viernes, 3 de julio de 2020

Con 33 casos positivos, Felfort sigue produciendo y culpa a sus empleados

Los trabajadores reclaman, como ya lo hicieran desde los primeros casos, el cierre total de la fábrica.

Como ya se veía venir, los casos positivos de coronavirus entre los empleados de la planta de Felfort en el barrio porteño de Almagro, dieron un salto exponencial: en los últimos nueve días, pasaron de 5 a 33.
Ya ante el registro de los primeros contagios, los trabajadores habían parado y reclamado el cierre preventivo de la fábrica, testeos para todo el personal, atención médica y la sanitización de la planta. Por el contrario, la patronal cerró solo por tres días y de manera parcial (únicamente el sector de producción, manteniendo en actividad los de reparto y administración). Y se afanan en seguir trabajando, incluso con esta constatación de que se ha expandido el virus. Ni siquiera se redujo el ritmo de producción y de hecho, la empresa ha abierto búsquedas laborales para suplir a los empleados licenciados.
Las únicas y limitadas medidas sanitarias que se han tomado fueron producto del insistente reclamo de los obreros. Hay sectores, como el que produce los “paragüitas” de chocolate, que son habitaciones de 8 x 8 metros en los que se concentran más de 20 operarios. Los trabajadores denuncian además que también han contraído el virus familiares de los compañeros afectados.
En este cuadro, la empresa busca responsabilizar a los trabajadores por los contagios, arguyendo que la causa sería la falta de distanciamiento en el sector de comedor.
Los contagios anunciados de Felfort son una muestra más de que, tras los anuncios del gobierno de “volver a la fase 1” de la cuarentena, se encubre la continuidad de la actividad en sectores no esenciales como la producción de golosinas y sin ningún tipo de garantía sanitaria para los trabajadores.
Es necesario el cierre total de la fábrica, de mínima, hasta que se garantice que se ha cortado la cadena de contagios y que, cuando corresponda retomar la actividad, se establezca un protocolo de funcionamiento y producción bajo control de un comité de seguridad e higiene de los trabajadores con poder de paralización.
Cada día es más clara la necesidad de un control popular de la cuarentena.

Tomás Eps y Flor C

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