarga de trabajo, lo que ha llevado a que se produzcan más de 20 contagios entre el personal, en particular entre los enfermeros.
La dirección del hospital y las autoridades provinciales no dan cuenta del estado real por el que atraviesan los trabajadores del hospital y la verdadera cantidad de contagios. Por el contrario, se ufanan de haber equipado al sistema público de salud, política en la que el Ejecutivo municipal, a cargo de Néstor Grindetti y el gobierno provincial de Axel Kicillof coinciden. Sin embargo, el hospital, de acuerdo a lo que comunican los trabajadores, cuenta solo con 8 camas de terapia intensiva para atender pacientes infectados graves y las mismas no cuentan con los insumos ni el personal calificado suficiente. Los faltantes incluirían ítems elementales como alcohol, cofias, guías para sueros y botas. Los vecinos del distrito que manifiestan síntomas de Covid-19 deben trasladarse hasta el hospital para hacerse el test, en lugar de mantenerse aislados en sus casas y siendo hisopados allí, con el riesgo para el personal que ello supone.
Esta situación es consecuencia directa de la falta sistemática de presupuesto a la que se ve sometida la salud pública. Pero en particular, a la política adoptada por los gobiernos nacional, provincial y municipal en relación a la pandemia. Al mismo tiempo que liberalizaron el funcionamiento de sectores económicos no esenciales, destinaron la mayor parte de los recursos a financiar empresas y al pago de la deuda externa, en lugar de destinarlo a equipar el sistema de salud. Mientras, la mayor parte de las camas e insumos permanecen bajo la órbita de la salud privada.
Opongamos a esta política una intervención decidida por parte de los trabajadores para ir por el presupuesto y todas las reivindicaciones necesarias para que no paguemos esta crisis con nuestra salud y nuestras condiciones de vida.

Leandro Morgan

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