Después de casi 150 días de aislamiento, el lunes que viene deberá comenzar la novena etapa de la cuarentena, en medio de un pico de contagios de aproximadamente 6.000 casos diarios. Aún no hay certezas sobre cómo se implementará y, principalmente, si se continuará con una estrategia común entre la Ciudad y el Gran Buenos Aires, los distritos más afectados.
Kicillof-Larreta
La reunión entre Kicillof, Larreta y sus ministros dejó expuesta una posible grieta en el futuro manejo del aislamiento. Los funcionarios porteños expresaron con claridad su intención de avanzar en el plan de apertura gradual presentado hace semanas atrás. Apuntan a reabrir los comercios en áreas de alta circulación, bibliotecas (sin permanencia), deportes individuales al aire libre e instituciones como clubes, aunque sin el uso de las áreas comunes.
Mientras tanto, el Ministro bonaerense Gollán, se declaró en alerta ante una posible "saturación" del sistema sanitario. Dijo que, de continuar con la tendencia actual en el número de contagios y enfermos graves en la provincia, el 15 de agosto podría llegarse al colapso sanitario. A pesar de ello, la postura bonaerense fue la de sostener la apertura, pero "con cautela". No figura en la agenda ni la restricción ni el control sanitario de la gran industria del distrito, donde los obreros contagiados se cuentan de a decenas.
Telón de fondo
Más allá de las alertas verbales que expone el gobierno de Kicillof, la apertura económica impulsada por el larretismo y avalada por Alberto Fernández sigue curso pese al aumento de contagios. Rodríguez Larreta va ¨optimista¨, y marca el compás de la política sanitaria en todo el AMBA, en la línea de convivir con la pandemia que, en países como Estados Unidos o Brasil, se sigue cobrando miles de muertos.
El abordaje de la pandemia, de todos modos, está sirviendo de excusa para ventilar una crisis política al interior del “trío” que cogobernó la pandemia. En esa agenda de crisis, se filtra la renegociación de la deuda, la reforma judicial y la agudización del conflicto social, de la mano de una mayor pauperización de las mayorías laboriosas.
En una entrevista radial, Pichetto, representante del ala de la oposición que busca torcer el “dialoguismo” de Larreta, calificó a Gollán como el “Doctor muerte”, llamando a poner “en marcha la rueda de la economía” en oposición a “la declinación y catástrofe económica". Pichetto finge ignorar los efectos catastróficos y paralizantes de la pandemia en las grandes fábricas y comercios (Coto), muchos de ellos obligados a cerrar, no por la cuarentena, sino por el reguero de contagios. Pero las preocupaciones de Pichetto son otras: “abrir la economía” en CABA puede ser una bandera para reagrupar a la oposición derechista, a la cual Macri ya logró abroquelar contra la reforma judicial. La vida de los trabajadores, en definitiva, es un campo de maniobras dentro de las disputas de los partidos del régimen. Como nunca, está planteada la necesidad de un programa y una lucha por protocolos redactados por los trabajadores, incorporación de personal sanitario y todas las reivindicaciones pendientes.
Ana Belinco
30/07/2020
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