miércoles, 15 de julio de 2020

La moratoria de Mauricio y los Fernández

Cuando el gobierno anunció la moratoria impositiva y previsional, incluidas las deudas de las grandes empresas con Afip y con Anses, todo indicaba que el proyecto sería aprobado por JxC y los seguidores de Lavagna. Ritondo se había apresurado a elogiar la iniciativa oficial. El entendimiento era comprensible: la pandemia y la cuarentena servían a un gran negociado a favor de los monopolios.
Pero el “consenso” sufrió un traspié cuando el macrismo salió a agitar que el proyecto es un traje a medida para Cristóbal López y su grupo empresario. Ello, porque incluye a los juegos de azar y al impuesto a los combustibles, los mayores negocios del empresario K. Lo mismo ocurre cuando habilita el beneficio para las empresas en quiebra, como ocurre con Oil Combustibles, del mismo López.
Como en una película de Al Capone, el FdT replica que el proyecto beneficia también a grandes evasores del macrismo, como Daniel Angelici, otro zar del juego; a Nicolás Caputo e incluso a Gianfranco Macri, el hermano del ex presidente. En esta lista, también ingresaría el Correo Argentino y, según el oficialismo, la aceitera Vicentin. La moratoria, en ese caso, estaría facilitando una ´salida concursal´ a la que hace un par de semanas daban por “expropiada”.
Angelici es también uno de los operadores judiciales y de los “servicios” del ´espionaje M´. Si esto se puede hacer con las deudas, ¿porqué no hacerlo en el plano judicial, con una amnistía para macristas y kirchneristas? Ya ocurrió con Techint y CFK, absueltos por las coimas denunciadas en los ‘cuadernos’. Ocurre que, no obstante Cristóbal o Gianfranco, el gran capital quiere la moratoria, cueste lo que cueste. A medida que los costos ocasionados por la pandemia suben, los impuestos retenidos por las patronales y las deudas de los grandes grupos sufren un gran descuento nacional, popular y republicano. Lo prueba el congelamiento sin fecha de las paritarias. El Partido Obrero (T) rechaza las moratorias y descuentos de cualquier tipo a las patronales, que deben quedar reservadas los productores familiares, el personal médico y los trabajadores. Gran parte del dinero que los capitales deben a la Afip y a Anses, quienes se acojan a la moratoria lo destinarán al pago de deuda con los bancos.

Rescate inviable

La moratoria impositiva y previsional se lleva puesto el impuesto ‘a la riqueza’, que si llega al Congreso saldrá de allí trasquilado. El gobierno promete, además, un blanqueo de capitales, o sea el dinero fugado bajo y por el macrismo. Pero para eso necesitará antes un tratado de paz con los fondos internacionales y un acuerdo con el FMI. Esto tampoco significa que los forajidos retornen, sino sólo que ‘exterioricen’ el dinero, aunque siga afuera. Lo más grave es que la moratoria previsional da por hecha la ‘reforma previsional”, que significa una movilidad decreciente de las jubilaciones frente a la inflación y un aumento de la edad jubilatoria. La moratoria oficial sancionará un golpe letal a los recursos del Anses.
El indulto impositivo y previsional es ajeno a la “reactivación económica” que se invoca para justificarlo, simplemente porque ella depende de la recuperación de la economía internacional, cuyo pronóstico indica una caída del comercio mundial, guerras comerciales y financieras, quiebras de medianas y grandes compañías, y también de las finanzas públicas.
En definitiva, el arreglo de la deuda externa y la moratoria son la prenda de unidad de macristas y kirchneristas – y, como todo el mundo sabe, cuando hay dinero para usurpar y repartir, las grietas se comprimen. El capital hace su negocio e intenta una política, al menos a corto plazo. Los trabajadores tenemos el desafío de unirnos como clase, políticamente, para terminar con este régimen de saqueo y establecer un gobierno de trabajadores.

Marcelo Ramal
14/07/2020

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