miércoles, 29 de julio de 2020

¿Por qué no cayó todavía Sergio Berni?



Renunció su jefe de Gabinete, Mario Baudry.

Los choques de Sergio Berni con el gobierno nacional y la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, y sobre todo el impacto político que provocó la desaparición forzada de Facundo Castro a manos de la Bonaerense, van poniendo al ministro de Seguridad de Axel Kicillof contra las cuerdas. En este contexto, el miércoles 29 se conoció la renuncia del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense, Mario Baudry, sindicado como un hombre de confianza de Berni, que ya días atrás había protestado por las “operaciones de prensa” de asesores del presidente.
Días atrás fue Hebe de Bonafini -la misma que supo fotografiarse abrazada al genocida César Milani- quien comparó a Berni con la ultramacrista Patricia Bullrich por su reivindicación de la doctrina Chocobar y de los “justicieros” por mano propia. Para atizar el fuego, y como parte de su raid mediático, Sergio Berni acusó a funcionarios de Alberto Fernández de “operar” en su contra para forzar la renuncia o su desplazamiento del gabinete provincial.
El “affaire Berni” es un capítulo más general de la crisis política en curso en la alianza del gobierno peronista. Mientras los medios de prensa especulaban acerca del futuro político de Berni, destacando que el propio Alberto Fernández había pedido su cabeza como ministro, el movimiento popular puso en marcha su propia campaña, independiente y en la calle, para que Berni se vaya ya.
La lucha por la aparición con vida de Facundo Castro está indisolublemente ligada al “Fuera Berni” y al desmantelamiento de la “maldita policía” responsable de su secuestro. A los pronunciamientos de las organizaciones estudiantiles, sindicales, políticas y de derechos humanos se sumaron las concentraciones convocadas por el Polo Obrero, el Frente de Lucha Piquetero y el Plenario Nacional del Sindicalismo Combativo. Este jueves 30 el Partido Obrero se movilizará en la Capital Federal y en La Plata junto con Memoria, Verdad y Justicia y la Multisectorial por los Derechos Humanos. La consigna “Aparición con Vida de Facundo Castro”, unida a “El Estado es responsable, Fuera Berni”, da cuenta de la responsabilidad política que le cabe a Kicillof por haber ratificado la continuidad del derechista ministro de Seguridad.

Mario Baundry, mano derecha de Berni

Berni no es un francotirador desbocado o marginal de la política. Por el contrario, proviene del riñón de la camarilla kirchnerista y acompaña a los Kirchner desde los primeros tiempos de la gobernación santacruceña. Su ascenso político y como funcionario estuvo íntimamente ligado a esta familia y a sus negocios en la provincia patagónica. En esta línea, llega a la cartera bonaerense por expresa indicación de Cristina Fernández, y con el antecedentes de su paso por la Secretaría de Seguridad Nacional -donde se hizo conocido por sus desembarcos en la Panamericana y en las manifestaciones del movimiento piquetero para comandar la represión de los trabajadores. Desde su asunción en la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni se presentó como un “camarada más de la Bonaerense”, ratificando la defensa incondicional y corporativa de la “maldita policía” que por su peso, volumen y despliegue territorial de 90.000 efectivos es el “principal ejército” del país.
En esta fuerza represiva se apoya Berni para disputar un lugar predominante en el gabinete como alter ego de Kicillof; y para escalar la confrontación con el gobierno de Alberto Fernández actuando como punta de lanza y alfil del kirchnerismo. Para reforzar al aparato de la Bonaerense y a cuenta del gobernador, Berni puso bajo su comando a las policías comunales desplazando a los intendentes del PJ, en una disputa que incluye la pelea por el control de las comisarías y de las cajas de recaudación paralelas en los distritos. Las provocaciones de Berni no son hechos aislados, nacen de su jefa política CFK y se tejen puertas adentro de la gobernación con Kicillof.
La “revalorización” de la alianza de gobierno con la Bonaerense corre pareja a la profundización de la crisis social, sanitaria y económica en el distrito estratégico donde gobierna el kirchnerismo. Por eso se le encomendó al ministro de Seguridad encabezar el cerco y la saturación policial de los barrios populares. El sostenimiento de Berni es el de un cuerpo armado cuya función es reprimir las protestas populares. El rechazo de las direcciones burocráticas de las gremiales Suteba (docentes) y ATE (estatales) a pronunciarse y movilizarse para que se vaya el ministro represor, argumentando que su presencia en el gabinete provincial garantiza poner en caja a la “maldita policía”, es simplemente una impostura y una enorme capitulación. La estructura de la Bonaerense es inseparable de la corrupción de todas las cúpulas policiales hasta el presente, de los vínculos con el narcotráfico, secuestros extorsivos y el delito organizado, de las tareas de inteligencia que lleva adelante la policía de la provincia de Buenos Aires para todo tipo de ilícitos de las grandes bandas, y de las provocaciones y represiones contra los trabajadores al servicio de las patronales, punteros y aparatos políticos del régimen.
Si Berni cae como consecuencia de la movilización de la juventud y los trabajadores, en conjunción con el desarrollo de la crisis política, estaremos en mejores condiciones para avanzar en la lucha por el desmantelamiento de la Bonaerense. En este camino inscribimos la campaña por un Plenario Nacional contra la Represión para unir todas las luchas contra el gatillo fácil, y la represión policial y estatal. ¡Fuera Berni!

Daniel Rapanelli

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