jueves, 9 de enero de 2014
Claudio Katz: “La economía desde la izquierda”
“La economía argentina transita por un peligroso desfiladero”, afirma Claudio Katz en la ponencia presentada el 30 de noviembre en el taller organizado por el EDI. El economista explica los por qué de esta aseveración, al tiempo que asegura que “hay gran receptividad para propuestas de toda la izquierda”. El punto de partida, destaca, “es la oposición frontal al ajuste encubierto que promueve la oposición derechista y al ajuste dosificado que intenta el oficialismo”.
“La economía argentina transita por un peligroso desfiladero de alta inflación, demanda de dólares, desplome de reservas y déficit fiscal solventado con emisión”. Así inicia el economista Claudio Katz su ponencia, ejes que irá desarrollando en la primera parte de su trabajo.
Respecto al dólar, subraya que “el control fue introducido en forma tardía y es manejado con total arbitrariedad. En lugar de penalizar a los especuladores, los funcionarios toleran la apropiación bancaria de los dólares y luego se desesperan por la desaparición de esos billetes”. Por otra parte, señala que el déficit fiscal se aproxima al 3% del PBI y que “el gobierno ensayará una reducción moderada de este bache hasta el fin de su mandato”. En este sentido, el economista prevé podas en los subsidios al transporte y la energía que encarecerán los servicios y se pregunta: “(los funcionarios) afirmarán que el ajuste es equitativo, puesto que excluye a los beneficiarios de planes sociales. ¿Pero acaso el grueso de la población trabajadora constituye un sector privilegiado?”
El problema más acuciante de la economía es para Katz la inflación. Plantea que los economistas K la presentan como resultado de la ‘puja distributiva’, sin embargo “omiten que los empresarios y los asalariados no participan en igualdad de condiciones en esa disputa. Los capitalistas aumentan primero los precios y los trabajadores deben atenuar posteriormente ese impacto. Esta inequidad se reforzará con la tendencia a inducir un techo de los salarios en la negociación de un Pacto Social”.
Finalizado un primer paneo de la situación actual, el economista titula “Explicaciones y fantasías” al siguiente punto. Allí hace referencias a distintos argumentos sostenidos, por un lado, por kirchneristas y, por otro, por neoliberales. Así, podemos citar: “Muchos kirchneristas suelen atribuir los desajustes en curso a la crisis mundial”, pero, sostiene Katz, “para atribuir los desequilibrios de la economía argentina al temblor externo hay que olvidarse de los precios récord de la soja”. Otro ejemplo: “Toda la oposición derechista augura una lluvia de dólares cuando se ‘recupere la confianza en un buen gobierno’. No dicen quién embolsará esas divisas y cuánto costará su repago. Este ensueño de divisas a cambio de nada, es muy semejante a la promesa de erradicar la inflación con un acto de magia, cuando se normalice el INDEC. Auguran el automático declive de los precios por el simple sinceramiento de las estadísticas”. Entonces, para Katz, “el oficialismo y sus críticos derechistas no ofrecen explicaciones consistentes de la crisis actual”.
Puntualmente, de la gestión kirchnerista, asevera que “se ha puesto de relieve los límites de un intento neo-desarrollista. Este ensayo introdujo cambios en la política económica, en los equilibrios entre las clases dominantes y en las modalidades de la regulación estatal, pero terminó generando inflación, tensión cambiaria y déficit fiscal. Una vez alcanzados los techos de la recuperación salarial, se afianzó la desigualdad social y la inserción internacional del país como exportador de soja”. A esto, Katz suma que el kirchnerismo “también apostó al comportamiento productivo de la burguesía, olvidando los reflejos que ha desarrollado este sector para fugar capitales, remarcar precios y desinvertir”.
A continuación, Katz desarrolla dos puntos más. En el primero se refiere al extractivismo. Cita así el acuerdo con Chevron para extraer el crudo obtenido con productos químicos contaminantes mediante fracking; la minería a cielo abierto, con más de 70 empresas instaladas bajo la gestión K; y al cultivo de la soja, que se expande podando bosques y fumigando superficies con agro-tóxicos.
El otro punto es una interrogante: “¿Reindustrialización?”. Frente al cual, Katz reseña: “Los economistas del kirchnerismo reconocen la continuada gravitación de la agro-exportación, pero afirman que la reindustrialización ha sido el dato descollante de la última década (…) Esta caracterización se basa en una repetida comparación con la depresión del 2001. Como pocas economías padecieron un colapso tan agudo, resulta muy sencillo demostrar la inédita envergadura de la recuperación fabril”. A lo que agrega: “repuestos los niveles tradicionales de producción y empleo, quedó también reinstalada la misma estructura industrial dependiente y vulnerable del pasado”.
Frente a este escenario y ya desde una perspectiva desde el papel de la izquierda, el economista expresa que “el importante avance logrado por una parte de la izquierda en las últimas elecciones incorpora un nuevo elemento al escenario económico. Ese sector tendrá un inédito espacio para actuar en el parlamento, las legislaturas provinciales y los medios de comunicación”. Asimismo expresa que “el nuevo contexto involucra también a otras vertientes radicalizadas que participan en los sindicatos y movimientos sociales, en un momento de viraje en la conciencia popular. Hay gran receptividad para propuestas de toda la izquierda”.
El punto de partida, prosigue Katz, “es la oposición frontal al ajuste encubierto que promueve la oposición derechista y al ajuste dosificado que intenta el oficialismo”. Es por ello que llama a defender el salario real, reclamar su ajuste al nivel de la canasta familiar y batallar por la revisión de los convenios colectivos.
Además, propone la fiscalización de costos y ganancias para desactivar el espiral inflacionario, suspender los pagos de la deuda e investigar los múltiples canjes y llevar a cabo una reforma impositiva progresiva. “Hay incontables propuestas para gravar la renta financiera o agro-exportadora, el juego y las actividades minero-extractivas. Existen también detallados proyectos para reintroducir los aportes patronales en la previsión social”, destaca.
Katz también habla de “introducir el monopolio estatal del comercio exterior”, así “comenzaría a socializarse la gestión del subsuelo y se remodelaría la producción agropecuaria. La prioridad es frenar la expansión de la frontera sojera para diversificar actividades”.
También señala la constitución de un sistema financiero que permita canalizar el crédito hacia las actividades prioritarias y, a nivel energético, afirma que el petróleo y el gas son recursos que debe manejar la nación.
Finalmente, concluye en que “un proyecto productivo implica llevar a cabo lo prometido y nunca realizado por los economistas K. Su principal desacierto ha sido apostar a la renovación del capitalismo, en lugar de bregar por la erradicación de este sistema. Aquí estriba en última instancia la principal diferencia con la izquierda, que promueve desarrollar la economía junto a una reducción simultánea de la desigualdad social. Como estas dos metas son inalcanzables bajo el capitalismo, un futuro de prosperidad y justicia exige bregar por la transición socialista”.
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