Analizar el problema de los partidos, construcción de partido, y la necesidad de la existencia de un partido de vanguardia es apuntar a las particularidades de una revolución socialista (o si acaso no le gusta la palabra «revolución», una transformación socialista de una sociedad burguesa). La revolución socialista será la primera revolución en la historia de la humanidad, que intente cambiar la sociedad en una forma consciente y de acuerdo a un plan. Este no entrará en detalles específicos, puesto que esto dependerá de las condiciones concretas y la infraestructura cambiante de la sociedad. Pero por lo menos estará basado sobre el plan de cómo es una sociedad sin clases, y cómo alcanzar la. Es también la primera revolución en la historia, que necesita un alto nivel de actividad y de la propia organización de toda la población explotada, es decir, la gran mayoría de los hombres y mujeres de la sociedad. Sobre estas dos características claves de una revolución socialista, uno puede sacar una serie de conclusiones.
-Una revolución socialista no puede ocurrir espontáneamente-. No se puede lograr una revolución socialista sin realmente querer lograrla. -Tampoco se puede lograr una revolución socialista comandada desde arriba, ordenada desde arriba por un líder o grupo de lideres todo poderosos. Uno necesita ambos ingredientes en una revolución socialista: el más alto nivel de conciencia posible, y el mas alto nivel de organización y actividad de los segmentos más amplios de la población. Todos los problemas de la relación entre la organización de vanguardia y las masas se originan de esta contradicción básica.
Si miramos el mundo real, el verdadero desarrollo en la sociedad burguesa en los últimos ciento cincuenta años (más o menos de los orígenes del moderno movimiento de obreros), veremos nuevamente esta contradicción. Esto ayuda a solucionar una de las mayores disputas acerca de la clase obrera y el movimiento obrero, el cual ha continuado desde hace mucho tiempo, y está en el centro del debate político hoy en día. ¿Es la clase obrera un instrumento para un cambio revolucionario?. ¿Está la clase obrera integrada a la sociedad burguesa?. ¿Cuál ha sido su rol en los últimos 150 años?. ¿Qué nos dice el balance de la historia sobre estas preguntas?.
La única conclusión que se puede sacar desde el movimiento histórico real, es que, día a día, lo que Lenin llamó Conciencia Sindicalista domina a la clase obrera. Yo llamaría a esto «Conciencia de clases elementaria de la clase obrera». Esto no lleva a algo permanente día tras día de revuelta contra el capitalismo, pero es absolutamente necesario y esencial -como lo enfatizo Marx numerosas veces-, que un revuelo anticapitalista de los trabajadores ocurra alguna vez. Si los trabajadores no luchan por mejores sueldos, por una menor jornada de trabajo, por sus problemas económicos de todos los días, ellos llegaran a ser esclavos desmoralizados. Con esclavos desmoralizados no se podrá adquirir un solidaridad de clases elemental, y mucho menos hacer una revolución socialista. Entonces ellos tienen que luchar por sus demandas inmediatas, pero la lucha por estos no los lleva automáticamente y espontáneamente a cuestionar la existencia de la sociedad burguesa.
El otro lado de la historia también es cierto. Periódicamente, los trabajadores se revelan en contra de la sociedad burguesa pero no de a quinientos, ni miles, sino millones de personas. Después de todo, la historia del siglo XX es la historia de las revoluciones sociales. Cualquiera que lo niegue debe leer nuevamente los libros de historia o los diarios, ya que desde 1917 (y en cierto sentido, desde 1905) casi ningún año ha pasado sin que haya habido una revolución en alguna parte del mundo, en la que los trabajadores participaran activamente. Es verdad que no siempre constituyeron la mayoría de los combatientes revolucionarios, pero esto está cambiando ya que la clase obrera ha llegado a ser la mayoría de la sociedad en casi todos los países del mundo. Entonces periódicamente, los trabajadores si se revelan contra la sociedad burguesa, como lo demuestran las estadísticas desde los años 60 en Europa, donde hubo durante 1960-61 un verdadero desafío en contra el estado capitalista en Bélgica, en 1968 en Francia, en 1968-69 en Italia, en 1974-75 en Portugal, parcialmente en España en 1975-76. Y lo que ocurría en Polonia en 1980-81, si bien no era un revuelo contra el capitalismo, ciertamente fue un desafío para el socialismo. Este es entonces, una visión completamente distinta desde una clase obrera pasiva, integrada, burgesificada. Mas de 45 millones de trabajadores han participado activamente en estas luchas.
Las conclusiones que se pueden sacar de estas características es que hay un desigual desarrollo de actividades y de la conciencia de clase en la clase obrera. Los trabajadores no hacen huelga todos los días, ellos no pueden hacerlo por la manera en que funciona la economía capitalista. La manera que ellos tienen de vivir es vendiendo su fuerza de trabajo, y entonces pensar en huelgas se hace imposible, ellos se morirían de hambre si estas se hicieran todos los días, y ciertamente no pueden hacer la revolución todos los días, todos los años, o aun cada 5 años por razones Económicas, Sociales, Culturales, Políticas, y Psicológicas, las cuales no tengo tiempo para descifrar. Así hay un desarrollo cíclico de la militancia de clase y de la actividad de clase cual esta parcialmente determinada por una lógica interior. Si uno lucha por muchos años y esa lucha termina con una grave derrota, entonces no empezaras a luchar al mismo nivel, o a un nivel más alto, que el año antes de la derrota. Tomará tiempo recuperarse, lo que podrían ser diez, quince o veinte años. Lo opuesto también es verdad, si uno lucha muchos años y alcanza el éxito, incluso un mediano éxito, tu momentum te da ánimo para luchar abarcando más, y a un nivel más alto. Así nosotros tenemos este movimiento cíclico en la historia de la lucha de clase internacional, el que podríamos detallar. Muy relacionado con el desarrollo desigual de la militancia de clases, un desarrollo desigual de conciencias de clase, no es necesariamente una función mecánica de el primero. Uno puede tener un alto nivel de actividad de clase con un nivel relativamente bajo de conciencia de clase. Y lo opuesto también es cierto. Puedes tener un nivel relativamente alto de conciencia de clase pero con un bajo nivel de militancia de clase. Estamos hablando de conciencia de clase en un sentido amplio de millones en personas, y no de pequeños estratos de vanguardia.
Saliendo de estas básicas discusiones conceptuales, podemos concluir la necesidad de la formación de una vanguardia inmediatamente. Se necesita una organización de vanguardia para superar los peligros potenciales creados por el desarrollo desigual de la militancia de clase y de la conciencia de clase. Si los trabajadores estuvieran todo el tiempo en un estado de máxima militancia y conciencia, no habría necesidad de existir una organización de vanguardia. Desgraciadamente este estado es imposible bajo el capitalismo. Entonces se necesita un grupo de personas que encarnen permanentemente un alto nivel de actividad, militancia, y conciencia de clases. Después de cada ola de elevación de la lucha de clases y crecimiento de la conciencia de clases, cuando esta actividad de las masas comienza a decrecer, el nivel de conciencia cae a un nivel más bajo, y la actividad cae casi hasta cero. La primera función de la organización de vanguardia es mantener la continuidad teórica, programatica, política, y organizacional, adquiridas durante la fase previa de alta actividad y de conciencia. Esto sirve como una permanente memoria de la clase y del movimiento trabajador, memoria que está codificadá, de una manera u otra, en un programa con el cual se puede educar a la nueva generación, y entonces no necesita empezar desde abajo en su concreta intervención en la lucha de clase. La primera función entonces, es asegurar la continuidad de la lección sacada de la acumulación de la experiencia histórica, porque esto es un programa socialista: la suma total de las lecciones sacadas de todas las experiencias verdaderas de luchas de clases, verdaderas revoluciones, y verdaderas contrarrevoluciones en los últimos ciento cincuenta años. Pocas personas son capases de soportar esto, y nadie, es capaz de soportarlo solo. Se necesita una organización y dado la naturaleza mundial de esa experiencia, se necesita tanto una organización nacional, como una organización global, que pueda analizar esa totalidad de experiencia histórica y corriente de lucha de clases y revolución, y enriquecerlo con nuevas lecciones provenientes de nuevas revoluciones, para hacer está más y más adecuado a las necesidades de la lucha de clases y revoluciones que están ocurriendo en este mismo instante.
Hay una segunda dimensión, la dimensión organizacional, que no es tan solo organizacional, sino también política. Aquí llegamos a la famosa cuestión de la Centralización. El Marxismo Revolucionario lucha por el centralismo democrático. Pero la palabra centralismo no debe ser tomada en el primer lugar desde un punto de vista organizacional, y de ninguna manera es necesariamente administrativa. Es político. ¿Qué significa Centralismo? Significa la centralización de experiencia, de conocimiento, de conclusiones sacadas de la militancia. Aquí nuevamente, se ve un tremendo peligro para la clase obrera y el movimiento trabajador, si no hay tal centralismo de experiencias (este es el peligro de la sectorializacion y la fragmentación), a nadie se le permite sacar conclusiones adecuadas para la acción.
Si tenemos militantes mujeres envueltas solamente en las luchas feministas, a los jóvenes solamente en luchas de la juventud, a los estudiantes solamente en luchas estudiantiles, a los trabajadores cesantes en luchas propias, si los militantes políticos están solamente en campañas electorales o en la publicación de un periódico, y si cada uno opera en forma separado de cada otro, ellos operan solamente en base a experiencias limitadas y fragmentadas y por lo tanto no pueden sacar conclusiones correctas desde su propia experiencia. Ellos tienen experiencias fragmentadas, luchas fragmentadas, y la conciencia parcialmente fragmentada. Solo ven una parte de la realidad. Por lo tanto, las conclusiones que sacaran, se puede decir con anticipación que serán equivocadas, al menos en parte. Ellos no pueden tener un punto de vista correcta amplia de la realidad, ya que ven solamente una parte fragmentada de esta.
Lo mismo es verdad, naturalmente, desde un punto de vista internacional. Si uno solo se concentra en Europa Oriental, solo tendría una vista parcial del mundo verdadero. Si uno se concentra solo en países subdesarrollados, semicoloniales, dependientes, uno tendría un punto de vista parcial de la realidad. Si uno se concentra en los países imperialistas, también tendrá una visión parcial. Solo si uno junta la experiencia de las luchas concretas, conducidas por las masas reales en los tres sectores del mundo (también conocidas como los tres sectores de la revolución mundial) entonces tendríamos una vista amplia y correcta del mundo. Esta es la ventaja de la Cuarta Internacional, porque es una organización internacional, el cual tiene camaradas luchando y no solo analizando teóricamente, en estos tres sectores de la revolución mundial. Es producto de la centralización elemental de las experiencias concretas de lucha en una escala mundial, mas un programa histórico verdadero.
De eso trata la centralización. Significa que, no diría los mejores, ya que seria una exageración, pero buenos luchadores en los sindicatos, buenos luchadores entre los trabajadores y cesantes, buenos luchadores entre mujeres, jóvenes, y estudiantes, buenos antiimperialistas, buenos luchadores de cada uno de los tres sectores del mundo, se reúnen para centralizar sus experiencias para poder comparar las lecciones de sus luchas a escala nacional e internacional. Esto permite sacar conclusiones relevantes, examinar y reexaminar en una forma critica, cada etapa su programa y línea política, a luz de las lecciones que se pueden sacar de estas experiencias, de manera de tener una vista amplia de la sociedad, del mundo, de su dinámica, y de nuestras aspiraciones socialistas y de como llegar a ella. Esto es lo que llamamos un programa acertado, una estrategia correcta, y una táctica correcta. Dado el desarrollo disparejo de la conciencia de clase y los niveles disparejos y discontinuos de actividad de clase, esto no puede ser hecho por las masas en su totalidad. Creer lo contrario seria una utopía.
Esto solo pueden lograrlo aquellas personas que dicen ser los más activos de una forma más permanente, y continua que otras personas. Esta es la única cualidad que dicen tener, pero es una cualidad que solo el tiempo puede demostrar. Todas aquellas personas que no poseen esa cualidad también lo demuestran en la práctica ya que cesa su actividad política. Sin embargo aquellos que si tienen esa cualidad, continúan luchando aun cuando las masas periódicamente dejan de luchar, continúan desarrollando su conciencia de clase, continúan elaborando políticas y teorías y constantemente intentan intervenir continuamente en la sociedad. Cualquiera que se contrapone a este derecho, se contrapone al más elemental derecho humano. Este «mérito» sin importar que tan limitado, aporta una serie de cualidades concretas y practicas, los cuales constituyen la base para la justificación de una organización de vanguardia.
Tal como he dicho, existe una verdadera contradicción entre la organización de vanguardia y las masas. Existe una verdadera tensión dialéctica, si es que se le puede llamar así, a la que debemos enfrentarnos. Primero que todo, utilizo las palabras «Organizaciones de Vanguardia», y no «Partidos de Vanguardia». Esta es una diferencia conceptual que enfatizo. Yo no creo en los partidos que sé autoproclaman. No creo en cincuenta o cien personas parados en la plaza, pegándose el pecho y gritando «nosotros somos el partido de vanguardia». A lo mejor ellos están en su propia conciencia, pero si el resto de la sociedad no les importa nada, pueden estar mucho tiempo gritando en la plaza, sin tener resultado alguno en la vida practica, o peor aun, ellos intentaran imponer sus convicciones sobre las masas mediante la violencia. Una organización de vanguardia es algo permanente. Un partido de vanguardia tiene que ser construido, a través de un proceso largo. Una de las características de su existencia es que un partido llega a ser reconocido como de vanguardia por al menos una minoría substancial de la clase misma. No se puede tener un partido de vanguardia que no tiene seguidores en la clase.
Una organización de vanguardia se transforma en partido cuando una minoría substancial de la clase verdadera, de los trabajadores, jóvenes revolucionarios, mujeres revolucionarias, etc., lo reconocen como su partido de vanguardia (o sea lo sigue en sus acciones). Que sean diez, o quince porciento, esto no importa, pero debe ser un sector verdadero de la sociedad. Si esto no existe, entonces no tienes un partido de verdad, sólo tienes una semilla para un futuro partido. Qué le ocurrirá a esta semilla será demostrado por la historia. Permanece entonces una pregunta abierta, no contestada aún por la historia. ¿Se necesita una lucha permanente para transformar esa organización de vanguardia en un partido revolucionario de vanguardia verdadero, con sus raíces en la clase, presente en las luchas de la clase obrera, y aceptada por al menos una fracción verdadera de la clase?.
Aquí tenemos que introducir un nuevo concepto. Dijimos antes que la clase no está permanentemente activa, ni a un nivel permanentemente alto de conciencia de clase. Ahora debo introducir una distinción. La masa de la clase no es homogénea, no solo porque hay individuos pertenecientes a distintos grupos políticos, en distintos niveles de conciencia, bajo influencias de diferentes ideologías burguesas, sino que hay también una diferenciación ocurriendo dentro de su estructura masiva. Hay un proceso de diferenciación social y político que esta ocurriendo continuamente dentro de la clase obrera verdadera. Hay una destilación masa-vanguardia ocurriendo en la clase obrera durante ciertos períodos. Lenin escribió mucho sobre esto; Trotsky escribió mucho sobre el; Rosa Luxemburgo también escribió mucho sobre ello. Las personas quienes tienen la ambición de ser activos constructores de la organización revolucionaria, como yo, pueden darle nombres, direcciones, y números telefónicos de estos trabajadores de vanguardia en sus propios países. No es una pregunta misteriosa. Es un problema práctico. ¿Quiénes son estos trabajadores de vanguardia en Bélgica, Francia, Italia, Portugal, España, Alemania occidental? Son aquellos que dirigen las huelgas, quienes organizan la oposición militante en los sindicatos, quienes están preparando luchas masivas, diferenciándose de el aparato burocrático tradicional.
La diferenciación es tanto social como política, aunque uno puede discutir el peso exacto de cada elemento, y esto cambia en cada situación. Pero los estratos son de verdad. Las dimensiones de los estratos son distintas en diferentes períodos. La «Obleute Revolucionaria» como son conocidos en Alemania, los sindicatos y las grandes fabricas de Berlín que estaban dirigiendo la revolución de Noviembre 1918 y construyendo el Partido Socialista Independiente, posteriormente se unieron al Partido Comunista, cuando la izquierda del Partido Socialista Independiente se fusiono al Partido Comunista en el Congreso de Halle, eran un estrato concreto de la sociedad Alemana, no sólo en Berlín, también en zonas industriales del país. Todos los conocían, no eran una cantidad desconocida. Eran decenas de miles de personas. Si miramos a la vanguardia de la clase obrera quince años mas tarde, alrededor de 1930-33, este estrato había disminuido fuertemente en número pero aún existía.
Si estudiamos Rusia, veremos lo mismo. En 1905, todos conocían a estas personas. Eran aquellos que estaban liderando las huelgas, las luchas de clase contra el zar. En su mayoría estaban por fuera de la Social Democracia antes de 1905, tendieron a acercarse a la Social Democracia durante la revolución de 1905-06, y nuevamente se separo parcialmente del partido (tanto Mencheviques como Bolcheviques) en el período de reacción. Ellos entraron nuevamente a la política y crecieron masivamente en 1912, y especialmente con el comienzo de la revolución de Febrero de 1917, la mayoría fueron absorbidos por el partido Bolchevique en Abril de 1917, después de que el partido Bolchevique tomo una línea clara de «Todo Poder para los Soviet», o sea, la dictadura del proletariado.
Uno puede discutir si los Bolcheviques se convirtieron en un partido de vanguardia, en el verdadero sentido de la palabra, en 1912-13, o solo en 1917. Debería decir que fue en 1912-13, o si no hubiese sido muy difícil para ellos crecer tan rápido como lo hicieron en la primavera de 1917. Pero es tan sólo un punto de análisis histórico. La verdadera noción es que la fusión en la vida real, entre este estrato vanguardista de la clase obrera, los verdaderos lideres de verdaderas luchas de trabajadores a nivel de fabricas y de vecindarios, de luchas de las mujeres, de luchas de jóvenes, y la organización de vanguardia política. Cuando la fusión ha ocurrido, por lo menos en parte, tienes un verdadero partido de vanguardia, reconocido como tal por una minoría significativa de la clase. Entonces es probable se haga mayoría solo durante la crisis de la revolución misma, con la condición que sigue una línea política correcta. Si no hay fusión, solo tienes la semilla para un futuro partido de vanguardia, tienes una organización de vanguardia, la cual es una pre-condición para la fusión en una etapa posterior.
Esto se convierte en la tercera dimensión: la propia organización de la clase. La que pasa por distintos formas en distintas estados de la lucha de clase. Las organizaciones en si, más elementales son los sindicatos. Después tienes en los mismos partidos políticos diferentes niveles de conciencia, partidos laboristas burguéses, partidos laboristas independientes y partidos revolucionarios de trabajadores. Sólo bajo condiciones de crisis revolucionaria tenemos los mas altos niveles de organización como proprio son los tipos soviéticos de organización, los comités de trabajadores, comités de la gente, llámalos como quieras, los comités populares. ¿Por qué digo mas alto? porque ellos engloban a la gran mayoría de los trabajadores que por lo general, bajo condiciones que no son las de revolución, no encontramos participando ni en sindicato, y tampoco en partidos políticos. Organizaciones directas a través de organizaciones propias de la clase, como los comités de los trabajadores, es la forma mas alta, no porque yo tenga una predilección teórica, ni ideológica, o sentimental por ello—las cuales tengo–pero por una razón objetiva y simple: ellos organizan un porcentaje mucho mas alto de los trabajadores y las masas explotadas. Bajo condiciones normales, como no son restringidas por aparatos burocráticos y de liderazgo, deben organizar entre un 90 y un 95% de las masas explotadas, lo cual nunca encontrarás en un sindicato o un partido político. Por lo que ellos son la forma más alta de autoorganizacion.
Incluso, no hay en lo absoluto contradicción entre organizaciones separadas de militantes revolucionarios de vanguardia y su participación en organizaciones de masa de la clase obrera. Al contrario, la historia generalmente confirma que entre mas consciente y mejor organizando como organizaciones de vanguardia se sea, lo más constructivamente se trabaja en la organización de masas de la clase obrera. Esto significa que se deben evitar los apuntalamiento teóricos de sectarismo, que tienes que respetar la democracia de los trabajadores, la democracia socialista, a los soviet o comités de los trabajadores, a los comités populares, en una forma muy acabada y meticulosa. Dicho esto no hay contradicción alguna. De nuevo, el único derecho que se te concede dentro de los sindicatos, dentro de los partidos de masa, dentro de los soviet, es de ser más dedicado, más energético, más valiente, más lucido, un más apasionado constructor de sindicatos, de partidos de masa, de soviet, defensor de los intereses de la clase obrera; sin atribuirse a uno mismo algún privilegio especial hacia su prójimo trabajador, excepto el derecho de intentar convencerlo.
Nuestra postura por la democracia de la clase obrera, por democracia socialista, por el pluralismo socialista esta basado en un entendimiento programático en el que no hay contradicciones entre los intereses de los comunistas, los militantes de vanguardia, la clase obrera, y el movimiento laborista en su totalidad. No hay condiciones en las cuales subordinamos los intereses de la clase como un todo a los intereses de alguna secta, alguna capilla, alguna organización separada. No creemos que el programa Marxista, que encarnece la continuidad de la experiencia de la actual lucha de clases y las revoluciones verdaderas de los últimos ciento cincuenta años, sea un libro cerrado. Si crees eso, entonces el mejor marxista revolucionario sería un loro que lee de memoria, o esperar la respuesta después de ingresar todos los datos a la computadora. Para nosotros, el Marxismo está siempre abierto porque siempre hay experiencias nuevas, nuevos hechos, incluyendo hechos del pasado, que deben ser incorporados en el cuerpo del socialismo científico. El Marxismo siempre está abierto, siempre crítico, siempre autocrítico.
No es por accidente que cuando Marx fue llamado para contestar la pregunta en un juego de salón «¿Cual es tu vida dictum mas importante?» el contesto, «De omnibus est dubitandum» («debes dudar de todo»). Esta es la actitud opuesta que se le atribuye generalmente a Marx, que construía una nueva religión sin Dios. El espíritu de dudar todo y cuestionar todo lo que has dicho es muy contrario a una religión o un dogma.
Los marxistas creen que no hay una verdad eterna, y no hay personas que saben todo. La segunda estarza de nuestro himno, comienza con las palabras maravillosas, en francés:
Il n’y a pas de sauveur suprème
Ni dieu, ni César, ni tribun,
Producteur sauvons — nous nous mêmes
Decrétons le salut commun
(Sólo la masa entera de los productores se pueden emancipar. No hay Dios, Ni Cesar, ni tribuna (secretario general, comité central, etc.) quien puede sustituir los esfuerzos colectivos de la clase. Es por eso que intentamos simultáneamente de construir organizaciones de vanguardia y organizaciones de masa).
No se puede engañar a la clase obrera o llevarla a hacer algo que no quieren hacer. Tienes que convencer a la clase obrera. Tienes que ayudar a la clase obrera a entender colectivamente y masivamente la necesidad de una transformación socialista de la sociedad, de una revolución socialista. Esta es la relación diléctica entre el partido de vanguardia y la propia organización masiva de la clase obrera. Y es por eso, que para nosotros, el pluralismo socialista, el debate, aun cuando toma un camino poco saludable e infeliz de faccionalismo y altercados, que molestan a todo militante serio (yo simpatizo completamente con ellos ya que por lo general es una perdida de tiempo), es un precio que se debe pagar para mantener ese proceso de autocrítica. Ya que nadie tiene la verdad absoluta, si cada situación es examinada y reexaminada en una forma critica con referencia a nuevos experiencias de lucha de clases y de nuevas revoluciones, entonces la crítica es necesaria, se necesitan confrontaciones de nuevas propuestas, se necesitan nuevas variantes. No es simplemente un lujo para poder ser sincero a una forma abstracta de democracia de los trabajadores. ¡NO!. Es una precondición absolutamente esencial para poder hacer victoriosa una revolución, la que llevará a una sociedad sin clases.
La revolución no es un objetivo en si. Revolución es un instrumento, tal como un partido es un instrumento. El objetivo e construir una sociedad sin clases. Todo lo que hacemos, hasta las cosas de corto plazo, como liderar a las masas en sus luchas cotidianas, nunca debe ser hecho de tal manera que se oponga básicamente con el objetivo a largo plazo, el cual es el objetivo de la auto emancipación de la clase obrera, la auto emancipación de los explotados, construyendo una sociedad sin clases, sin explotación, sin opresión, sin violencia entre hombres y mujeres. Democracia socialista no es un lujo, sino un absoluto, necesario para derrocar al capitalismo y construir el socialismo.
Permítame darle dos ejemplos.
-Hoy entendemos los aspectos funcionales de la democracia socialista en la sociedad post-capitalista (la sociedades de Europa oriental, Unión Soviética, China, Vietnam, y Cuba). Sin democracia pluralista no se pueden encontrar las soluciones correctas para los problemas básicos de la planificación socialista. Ningún partido puede sustituir la masa del pueblo, para determinar que quiere la masa del pueblo como prioridades en la forma de consumo, la división entre el fondo de consumo y el fondo de inversión, entre consumos individuales y colectivos, entre el fondo productivo de consumo y el fondo improductivo de consumo, entre el fondo productivo e improductivo de inversión, etc. Nadie puede lograr eso. Otra vez, creer lo contrario seria utópico.
Si la masa de la gente no acepta tu elección de prioridades, ningún poder en la tierra, ni siquiera el terror mas grande de Stalin puede obligar a las masas a hacer la única cosa clave que se necesita para construir el socialismo: Tener una participación creativa, constructiva, convencida, en el proceso productivo. Hay una forma de oposición que la burocracia ha logrado en destruir. Se hace mas y mas grande: la oposición que se expresa en un desinterés acerca de lo que ocurre con la producción. Conoces el chiste famoso que cuentan en Alemania Oriental: <
Democracia socialista no es un lujo y no tiene porque ser limitado a los países industrializados más avanzados. Es cierto para China, y de Vietnam. Es la única manera de corregir rápidamente los efectos desastrosos de una política errada. Sin pluralismo, sin un debate publico amplio, sin oposición legal, podría demorar 15 años, o 20, o incluso 30 años en corregirse. Hemos visto en la historia el precio terrible que tiene que pagar la clase obrera cuando se demora tanto en corregir un error. Los errores en si son inevitables. Como dijo el compañero Lenin, «la verdadera clave para un revolucionario no es que nunca comete errores, sino que como los corrige». Sin democracia interna en el partido, sin el derecho a la demostración, sin la prohibición de facciones, sin debate publico libre, hay grandes obstáculos para corregir los errores, y se pagara un precio grande por esto. Por lo tanto, estamos en favor del derecho, de diferentes tendencias, de democracia interna plena, y de la no-prohibición de facciones o partidos.
Yo no digo el derecho a facciones, porque es una formulación falsa. Facciones son un signo de enfermedad en el partido. En un partido sano no hay facciones. Un partido sano desde el punto de vista de la línea política, y el régimen interno del partido. Pero el derecho a no ser expulsado del partido, si creas una facción, es un mal menor al ser expulsado y sofocar la vida interna del partido a través de debates internos excesivamente prohibidos.
No es una pregunta fácil, especialmente para un partido del proletariado. Cuanto mayor el numero de organizaciones revolucionarias de vanguardia con sus raíces en la clase obrera, menor el numero de estudiantes, y otros miembros no-proletariados (no digo que es malo tener estudiantes o intelectuales; se necesitan, pero no deben ser una mayoría en una organización de vanguardia). Cuanto mayor el número de trabajadores en tu organización, mejor estaras implantado en la clase obrera, y mayores probabilidades de cruzarse con los problemas concretos de la clase. Dentro de este marco debe ponerse la naturaleza funcional de la organización de vanguardia para la lucha de clases, para lograr la revolución y para construir el socialismo. Uno nunca debe olvidar que hay estrictamente una interrelacion dialéctica los tres. O si no, nos desviamos del camino y no cumplimos el rol histórico que queremos cumplir: ayudar a las masas, los explotados y los oprimidos del mundo, construir una sociedad sin clase, una federación mundial socialista.
Ernest Mandel
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